Presidente y Vicepresidente electos de Estados Unidos comienzan nueva era. Foto: Sitio web del equipo de campaña de Biden.

De la redación

Todo pareciera indicar que se cumple el viejo dicho popular de “Se sacó el tigre en la rifa”, en referencia a la forma como recoge el país la nueva administración tras el desastre que deja como legado el gobierno que se retira. Desde este mediodía Joe Biden y Kamala Harris asumen las riendas de esta nación y ocupan la Casa Blanca, con un país sumido en una crisis caracterizada como “La Tormenta Perfecta” y localizada en 4 flancos.

Los 4 flancos de esta ‘madre de todas las crisis’  que hereda la administració entrante de Joe Biden y Kamala Harris se resumen así: la crisis de salud, con más de 400 mil decesos y 24.3 millones de casos de Covid-19; la peor crisis económica en casi 100 años, o desde la Gran Depresión, con el mayor desempleo y buena parte de la actividad económica al borde de la bancarrota (muchos negocios han desaparecido ya, tal vez para siempre); la crisis de la justicia racial que data de por lo menos los años ’60 (del siglo pasado); y la crisis del cambio climático, una innegable realidad que amenazas cada vez más y con mayor peligro a la humanidad y al planeta.

Sin embargo para Joe Biden, que en unas horas será plenamente el presidente 46 de Estados Unidos en una de sus épocas más conflictivas durante casi 245 años, esta ‘tormenta perfecta’ que hereda puede convertirse en una coyuntura de oportunidad, según ha dicho el propio mandatario entrante.

Por si fuera poco, el presidente electo, Joe Biden tomará el timón de una nación profundamente dividida. Todos recordarán el asedio al que fue sometido el Congreso hace dos semanas, con una insurrección de oscuras fuerzas dominadas por milicias de terroristas domésticos que datan de un viejo movimiento Nativista, como dijo en su oportunidad el profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, la UCLA, David Hayes-Bautista en este espacio informativo. O sea, nacionalistas blancos de viejo cuño que infiltraron a la masa sediciosa e insurrecinista que tomó por asalto al Capitolio, y por extensión simbólica al país.

Un breve segmento de la crónica de las más recientes actividades del presidente entrante es la de Jonathan Lemire, de Prensa Asociada (AP): “Horas antes de su toma de posesión, Biden se detuvo en lo que podría haber sido su entrada triunfal a Washington (D.C), para marcar en cambio la tragedia del coronavirus nacional… Y en el Lincoln Memorial, Biden declaró anoche que ‘para sanar, debemos recordar’, y llamó a la nación a lamentar el duelo colectivo por todos los estadunidenses perdidos…”, en una ceremonia donde estuvo acompañado por la nueva y primera mujer –de color- en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos, Kamala Harris.

Ahí, en el Paseo Nacional se iluminaron frente al Capitolio 4 mil luces que representan cada una de ellas a cien mil muertes por coronavirus, bajo la ausencia de medidas para contener el avance del Covid, que no tomó el presidente que hoy por fin deja la Casa Blanca. Y además, en ese mismo Paseo Nacional se desplegaron miles de banderas de  los 50 estados del país, por todas las personas que no pudieron asistir a la inauguración o toma de posesión de la administración entrante dada las condiciones de la pandemia. Actualmente el número de estas víctimas mortales del Covid-19 se acerca al de los estadunidenses muertos en la Segunda Guerra Mundial.

La historia vuelve a trazar paralelos en este rubro. Por ejemplo, cuando asumió el mando en 1861 para liderar una nación que se desgastaba en una guerra civil, Abraham Lincoln enfrentó una situación similar a la actual; o Franklin Delano Roosevelt, cuando juró durante las profundidades de la Gran Depresión en 1933, dice AP .

“Pero las presidencias de Lincoln y Roosevelt también son un modelo de las formas en que los líderes estadunidenses han convertido las crisis en oportunidades, empujando a la gente más allá de las divisiones partidistas o fuerzas ideológicas que pueden detener el progreso”.

Como publicamos ayer en estas páginas, las órdenes ejecutivas del primer día se dirigen a las áreas de más alta prioridad. Una serie de acciones ejecutivas que buscan revertir –entre otras- las órdenes de su predecesor sobre inmigración, cambio climático y manejo de la pandemia.

La ceremonia de inauguración se llevará a cabo en la capital del país, ante la posibilidad de nevas amenazas externas, como las de las turbas de nacionalistas blancos el 6 de enero. El Servicio Secreto de Estados Unidos está a cargo del evento y dice estar preparado.

Se espera que Biden pronuncie un discurso hoy miércoles por la noche en el Lincoln Memorial, lo que resulta una elección simbólica y paralela a un período histórico de la sociedad estadunidense profundamente dividida.

El presidente Joe Bien será juramentado por el Juez en jefe de la Suprema Corte de Justicia, John Roberts, y la vicepresidenta, Kamala Harris por la única jueza latina del máximo tribunal, Sonia Sotomayor.

La pareja presidencial que hoy se reteria no estará presente en la inauguración de la nueva administración, ni tampoco en la Casa Blanca para dar la bienvenida a los nuevos inquilinos, como marcan la tradición y los buenos modales■