“Es una crisis humanitaria que requiere una respuesta con métodos y tratamientos del sistema de salud pública que tenemos en este país. Necesitamos que las comunidades especialmente afroamericana, latina e indígenas tengan más acceso a tratamiento”.
Marco Vinicio González
La adicción y el abuso de opioides se ha convertido en Estados Unidos en una epidemia que pone en riesgo la salud pública, la producción económica y la seguridad nacional. En los últimos años, más de un millón de personas han muerto por sobredosis de drogas en este país, la mayoría por los opioides, una clase de droga derivada de la planta de adormidera.
Dichos opioides están divididos en dos grandes categorías: los medicamentos fabricados legalmente y los narcóticos ilícitos. Entre estos últimos el fentanilo se ha convertido en la causa principal de muerte por sobredosis, precedido de las muertes por calmantes para el dolor y la depresión recetados abundantemente por doctores y de fácil acceso en la farmacia.
Línea Abierta abordó el tema de la crisis del fentanilo, cuyo aumento y fácil acceso para el usuario ha cobrado muchas vidas, “especialmente entre las personas en pobreza, sin seguro de salud o encarceladas”, dice la introducción del prgrama, conducido por Gerardo Guzmán.
Legisladores de todo el país debaten en el enfoque para atacar el problema. Por un lado, si con un enfoque punitivo, imponiendo penas más severas al consumidor de fentanilo, o por el otro, invertir fuertemente en un enfoque centrado en la salud pública, señala Guzmán
–¿Cómo frenar la crisis de sobredosis de opioides? -pregunta.
Jeannette Zanipatin, Directora de la Oficina Estatal de Asuntos Federales, de la Drug Policy Alliance en Los Ángeles, California, dijo en Línea Abierta que además de que los opioides recetados tienen efectos medicinales, lo que estamos viendo ahorita en el mercado ilícito de las drogas es consecuencia de la Guerra contra las Drogas”.
Agrega que los cárteles de las drogas han encontrado una manera fácil y más barata de introducir estas drogas desde el exterior. “Y a consecuencia ahora ya tenemos el fentanilo, que está presente en el mercado ilícito, aquí en los Estados Unidos”.
Las muertes por sobredosis de fentanilo cobran pues una dimensión trágica, dice Guzmán. El fentanilo está sustituyendo a los otros opioides, toda una batería de medicamentos analgésicos y antidepresivos, cuyo consumo tiende a la baja, como resultado del aumento de regulaciones que el estado comenzó a ejercer con enjundia.
Pero lejos de acabar con la epidemia, continúa Guzmán, todo esto no ha ayudado a prevenir las muertes, sino que se han incrementado. Y además, nuevos medicamentos opioides más potentes se han introducido al mercado de las drogas.
–¿Qué está pasando en la industria con estos nuevos medicamentos que pueden ser peligrosos para la salud? -pregunta Guzmán.
“Ahorita lo que estamos viendo es la infiltración de una nueva droga, Valosine… es básicamente un tranquilizador también para animales, mayormente usados por veterinarios, y está ya en el mercado ilícito en los Estados Unidos…. Y a consecuencia de esta droga estamos viendo no solamente más sobredosis sino también que muchas personas están teniendo diferentes síntomas”.
Y enfrentarse a síntomas muy diversos del fentanilo aumentan el riesgo de no saber interpretar las sobredosis… “Tenemos que crear un antídoto, para que poder combatir esa nueva droga”, afirma Zanipatin.
La respuesta del Estado a este agudo problema está siendo punitiva, lo que está comlicando más el problema, en lugar de atacar el asunto como un tema de salud pública, dice Guzmán.
–¿Cuál es la postura de la Alianza de Políticas de las Drogas, respecto a cómo se debía abordar este problema de adicción a las drogas?
“Tenemos que responder teniendo en mente un problema con la salud pública. Es una crisis humanitaria que requiere una respuesta con métodos y tratamientos del sistema de salud pública que tenemos en este país. Necesitamos que las comunidades especialmente afroamericana, latina e indígenas tengan más acceso a tratamiento… que se sobrepongan al estigma… y es que muchas veces no saben a dónde ir a pedir ayuda”.
La referida alianza busca las maneras de “abrir el acceso a las personas de menos ingresos, que tal vez no tienen seguro médico, y obviamente a la comunidad indocumentada, para que puedan tener acceso a tratamientos que puedan mejorar la situación sobre el uso de las sustancias, para reducir el número de personas que están muriendo de sobredosis”.
La experta apunta a la necesidad de tener mejore programas de educación, “especialmente para los jóvenes… es algo natural en este país, querer experimentar, pero tenemos que tener educación basada en la ciencia y la evidencia, para que los jóvenes sepan qué es exactamente lo que hay en el mercado ilícito de las drogas, y cuáles son las intervenciones disponibles para prevenir o reducir el número de sobredosis”.
Zanipatin señala además que no ha habido inversión del sistema de salud en atención médica para las comunidades afectadas por la pandemia, sobre todo aquellas donde vive gente de bajos ingresos.
Hay intereses económicos detrás del costo de los medicamentos, o sea la industria farmacéutica, inquiere Guzmán.
–¿Cómo se puede sumar a la industria farmacéutica para que colabore en la solución de este problema?
“Tenemos que negociar con esta industria para tener más acceso a medicamentos que pueden ayudar a batallar contra la adicción, para revertir una sobredosis… necesitamos que bajen los precios de estas drogas para que tengan acceso las comunidades que realmente necesitan el acceso en este momento en este país”.