«Necesitamos ayuda para desarrollar nuevas variedades de cultivos, que puedan aguantar más el cambio climático, menos agua y más calor».

Aunque tiene hasta septiembre de este año para expirar la vigencia temporal de la Ley del Campo, que el Congreso actualiza cada 5 años, la aprobación de su presupuesto es de gran interés par los trabajadores agrícolas y los granjeros. Por los seguros de cosecha, los entrenamientos de trabajadores y ese tipo de cosas. Hay un gran porcentaje para el programa nacional alimentario, Snap, para combatir el hambre en la población de bajos recursos, antes conocido como Cupones de Alimentos o Food Stamps. Est4e año enfrenta una férrea oposición de los republicanos.

El Farm Bill o Ley del Campo es un apoyo bipartidista que hasta hace poco buscaba en las negociaciones del Congreso proteger los llamados “programas huérfanos”, y aprobar una ley que garantice mayor transparencia y rendición de cuentas a fin de sumar votos para el paquete legislativo, antes de que les gane el ciclo electoral. Además de la férrea oposición de la derecha intransigente republicana en el Congreso, la Ley del Campo tiene poco interés incluso para los propios demócratas, dijo en Línea Abierta José López Zamorano, veterano periodista de la fuente política y corresponsal nuestro servicio en Washington, DC.

Samuel Orozco, director de Noticias de Radio Bilingüe y conductor titular de Línea Abierta, platicó con Zamorano sobre los beneficios que trae esta ley para agricultores y ganaderos, y también para programas como el SNAP, que beneficia a 42 millones de personas pobres en Estados Unidos; o para proyectos de combate la crisis climática. Es también una red de seguridad social a la que se opone intransigentemente la derecha republicana del Congreso.

La Ley del Campo da a las familias de bajos recursos acceso a alimentos saludables (6 millones de personas de familias latinas). Pero el proyecto de ley enfrenta la oposición en el Congreso, de la parte republicana intransigente y derechista.

Para Zamorano, “Los conservadores están buscando desmantelar las provisiones de la Ley del Campo relacionadas con el calentamiento global, y con agricultores que han sido afectados por esta crisis. En California, por ejemplo, un millón de acres de tierra va a quedarse ociosa este ciclo de siembra simplemente porque no va a haber agua para ser cultivada; algo que conduciría a desabasto de alimentos y a desempleo en el sector agrícola. Quieren evitar que esos fondos se canalicen al cambio climático. Si se renueva, va a ser una de las leyes más costosas de la historia, 1.5 trillones de dólares”.

Por si no fuera suficiente, tampoco la Ley del Campo parece importarles mucho a los propios demócratas. Pero es muy importante, para los trabajadores agrícolas y agricultores va un 20 por ciento del presupuesto de la Ley del Campo; y el 80% es para el programa alimentario, Snap, y ayuda al desarrollo rural.

La perspectiva de los agricultores la presenta aquí Joe del Bosque Jr., propietario de la empresa Del Bosque Farms, en la localidad de Fireball, Valle Central de California.

“Nosotros apoyamos esos programas de la Ley del Campo, porque benefician a nuestros trabajadores”.

La severa sequía viene de un 2023 muy lluvioso y abundante en nieve, dice Del Bosque, “pero es difícil conservar esa abundancia”, y se pierde. Y “este año nada más nos van a dar el 35% del agua que necesitamos”.

La pelea, dice Samuel Orozco, director de Noticias de Radio Bilingüe y conductor titular de Línea Abierta, es que “los demócratas piden más fondos para apoyar la Ley de Conservación de la Agricultura, conocida también como la Ley del Campo, y piden apoyo para los programas de nutrición”.

Mientras que los republicanos en cambio pugnan porque en lugar de que el dinero para los agricultores se tome del Farm Bill o Ley del Campo, quisieran que éste se tomara de la Ley de Reducción de la Inflación, IRA, y que los fondos de la Ley del Campo sirvan más bien para subsidiar ciertos cultivos, con alto consumo de agua.