Los indígenas americanos tienen el índice más alto de diabetes entre todos los grupos de población de Estados Unidos. En diversos centros comunitarios y de salud indígena se busca combatir esta enfermedad y curar a la comunidad, cultivando hierbas tradicionales y verduras frescas; cocinando con viejas recetas de los antepasados, y enseñando y practicando danza tradicional. Aunque es un reto vivir sano en medio de las ciudades, con poco acceso a comida orgánica, este es un reto que ha decidido enfrentar la Casa de la Amistad Entre Tribus en Oakland, California. Nuestra reportera Zaidee Stavely visitó la Casa de la Amistad y nos entrega este reportaje.
En el estacionamiento de la Casa de la Amistad Entre Tribus, la abuela navajo, Maggie John enseña los cultivos que ha sembrado: maíz, tomate, frijoles, chiles, calabaza, romero, yerbabuena, salvia….
John:
“And that’s our tobacco plants. They are getting really big. The tobacco we use it when we have special ceremonies, that is when we use it”
(Y esas son nuestras plantas de tabaco. Ya están muy altas. El tabaco lo usamos cuando tenemos ceremonias especiales)
En una mesa, el sobrino de Maggie quita las hojas a ramas de lavanda y verbena de limón, que se usará para hacer té. En una esquina Shirley Guevara riega los tomates.
“It’s important to the community because that’s how Indian people started out, growing their own food and being part of the earth. Now living and working in the city, you’re lucky to have a garden in planter boxes”
(Es importante para la comunidad porque así comenzó la gente indígena, con su propios jardines, cultivando su propia comida, y siendo parte de la tierra. Ahora, al vivir y trabajar en la ciudad, tienes suerte si tienes un jardín en macetas)
Guevara sabe de primera mano lo difícil que es comer saludable en la ciudad. Hace unos meses su doctora le dijo que tenía la presión alta. En vez de tomar medicamentos, Guevara quiso cambiar su vida: hacer ejercicio y comer más saludable.
Guevara:
“So I did that. But it’s expensive. Instead of shortening or lard or bacon grease, I had to use clarified butter. That’s like ¡7 or 8 dollars!”
(Así que lo hice. Pero es caro. Es caro ir a la tienda naturista. En vez de usar manteca o grasa de tocino, tuve que usar mantequilla clarificada. Para un envase chiquito, son como ¡7 u 8 dólares!)
La alta presión, los problemas de corazón y la diabetes son más comunes entre los indígenas americanos. Y mueren por la diabetes tres veces más a menudo que la población en general.
“La diabetes es el resultado de esta colonización. El gobierno les quitó las tierras y los recursos, y les dio harina, y aceite y azúcar”, dice Nicola Wagenberg.
Wagenberg trabaja con la organización Conservación Cultural. Dice que desde hace unos 15 o 20 años va creciendo un movimiento en Estados Unidos por volver a los cultivos y las recetas de los antepasados. Los Tohono O´odham, en Arizona cultivan un frijol cargado de proteínas, e indígenas de Nueva Orleans hacen sopa de gumbo con carne de cocodrilo.
En la Casa de la Amistad no se puede usar ni sal, ni azucar, ni refresco. Para las cenas y los almuerzos comunitarios se hacen ensaladas con las verduras frescas del jardín. Maggie John asa los chiles para hacer salsa. En un invernadero guarda las semillas.
John:
“This is Indian corn. We dry them, then in the Springtime, in May, we plant all this corn again”
(Este es maíz indígena. Lo secamos, y en la primavera, en mayo, sembramos todo este maíz de nuevo. Y también tenemos frijoles)
Pero no son las únicas semillas que se cuidan en esta casa. Aquí también se cultivan las semillas de la cultura.
Se escucha música…
Cada jueves en la noche, niños y hombres adultos se reúnen alrededor de un tambor grande, donde aprenden a tocar con Michael Bellinger. El maestro dice que el tambor es parte integral del programa de salud, tanto física como espiritual:
“The drum is the heartbeat. A lot of languages and ways have been taken away by the government. This brings all of our tribes together, born and raised here in Oakland. So all nations, all different tribes, but that drum brings us together. And you’ll see later, everybody dances to that stuff”
(El tambor es el latido del corazón. El gobierno nos ha quitado muchos idiomas y costumbres. Aqui se reúnen todas nuestras tribus. Nacidos y criados aquí, en Oakland; así que de todas las naciones, todas las diferentes tribus, pero ese tambor nos une. Y como verás después, hace que todo mundo baile)
Música…
Después de una cena, comienza la danza comunitaria. Bailan hombres y mujeres alrededor del círculo , dando pequeños saltos y alternando los pies. Algunas mujeres llevan puestos rebozos que extienden sobre sus espaldas como si fueran alas.
Juliet Small:
“All of our styles have a story, and that story says something about you. The fancy shawl style of dancing is basically like a butterfly and you’re moving so freely”
(Todos nuestros estilos tienen una historia, y nuestra historia cuenta algo sobre nosotros. El estilo del rebozo elegante es como si fueras una mariposa, y te mueves con tanta libertad)
Juliet Small tiene 18 años y ha estado bailando desde que tenía 3. Juliet dice que para ella, la danza tiene un significado especial. Su abuela, de origen navajo, apache y cherokee, llegó a la ciudad bajo la Ley de la Reubicación de 1956, cuando el gobierno ofreció dinero y otros incentivos a quienes dejaran las reservaciones indígenas para asimilarse. La abuela no quiso enseñar sus costumbres a sus hijas. Cuando Juliet y su prima se interesaron en la danza, Juliet dice que la comunidad entera les enseñó. Juliet ahora pasa esas enseñanzas a otras niñas.
Small:
“And girls choose what they want to do. Either they can do the traditional style of dancing, which is more reserved and more calm, or they can do fancy shawl, and it’s more expressive and more open. Or they can do jingle, and it’s a healing dance, so they can be medicine for other people.
(Y las niñas deciden qué quieren hacer. Pueden bailar el estilo tradicional, que es más reservado y con más calma, o pueden hacer el estilo del rebozo elegante, que es más expresivo y abierto. O pueden hacer «jingle», que es una danza que cura, para que puedan ser medicina para otras personas)
Ese poder curativo de la danza y del convivio es clave. Los jóvenes y los ancianos aquí ejercitan el cuerpo, y también cultivan el espíritu, dice Angela Huapaya.
“No matter what it is, loss, disease, overall its a support system to show how to cope in a traditional way and a healthy way”
(Lo que sea que tengas, pérdida o enfermedad… aquí hay una red de apoyo que te enseña cómo afrontarlo de una forma tradicional y saludable)
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Oakland, California, Texto y Foto de Zaidee Stavely.