El Oeste de Estados Unidos ha estado sufriendo una sequía prolongada y severa que se ha visto aliviada sin embargo por fuertes lluvias últimamente –aunque éstas traen inundaciones-, y por escurrimientos de la nieve acumulada en las montañas. Esto, de todos modos no disipa los peligros para la agricultura y el consumo humano, doméstico e industrial; pues la creación de energía eléctrica por ejemplo depende de presas y embalses en sus niveles óptimos de agua.
Funcionarios del río Colorado pagan para no usar agua pero pocos responden a la oferta
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