Desde la semana pasada “más de 500 migrantes se han aglomerado alrededor de la Iglesia Católica del Sagrado Corazón, tras cruzar la frontera”, mayormente hombres venezolanos aunque también hombres, mujeres y niños de Guatemala, Ecuador, Cuba, Colombia y otros países.
Marco Vinicio González
El fin del llamado Título 42 ha causado un estado de nerviosismo y revuelo en autoridades de ciudades fronterizas. El Paso, Texas por ejemplo, ha tomado medias de preparación para recibir enormes flujos de migrantes que están llegado ya a la frontera sur de Estados Unidos en busca de asilo.
Al respecto el alcalde de El Paso, Oscar Leeser declaró el “estado de desastre”, apenas pasada la media noche del primero de mayo, y anunció que instalará “mega refugios” a medida que la ciudad los vaya necesitando.
También dijo que “proporcionará transporte en autobús para ayudar a los inmigrantes a llegar a su destino”, en caso de que el flujo que se espera sea mayor al que la región puede manejar, dice un despacho de la Colaborativa de Noticias de PUNTE, una colaboración binacional de noticias que publica singulares historias sobre problemas importantes que enfrentan las ciudades fronterizas de El Paso y Ciudad Juárez, México.
“Y la razón por la que declaramos el estado de emergencia”, dijo Leeser, “es para asegurarnos de poder levantarnos y estar preparados para el 11 de mayo”, cuando finaliza el Título 42, una medida sanitaria que que permite la expulsión rápida de migrantes, que la administración Trump activó y que el actual inquilino de la Casa Blanca mantiene vigente pero hasta el próximo 11 de mayo.
La ciudad opera dichos albergues con fondos federales, sostiene la fuente, por lo que enfrenta la limitación de la ley que prohíbe el uso de estos fondos para atender a migrantes indocumentados. Pero el alcalde ha dicho que echará mano de fondos locales que la ciudad usa para enfrentar el problema de los ‘sin techo’ en las calles, y no respondió cuandoven conferencia de prensa se le preguntó si hará cumplir las leyes de Inmigración.
No obstante, la ciudad puede aprovechar los fondos federales y estatales asociándose con la Cruz Roja Americana para manejar crisis humanitarias, según los líderes de la ciudad.
“Pero cuando Leeser invocó por última vez una declaración de desastre en diciembre pasado, los funcionarios de la ciudad no tenían claro qué nuevos servicios federales o estatales estaban disponibles”, señala la colaborativa.
Y afirma que desde la semana pasada, “más de 500 migrantes se han aglomerado alrededor de la Iglesia Católica del Sagrado Corazón, en el Segundo Barrio después de cruzar la frontera”, mayormente hombres venezolanos aunque también mujeres y niños de Guatemala, Ecuador, Cuba, Colombia y otros países.
Dichos flujos migratorios, históricamente cíclicos o periódicos que van con las estaciones del año, acuden en grandes números esta vez ante el falso rumor de que “la frontera estará abierta el 11 de mayo”.
Estas ideas alimentan la retórica histérica de los republicanos, cuya narrativa acusa a Biden de carecer de una política enérgica para contener los flujos migratorios que evoca su política de “fronteras abiertas”. Lo que genera según esto, una “invasión” que buscan cambiar la demografía del país para “reemplazar” a los estadunidenses blancos con migrantes de piel morena.
Y aunque que las personas que crucen después de finalizar el Título 42 estarán expuestas a la deportación, la fuente afirma que “muchos migrantes son liberados mientras los tribunales escuchan cualquier solicitud de asilo u otro alivio de la deportación”.
La Cruz Roja Americana ayudará a la ciudad a levantar refugios según sea necesario, incluso en dos escuelas cerradas del Distrito Escolar Independiente de El Paso, “con las que ha tenido acuerdos permanentes desde la última gran afluencia de inmigrantes en diciembre”, dijo a la colaborativa el subdirector de la ciudad, Mario D’Agostino■