De la redacción
Nancy Pelosi se reunió con un grupo de soñadores con DACA, a fin de rediseñar una estrategia que permita alcanzar una legislación «limpia» que otorgue un estatus migratorio permanente a los ‘soñadores’, en la que explicó “qué es lo que aceptaría y lo que no, para lograr el apoyo de Trump y los 24 republicanos necesarios y pasar el Dream Act. La Reunión tuvo lugar en las oficinas de Chirla en Los Ángeles, California, y Pelosi estuvo acompañada de varios congresistas como Jimmy Gomez, Judy Chu y Lucille Roybal Allard, así como de líderes de la cámara de comercio de esa megalópolis, del distrito escolar angelino y con altos miembros sindicales.
Recientemente el liderazgo demócrata del Congreso pactó con el presidente Trump en la Casa blanca un acuerdo para permitir que el Dream Act o Ley del Sueño, una legislación bipartidista que duerme ‘el sueño de los justos’ desde hace 7 años en el Congreso, sea sometida a votación sin delación, a cambio de financiar el gasto público del gobierno y extender el límite de la deuda de Estados Unidos hasta diciembre de 2017.
Las demandas del gobierno, que fueron filtradas en su oportunidad a la prensa de noche y a través de un vocero de la Casa Blanca y por teléfono, incluían dinero para el muro, agilizar la deportación de menores de Honduras, Guatemala y El Salvador, cortar fondos a ciudades santuario, reducir la unificación familiar como pilar del sistema migratorio y otras medidas coercitivas, según señalamos oportunamente en este mismo espacio.
Pero presiones del liderazgo republicano, que se quedó fuera de dicha negociación, lograron que el presidente se desdijera y negara públicamente dicho compromiso. Nada por otro lado nuevo –y hasta predecible- en la conducta de Trump.
La cosa sin embrago no quedó ahí. Enfurecidos los Dremers porque el referido acuerdo que presuntamente los libra de la deportación no incluía las mismas protecciones para sus padres y otros inmigrantes indocumentados, exigieron de inmediato a la líder de la minoría demócrata en la cámara baja, Nancy Pelosi, que “no negocie absolutamente nada en su nombre”; y se negaron a ser “moneda de cambio” en las transacciones del liderazgo demócrata con el gobierno de Trump.
Algunos activistas han estado presionando a los líderes demócratas para que no hagan concesiones a los republicanos. Ellos están instando a la aprobación de un proyecto de ley ‘limpio’ que protegería a los jóvenes inmigrantes sin aceptar ninguna nueva aplicación de las leyes de inmigración.
Cristina Jiménez, líder de la organización United We Dream, dijo por ejemplo a nuestro corresponsal en Washington, DC, José López Zamorano, que tenía un hermano dreamer. Y agregó:
Hoy la agencia Efe publica que Pelosi se habría reunido con un grupo de soñadores beneficiados por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), a fin de rediseñar “una estrategia que permita una legislación «limpia» que otorgue un estatus migratorio permanente a los soñadores».
El encuentro tuvo lugar en la sede de la organización defensora de los derechos de los inmigrantes, Chirla, en Los Ángeles, donde Pelosi declaró que “no aceptará una negociación con los republicanos para incrementar la persecución de indocumentados dentro del país a cambio de una ley que proteja a los dreamers”.
La líder demócrata estuvo acompañada en dicha reunión con los dreamers de varios congresistas como Jimmy Gomez, Judy Chu y Lucille Roybal Allard, así como de líderes de la cámara de comercio de esa megalópolis, del distrito escolar angelino y de sindicatos. En ella explicó “qué es lo que aceptaría y lo que no, para lograr el apoyo de Trump y los 24 republicanos necesarios para pasar el Dream Act», dice por su parte el periódico La Opinión.
Es decir, la lista de condiciones que impone Pelosi a cambio de financiar el gasto público y la extensión de la deuda incluye no más persecución de los inmigrantes en la frontera, por parte de la Patrulla Fronteriza y de otros agentes fronterizos, ni en el interior de país, en los lugares llamados “sensibles”, como las escuelas a donde llevan sus hijos de los inmigrantes indocumentados, las cortes y otras oficinas de gobierno, los hospitales y las iglesias. Tampoco otrogar fondos para financiar la construcción del muro», según La Opinión.
No se sabe si Pelosi haya tomado nota del ruidoso escándalo que le montaron los soñadores cuando supieron del acuerdo que pactaron con Trump ella y el líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer, pero lo cierto es que Pelosi hace sus mejores esfuerzos por dar un voto de confianza al presidente.
Por su parte el deseo expresado por Trum de alcanzar una solución legislativa, que fue una de sus promesas de campaña –que parece no haber terminado-, la de deportar a todos los inmigrantes indocumentados, podría tratarse simplemente de estar pasándole la pelota al Congreso, desentendiéndose del tema y ganando tiempo mientras vence el plazo que le dieron los demócratas para que siga operando el gobierno hasta diciembre.
Entre tanto, el procurador general de justicia, Jeff Sessions y asesores antinmigrantes de Trump, como Steve Miller, siguen emitiendo y ejecutando órdenes punitivas incluso contra la inmigración legal y no sólo contra los indocumentados■