48 murieron por sobredosis en junio, el número mensual más bajo en casi 2 años.
De costa a costa y sin discriminación étnica o racial, de géneros o hasta por edades el fentanilo sigue matando personas a granel. Aunque su mortífero efecto golpea más a las personas de las minorías y de escasos recursos económicos, con menos accesos al cuidado médico o a tratamientos.
Algunas de las ciudades más golpeadas por el letal flagelo del fentanilo incluyen hoy día a Wilton Manors, La Florida; Austin, Texas; Cortez, Colorado; Commerce City, Colorado; Omaha, Nebraska; San Luis, Missouri; y Washington, D.C., dice la Agencia Federal contra las Drogas, DEA en su página web.
Pero San Francisco, California, sigue luchando a brazo partido contra esta mortal epidemia de sobredosis de opioides, algunos producidos por la industria farmacéutica y otros adulterados con fentanilo y hendíos ilegalmente, cuyo producto es de apariencia es tan similar que hace casi imposible distinguir cuál es uno y cuál el otro.
Con todo, las autoridades de salud del área de la Bahía afirman que el año 2023 superó al 2020 como “el año más mortífero registrado por muertes por sobredosis en San Francisco. Hasta ahora, parece que 2024 será otro año mortal, con muertes por sobredosis en camino de casi de igualar las cifras de 2023”.
Distintos esfuerzos de concienciación pública y educación, y tratamientos / estrategias para reducir o tratar de contener el daño se hallan sin embargo en medio de una controversia. Están quienes proponen proveer a los usuarios de fentanilo equipo como jeringas, pipas, hojas de aluminio limpias y popotes o carrizos, para evitar la transmisión de enfermedades contagiosas; desde el VIH hasta la hepatitis. También le provee al usuario incluso sitios donde consumir estos opioides para evitar que lo hagan en la calle, sin supervisión y eventualmente que se mueran en la banqueta.
Y están quienes ven en estas estrategias una manera de inducir al consumo de sustancias facilitando los insumos y hasta las drogas, las herramientas para drogarse y un lugar seguro dónde hacerlo, lo que para muchos equivale a una invitación al consumo de dichos estupefacientes. Y están también los que proponen abordar del tema con medidas punitivas, policiales o judiciales. Una estrategia que no sólo no ha dado resultados positivos, dicen expertos, sino que ha llenado las prisiones, con personas de las minoría negra y latina principalmente, destrozando o separado familias y aumentando el gasto público con dinero del contribuyente.
Pero podríamos estar ante la presencia de «un rayo de esperanza, en la intratable crisis de fentanilo de San Francisco», según cifras preliminares dadas a conocer el lunes por la Oficina del Médico Forense en Jefe de esa ciudad, pues “el número de personas que murieron por sobredosis accidentales de drogas cayó en junio a 48, el número mensual más bajo en casi dos años”.
Y es que la última vez que el recuento de muertes cayó por debajo de 50 en San Francisco, fue en julio de 2022, cuando 43 personas murieron por sobredosis. La mayoría de los meses ese número rondaba en los 50 o 60. Mientras, las sobredosis de fentanilo cayeron casi un 18 por ciento en la ciudad de San Francisco durante los primeros seis meses de 2024, en comparación con los primeros seis meses de 2023.
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