Esta semana se cumplió un año de la masacre de niños y maestras, en su mayoría latinos, en una escuela primaria de Uvalde, en Texas. A un año de la tragedia, las familias dolientes se quejan del lento avance en las investigaciones y de la inacción en la legislatura para imponer controles a las armas de asalto en el estado. Al sentirse ignorados, muchos en Uvalde comienzan por primera vez a hacer oír su voz en público. Los vecinos transforman su dolor personal en activismo social. Eso nos reporta Gerardo Guzmán.
A un año de la masacre de Uvalde, las familias pasan del dolor al activismo
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