Y esto debe pasar en el nivel nacional, afirma enfática Sillki: “Yo creo que debemos movernos en esa dirección; necesitamos los llamados Bond Hearings. Pero definitivamente todo esto debe dar paso al cierre de estas facilidades de detención de indocumentados”.

De hecho, si los republicanos siguen insistiendo en hacer de la reforma migratoria una pelota de fútbol en su juego contra el actual Presidente, no harán más que garantizar que en dos años el presidente no será un miembro de su partido y bien podría ser la esposa de uno de estos tres hombres.

Es difícil predecir el futuro y quién sabe si los republicanos ven la luz entre hoy y el 2016, o si ese año nos trae una repetición de 2012: republicanos peleando por la nominación presidencial inclinándose tanto a la derecha hasta virar el barco.

Tampoco es seguro que las movilizaciones y distintas tácticas políticas de los demócratas, los grupos proinmigrantes y los propios indocumentados podrán tener una votación siquiera sobre la reforma migratoria este año. Pero lo único que sí es seguro es que habrá una primavera caliente.