Las agencias de aplicación de la ley y ICE ya tienen acceso excesivo a nuestros datos sin consentimiento explícito. La tecnología ALPR alienta a estas agencias a invadir e hipervigilar nuestras vidas aún más, algo crítico para la autonomía corporal y para garantizar una vida segura y sostenible.

“Vamos a pedir a los congresistas de nuestro estado a que se involucren para forzar a los directivos del DHS a que vigilen cómo esta trabajando ICE».

«Nuestros datos biométricos, del iris, las huellas, la voz, nuestra cara, todo está convertido en datos que se venden. El ADN de los que piden asilo está siendo colectado por la Patrulla Fronteriza”.