De La Redacción
Sebastien de la Cruz acababa de llegar a las notas más altas -«resplandor rojo de los cohetes, las bombas estallando en el aire»- cuando se le quebró la voz y se detuvo de repente.
«Lo siento», dijo. «No me he calientado.»
«¿Te has hecho daño?» Le preguntó a su padre. Sebastien negó con la cabeza. Se paseó por la sala de su hogar, de clase media aquí, poniendo a prueba su voz, su Air Jordan apenas hace ruido sobre la alfombra . No fue un concierto para miles de personas, pero quería ser grande. Perfecto.
Sebastien fue el niño que cantó el himno nacional durante la NBA del año pasado final en un traje de mariachi, entonces resistió con calma la tormenta de insultos étnicos y quejas que siguieron; él se ha convertido en una especie de celebridad latina -con todos los elogios y la presión que ello supone. Durante el año pasado ha hecho decenas de entrevistas, abrió conciertos para grandes estrellas y ganó premios de organizaciones de defensa de los latinos en todo el país.
Leer la historia completa de Sebastien en esta edición de The New York Times (inglés)