Latinos en Nueva York, los más golpeados por COVID-19, también mueren sin ser contados

TABLA 2De la redacción

La tasa ajustada por edad, de casos fatales de laboratorio confirmados por covid-19, de 100 mil, por raza / grupo étnico en la ciudad de Nueva York establece que los latinos son el grupo más golpeado por la pandemia. Más que los estadunidenses blancos y negros. De acuerdo con el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (NYC), “Todos los datos son preliminares y están sujetos a cambios. Y se derivan de la Oficina de Sistema de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles, a partir del 6 de abril de 2020”.

Autoridades de Salud de la Ciudad de Nueva York afirman que “… la información sobre raza/etnia a menudo falta porque no se recibe de los proveedores en las solicitudes de prueba de coronavirus. Pero acota que «Los datos sobre personas que se identifican como indios americanos o nativos de Alaska, nativos de Hawái u otras islas del Pacífico, u otras razas no están disponibles. Hispano / Latino incluye personas de cualquier raza”.

Con todo, datos de nuestro servicio recogidos por redes de apoyo a los inmigrantes, que no han cesado de movilizarse para asistir a este sector de la población que resulta más afectado que cualquier otro grupo en la ciudad de Nueva York porque por su estado migratorio como indocumentados está fuera del radar de todo tipo de ayuda, económica y de acceso a la salud principalmente, y que vive en la clandestinidad atemorizados y perseguidos por las fuerzas policiales del servicio de Inmigración, afirman que son muchos los muertos por coronavirus que están muriendo en sus casas, sin ser contados.

Hoy los titulares de los mayores medios de comunicación en Estados Unidos hablan de los muertos no contados, pero se refieren casi exclusivamente a los estadunidenses blancos y negros; porque para ellos los inmigrantes indocumentados, que hacen los trabajos «esenciales», en la construcción, la limpieza de hospitales y otros espacios públicos y privados, los transportes urbanos, el reparto de comida a domicilio, etcétera. Pero que no sin embargo no alcanzan a ser tan esenciales a la hora de la ayuda oficial por desempleo y otras prestaciones o apoyos. Estos trabajadores indocumentados son invisibles hasta en su muerte.

Noticiero Latino de Radio Bilingüe entrevistó al sacerdote de la Iglesia del Buen Pastor, en Bay Ridge, Brooklyn, quien es veterano activista en la ciudad de Nueva York junto con varias redes de apoyo y respuesta directa a las crisis, como la de esta pandemia de coronavirus; es conocido por nuestro servicio informativo desde la Tormenta Sandy, y también es cofundador del Nuevo Movimiento Santuario en esta ciudad. Dice que uno de los principales problemas que observa, además de los mencionados arriba, es el exceso de desinformación.

“Además, hay un desprestigio con las autoridades debido al clima político que prevalece. Porque en lugar de promover el bien común, desde la Casa Blanca hasta los gobiernos locales ha habido ataques y una persecución a la comunidad latina”.

Fuente: Ciudad de Nueva York.

Fuente: Ciudad de Nueva York.

La denuncia de este pastor alcanza incluso a las autoridades municipales, cuyo alcalde demócrata, Bill de Blasio han divulgado sin emabargo durante los últimos años que Nueva York es una ciudad ‘Santuario’.

“El gobierno ha estado en colaboración directa con la ‘migra’, lo que ha creado una situación más que nada de incertidumbre y de confusión; porque políticamente te dicen que Nueva York es una ciudad Santuario, y que no está obedeciendo las órdenes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS)”, del que depende el temido Servicio de Inmigración y Aduanas, ICE, “y hemos comprobado que en los últimos tres o cuatro meses, debido a la presión del gobierno federal las agencias locales, como la policía (NYPD), han estado en colaboración con la migra”.

Todavía hasta hace unas semanas hubo varias redadas en Staten Island, nos dice el entrevistado. Y todavía quedan esas secuelas porque la misma gente desconfía. «Cómo vamos a confiar en la policía cuando nos engañó, encubrió su colaboración activa con la migra por los últimos tres meses”.

Y como el viejo cuento de ‘Caperucita y el lobo’, «cuando las autoridades comenzaron a hablar de la pandemia, la gente simplemente no le creyó», dice Ruiz.

“Esa falta de credibilidad creó las condiciones perfectas para esta crisis humanitaria que tenemos entre nosotros… ¿Por qué es crisis? Porque ahora el trabajador “esencial”, que es el trabajador migrante, está al frente de esta catástrofe”.

Juan Carlos Ruíz, sacerdote de la Iglesia del Buen Pastor, en Brooklyn, Nueva York. Foto: Cinthya Santos.

Juan Carlos Ruíz, sacerdote de la Iglesia del Buen Pastor, en Brooklyn, Nueva York. Foto: Cinthya Santos.

El cura activista afirma estar viendo que muchos inmigrantes, indocumentados o no, son los que trabajan en la construcción, los repartidores de comida, y empleados de otras industrias. Ahora se ha redefinido, dice, quién es el trabajador esencial, aunque se les pague una miseria y viven en condiciones precarias.

“Por ejemplo, ayer y hoy me la pasé todo el día bregando con gente que se está muriendo en las casas. Porque son los que están siendo forzados a estar trabajando. No tienen ese privilegio de quedarse en casa, de decir que no van a pagar la renta, que tienen dinero en el banco para la comida y sus otros gastos. Entonces, tenemos no sólo gente muerta en sus casas sino también en muchos edificios completos; como tú sabes, nuestra comunidad latina está apiñada en edificios donde viven dos o tres familias juntas por apartamento. Entonces no hay privacidad”.

Y sostiene que esposos o padres de familia se hallan hacinados en estas circunstancias.

“Algunos están infectados, mientras los hijos están ahí con ellos”.

Juan Carlos Ruiz señala que al inicio de esta crisis de salud comenzaron ayudando a dos familias del área de Bay Ridge, en Brooklyn, una de las zonas más golpeadas por la pandemia del coronavirus en la ciudad.

“Y ahora ya llevamos a 150 familias que estamos acompañando de una manera virtual; porque aunque no podemos acompañarlos físicamente sí les estamos proveyendo la comida que necesitan. Ahora me he vuelto, de ser un cura a ser un delivery (jeje); les he estado llevando comida, no teniendo contacto físico con las personas, pero si llamándoles por teléfono, y dejándoles fuera de sus casas la comida que necesitan. Porque mucha de nuestra gente está pasando hambre; mucha de nuestra gente que está infectada tiene hijos, pero son pequeños, y ellos no pueden salir a contagiar a más gente, entonces están pasando mucha hambre”.

-¿Y ustedes han contactado con las autoridades para reportarles esta situación? –preguntamos.

“Hemos visto desde los consulados (el de México, por ejemplo), desde la alcaldía…, bueno, como uno no es nuevo en responder a estas crisis, pues uno conoce a estas personas que supuestamente llevan la batuta en ayudar al bienestar social”.

Y es que en efecto, podemos constatar que el cura activista es veterano en la movilización de redes de respuesta a las distintas crisis que se han suscitado en las últimas décadas en esta ciudad. Dice que en primer lugar están observando una saturación en la demanda de ayuda a estas agencias.

“No pueden. Están ahogadas. Como el sistema de desempleo, que tratas de aplicar para desempleo y te das cuenta que el sistema no tiene la capacidad de responder a tantas demandas; que se ha sobrepasado la capacidad de respuesta de estas agencias gubernamentales. No se dan abasto”.

Como se sabe, muchos de los latinos han estado trabajando “a la sombra de un sistema que no los reconoce, que no los cuenta, ya sea porque no tienen un estatus migratorio regularizado, o porque el mismo sistema los empuja hacia el margen, a la clandestinidad; a estos sistemas de trabajo informal que tiene nuestra sociedad. Es muy difícil sobrevivir así en la ciudad de Nueva York».

Hemos dicho en estas mismas páginas informativas que el Congreso pasó la ‘Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus’, conocida como “CARES Act», que detenta un monto de 2.3 millones de millones de dólares (trillones para Estados Unidos), pero que los trabajadores indocumentados, como siempre, se quedaron afuera del paquete de ayuda. Entonces, ¿qué recursos hay para ayudar a estos trabajadores, para ayudarlos con todos los gastos que tienen que afrontar durante esta crisis en la que no todos pueden trabajar? O sea, la renta del alquiler de sus viviendas, las facturas de los servicios domésticos, comida, medicinas, atención médica, etcétera.

“Yo creo que como se ha redefiniendo quién es el trabajador ‘esencial’, también se está redefiniendo esta cuestión de dar respuesta a esta crisis. Hemos visto que después de lo que hicimos al articular una respuesta a la tormenta de Sandy (octubre de 2012 en NYC), lo que se llamó el ‘Occupy Sandy’, tenemos todavía redes de solidaridad y de ayuda mutua. Entonces esas redes, que todavía existían en nuestros barrios, pues se han reactivado muchas de ellas. Y es esa conciencia comunitaria la que está respondiendo en eta crisis”.

El activista dice haber pasado muchas horas diarias durante las últimas semanas en reuniones virtuales, teleconferencias que ahora acostumbran los profesionistas, estudiantes, doctores, científicos, etcétera, por la orden municipal de permanecer en casa y por los centros de trabajo cerrados durante la pandemia. Es así que han concebido una forma nueva de organizar la respuesta a esta crisis.

“Entonces tenemos varios grupos, aquí en el suroeste de Brooklyn una coalición que por ejemplo, hemos formado un corredor ‘Santuario’, donde la gente nos tiene confianza porque tenemos una sólida credibilidad; porque hemos estado caminando con ellos. Entonces tenemos organizaciones como La Mixteca, que junto con esa coalición está ayudando con dineros que ha recaudado de las personas que están recibiendo cheques (prometidos por el gobierno federal, de mil 200 dólares a todos los que han pagado impuestos), y que aunque todavía no hemos recibido nada se han comprometido a donar parte de estos cheques para que aquellas personas que no van a recibir nada –los indocumentados- tengan una ayuda en este periodo tan difícil”.

Y este dinero es panas para las cuestiones muy básicas, como la comida, porque en este mes por lo menos no se están pagando las rentas.

“Porque nos hemos encontrado familias que no han comido durante dos o tres días, y que están infectadas. Esos son los trabajadores esenciales, que tienen que estar en la calle, que tienen que arriesgarse porque no tienen otra opción”.

Además, aunque la Ciudad ha dicho que todo mundo tendrá atención médica, como hemos indicado ya en este espacio, los hospitales se hallan rebasados, colmados y algunos al borde del colapso. Sobre todo estas últimas semanas que nos acercamos al punto álgido de la curva pandémica.

La comunicación de los hospitales o de las líneas telefónicas de emergencia dicen: “si puedes respirar, aunque tengas fiebre, o tos, ¡quédate en casa!”.

Y es sólo hasta el último momento, cuando ya no se puede respirar cuando la respuesta es que ‘por favor llama a una ambulancia de emergencia’.

“Esta mañana se nos murió un compa, que dizque ya estaba bien, que ya podía respirar y todo eso, pero se puso mal otra vez y llamaron a la ambulancia; y la ambulancia…, después de muchos minutos de preguntas mandaron a alguien, y ya cuando llegó la ambulancia era demasiado tarde”.

En un reciente reportes de la Ciudad, dice Juan Carlos Ruiz, se informaba que en Nueva York antes de que se agravara la crisis de la pandemia de coronavirus estaban muriendo aproximadamente de 20 a 40 personas en sus casas; pero ahora esta cifra se elevó a 200 o 250 personas, sostiene el cura.

“Entonces tenemos gente que se les está muriendo la mamá, o el papá, y los cadáveres se quedan en casa uno o dos días, hasta que los vayan a recoger el médico forense. Creo que (Andrew) Cuomo (el gobernador de NY) ha pedido a la Guardia Nacional que empiece a recoger los cuerpos, porque las funerarias ya no se dan abasto. En los crematorios, que han estado funcionando 24 horas al día, hay una espera de dos semanas para cremar cuerpos. Un amigo, que es el director de una funeraria me dice: ‘Nosotros tenemos cuerpos apilados en la capilla, que ya llevan más de 7 días esperando a que los podamos cremar’”.

El párroco afirma que en algunas áreas de Brooklyn y de El Bronx edificios completos se hallan infectados de coronavirus. “Donde viven 20 a 30 familias. Entonces uno cómo puede hacerle frente a esta epidemia, bajo condiciones tan insalubres, con tanta inequidad económica y social”.

De modo que bajo estas condiciones, ¿cómo se puede guardar el distanciamiento sano de un metro de distancia con las otras personas viviendo hacinados en pequeños apartamentos, en edificios completamente infectados?, insiste Ruiz.

“Antes de la pandemia nosotros sabíamos de este gran problema. Aquí Nueva York es una ciudad muy cara, donde esta gente apenas está sobreviviendo. Entonces se dan las condiciones perfectas para que esto sea un campo propicio para la propagación del virus; y para la desaparición de nuestra gente”.

A la hora de redactar estas líneas recibimos uno de los múltiples mensajes de texto que la Ciudad de Nueva York está enviando constantemente a los teléfonos de la población, en los que informa a la ciudadanía que la curva pandémica se aproxima a alcanzar una trayectoria plana, o es decir a estabilizar el número de muertos cada día. Aunque en el estado de NY este número ha sido el más alto, con un poco más de 730 en los últimos dos días, en la ciudad esta cifra fatal es de alrededor de 256, y 25 hallados muertos en su casa según la Ciudad de Nuea York..

Y aunque las cifras de hospitalizaciones descendió a su nivel más bajo en las últimas 24 horas, a 200, sin embargo la cifra de muertos en sus casas siguó creciendo, a 280 el dia de hoy 9 de abril, de acuerdo con The New York Times.

Pero como hemos dicho nosotros y otros medios, muchos más están muriendo en sus casas sin ser contados. Nosotros afirmamos que muchos más son inmigrantes latinos, mayormente indocumentados. Son los héroes desconocidos, o no reconocidos, que ayudan a sostener económicamente a este país, y a México, en el caso de los mexicanos. Son por eso un tercer país, pero irónicamente son también los eternos invisibles■

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