Ante la cerrazón de todos los republicanos y de dos senadores demócratas el liderazgo de este partido decidió someter a discusión en el Senado dos proyectos de ley separados y aprobados por la Cámara de Representantes: la Ley de Libertad para Votar y la Ley de Avance de los Derechos Electorales, de John Lewis. Ante esto, ellíder del Senado, Charles Schumer decidió romper esa maniobra obstruccionista de los republicanos, que revive los tiempos de Jim Crow, y someter hoy martes a discusión dichas leyes para que por lo menos quede claro quienes se oponen a que las minorías puedan votar libremente.
De la redacción
El líder demócrata de la cámara alta, el senador de Nueva York, Charles Schumer cumplió con su advertencia de iniciar hoy martes el debate sobre el proyecto de ley de derechos electorales, a pesar de que la medida parece casi muerta frente a la oposición de dos deserciones demócratas que son clave para evitar el filibusterismo que obstruye el libre voto de las minorías en Estados Unidos.
Con esto Schumer quiere que quede registrado publicamente, o en los anales de la historia, la razones por las que ambos senadores, Joe Manchin, de Virginia Occidental y Kyrsten Sinema de Arizona se oponen a votar para activar la ley de derechos de voto, al tiempo que se alinean con los republicanos en una peligrosa ofensiva para poner fin al proceso electoral como se le conoce hasta ahora, y obstruir todo proyecto demócrata sin siquiera estar dispuestos a debatirlos.
En tanto, los republicanos han lanzado leyes aprobadas ya en 34 estados, que entre otras cosas facultan a los secretarios de Estado y a los funcionarios electorales impuestos por ellos para contar y certificar las votaciones, y cambiar el resultado si no les favorece. Y al mismo tiempo, cientos de proyectos similares se abren paso en las Legislaturas estatales dominadas por ellos.
Todo esto es solapado por Manchin y Sinema, fuertes beneficiados de jugosas donaciones de campaña de las industrias farmacéutica y de los combustibles fósiles, quienes fueron señalados con rudeza en casi todas las marchas y manifestaciones realizadas este fin de semana en memoria del líder de los derecho civiles, Martin Luther King Jr.
Esta será la quinta vez que el Senado intentará aprobar una legislación electoral en
este Congreso, a fin de evitar que las referidas leyes estatales de los republicanos impidan el libre voto de las minorías; es decir, de negros, latinos, asiáticos y nativoestadunidenses.
Cono se sabe, la Cámara de Representantes aprobó dicha legislación, que se halla atorada en el Senado por la oposición de los republicanos; bueno, y de Manchin y de Sinema, pues no pueden contar con los 50 votos más uno, el de la Vicepresidenta Kamala Harris, para evadir la maniobra obstruccionista del filibusterismo y votar por la ley de Derecho de Voto con una minoría simple o sin la necesidad de reunir 60 votos.
En su discurso el jueves, Sinema reiteró que no va a votar para evitar la medida obstruccionista, cuando ese filibusterismo al que criticaba Martin Luther King se ha hecho a una lado varias veces tanto por republicanos como por demócratas; las más recientes hace unos meses, cuando se aprobó el presupuesto militar y se extendió el límite de la deuda para el gasto público, por el que Sinema y Manchin votaron.
“Es hora de que todos los funcionarios electos en Estados Unidos dejen en claro cuál es su posición”, dijo el presidente Joe Biden en todas sus presentaciones públicas a la televisión durante el Día de Martin Luther King Jr. “Es hora de que todos los estadunidenses se pongan de pie. Habla, hazte escuchar. ¿Cuál es tu posición?», preguntó Biden al país en cadena nacional.
Ante la andanada de leyes antidemocráticas de los republicanos, la Ley de Libertad para Votar contiene una serie de propuestas que establecen estándares nacionales para garantizar el acceso a las boletas, un mínimo de 15 días consecutivos de votación anticipada y por correo, y número suficiente de urnas en los distritos electorales. De igual manera, para establecer nuevos programas de registro automático de votantes y hacer del Día de las Elecciones un feriado nacional.
El referido paquete de leyes electorales también sancionaría a estados con historial discriminatorio o racista, a fin de que no puedan aprobar caprichosamente los mapas electorales, o el gerrymandering a su favor, entre otras maniobras republicanas para suprimir el voto de las minorías.
Como se recordará, la Ley de Avance de Votación o protecciones electorales de John Lewis fue despojada por la Corte Suprema, de algunos de sus componentes, que de otra manera habría permitido nuevamente el escrutinio del Departamento de Justicia federal en los estados con un patrón de violaciones electorales.
Todos los republicanos y Manchin y Sinema se han opuesto firmemente a dicha legislación de derechos de voto, considerándola «una intervención federal inapropiada» en las operaciones de votación estatales, porque según ellos dicho ejercicio daría «una ventaja injusta» a los demócratas■