De La Redacción
Podemos decir que las últimas 72 horas la ciudad de Nueva York ha vivido en la punta del vértigo. El domingo más de 300 mil -algunos dicen que 400 mil- personas allanaron las calles y avenidas en una larga marcha que combinó la protesta ambiental y la exigencia de frenar el calentamiento global, desde miles de trincheras o causas que se desprenden del tema: se dieron cita ambientalistas, indígenas de muchas partes del Continente, anarquistas, sindicalistas, defensores de los derechos de los animales, y del agua, de la autonomía, de las luchas por la tierra y contra el despojo de los recursos, y por supuesto los músicos, que no pueden faltar, así como una larga lista de etcéteras, todos en contra de la larga noche de políticas neoliberales, des regularizadoras y libres de hacer lo que han hecho con el medio ambiente. Hasta Tlaloc andaba desfilando por la avenida Oeste del Parque Central, y pasó frente al minarete con la figura de Cristóbal Colón.
Al siguiente día, la gran manifestación sin embargo fue relegada a segundo plano por algunos medios, que dieron preferencia a otros eventos. Por ejemplo The New York Times publicó mejor el anuncio que harían ese mismo día los herederos de John D. Rockefeller, quien amasó su inmensa fortuna con la extracción y refinamiento del petróleo, sobre el retiro de 860 millones de dólares que harían de sus inversiones en esa rama industrial. Esto, previó a la Cumbre que la Organización de Naciones Unidas preparaba para hoy sobre el Cambio Climático. El momento ocurre cuando un sector importante de la comunidad científica en el mundo advierte que incluso hoy puede ser tarde ya para revertir el daño que la irresponsabilidad y el capitalismo salvaje han infringido al planeta. Los protagonistas de esta marcha, que hace eco a una movilización en mas de 160 países según sus organizadores persiguen ser escuchados por la Asamblea de la ONU que sesiona hoy en ese recinto, y exigirle a los representantes del mundo -concretamente a las grandes potencias y mayores emisoras de gases invernadero- que tomen acciones concretas más allá de la retórica y aterricen soluciones prácticas y de largo aliento contra el calentamiento global.
Como parte del momento que vive Nueva York, El lunes Wall Stree fue inundado por una marea azul. Unas tres mil personas con camisetas azules para simular el color del agua marchó desde el Battery Park, al pié de la Estatua de la Libertad hasta el distrito financiero de Manhattan, Wall Street, donde se reposicionaron de la célebre Plaza Zucotty, cuna del movimiento Occupay Wall ST, OWS. Y responsabilizaron desde esa trinchera a las grandes corporaciones y a la perversidad y avaricia del gran capital, que ha puesto sus intereses por encima de la conservación del planeta. Hubo pocos arrestos.
Hoy la Cumbre sobre Cambio Climático en la ONU tendrá como orador a dos presidentes, entre muchos otros, que hablarán de sus esfuerzos en el combate al calentamiento global, y que se igualan junto con otros a que no han hecho gran cosa contra el cambio climático: Barack Obama y Enrique Peña Nieto. El estadunidense simplemente no ha firmado el Protocolo de Kyoto, que pone límites a la emisión de gases invernadero, responsables del calentamiento del planeta; y el mexicano, que ha cedido México a las mayores corporaciones del extractvismo (minería y petróleo), que como aquí perforan y contaminan, en un total desprecio por sus respectivos habitantes que dependen también del agua, entregada a las grandes industrias de transformación con las nuevas leyes energéticas. Afuera de la ONU hoy también sesiona, con vistosas pancartas y sonoras consignas una sociedad agraviada y violentada en sus derechos, y que en el caso de México acusan al mexicano de entregar el territorio nacional a la minería y a la extracción petrolera, y reprime a la disidencia para engrosar las filas de los presos políticos en las prisiones del Estado.