Marco Vinicio González
Noticiero Latino, Nueva York
Nuevamente los inmigrantes latinoamericanos y africanos están siendo exprimidos económicamente por las regulaciones en la transferencia de remesas de Estados Unidos hacia el exterior, por las exigencias del gobierno para combatir el apoyo desde país al terrorismo y el lavado de dinero de los narcotraficantes, lo que eleva el costo de los servicios de transferencia, que son transferidos a los usuarios, reporta The New York Times.
Muchos grandes bancos están abandonando incluso el negocio de las transferencia de dinero, al ser obligados a responsabilizarse no sólo del origen del dinero de los clientes que utilizan directamente estos servicios de transferencia para enviar dinero a sus familias, sino también por su papel en la recolección de las remesas que transmiten empresas del extranjero, lo que eleva el costo de estos servicios, que recaerían en los bancos volviéndolos menos atractivos.
México puede ser el más afectado, pues casi la mitad de los 51 mil 100 millones de dólares en remesas enviadas desde los bancos de Estados Unidos en 2012 hacia el exterior, terminaron en México. Y esto, dice la fuente, está afectando a otros países de América Latina y de África.
JP Morgan Chase y Bank Of American están desechando estos servicios de bajo costo, que les permiten a los inmigrantes mexicanos enviar dinero a sus familias a través de la frontera, y estudian la posibilidad de vender estas unidades bancarias que se encargan de dichos servicios de transferencia, así como reducir al máximo su personal.
Banamex, la unidad mexicana en Estados Unidos de City Group, propietario de City Bank, ha cerrado muchas de sus sucursales en Texas, California y Arizona, que sirvieron a los mexicanos que viven en Estados Unidos para la mayoría de las remesas a México, ya que enfrentan una investigación federal relacionada con controles de lavado de dinero, sostiene la fuente.