Rubén Tapia
Noticiero Latino, Los Ángeles, CA.
Más de 200 angelinos, algunos con velas prendidas en las manos se sumaron anoche al movimiento global para exigir al gobierno mexicano que ya no mienta y rinda cuentas claras sobre los 43 jóvenes estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, que llevan más de un mes y medio desaparecidos por policías municipales de la ciudad de Iguala.
Este reclamo se manifestó después de que escucharon a Luis Hernández Navarro, jefe de la sección de opinión del diario mexicano La Jornada, quien realizó una intensa gira de dos días por el Sur de California, y quien destacó que “México vive, momentos de dolor y de rabia, momentos de miedo y esperanza”.
Hernández Navarro conoce a fondo la historia de Guerrero, uno de los estados más pobres y desiguales de México. “ Es un narco Estado, donde los gobernantes, los cárteles de la droga, los policías, el Ejército y los empresarios viven en santa convivencia”.
El autor de “Hermanos en Armas; policías comunitarios y autodefensas” analizó al detalle las recientes declaraciones del procurador mexicano, Murillo Karam, sobre las investigaciones parciales que presentó recientemente sobre el posible destino final de los jóvenes estudiantes.
“Están llenas de inconsistencias, de contradicciones y de huecos”, dijo el escritor.
Cada día que pasa sigue creciendo la demanda de justicia y castigo a los culpables en todos los niveles de gobierno, ya no sólo para los jóvenes de Ayotzinapa sino para los más de 20 mil mexicanos desaparecidos.
A través de las redes sociales, a este reclamo siguen sumándose voces de jóvenes estudiantes en muchos países del mundo. Para el próximo 20 de noviembre, aniversario 104 de la Revolución Mexicana, se está convocando a un paro nacional. Mientras que el presidente mexicano, Enrique Pena Nieto, envuelto en otro escándalo por la compra de una casa de más de 7 millones de dólares, salió de gira de negocios por China y Australia a pesar de que muchas voces, incluidas la de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos le exigían que no saliera del país y diera resultados claros sobre el paradero de sus hijos todavía desaparecidos.