Centenares de inmigrantes de varios países buscan llegar a Estados Unidos desde Honduras, en la primera caravana del 2022 que arranca esta semana. Apoyados en las redes sociales, los caravanistas centroamericanos en su mayoría prevén que en el trayecto se les sumarán migrantes haitianos, sudamericanos, cubanos y de otros continentes. ¿Cómo se formó la caravana? ¿Quién la organiza? ¿Qué temen? Francisco Barradas los ha seguido de cerca y nos presenta algunos testimonios desde Tapachula, Chiapas en México.
Quizá uno de sus propósitos este año 2022 sea viajar. Eso mismo desea este hondureño.
“Yo sueño con montarme a La Bestia de vuelta. Recordarme de aquel enero que pasó del año pasado. ¡Recordarme que monté a La Bestia! Hoy me quiero acordar de vuelta este 15 de enero. Montarme en el tren. Ir con los amigos; contando chistes; pelando bien los ojos por migración. Es bonito esos caminos. Es bello”, dice.
Pero este idilio, si escucha bien, trata de un viaje para escapar del hambre a lomos de la muerte. Ahora mismo en el oriente de Honduras, en Centroamérica, cobra cuerpo una caravana migrante.
“Amigos de Honduras, les comunico que ya hay gente en la terminal de San Pedro Sula. De aquí de Honduras salimos el 15 de enero, a las 10 de la mañana”, se oye una voz.
La caravana migrante anunciada, al parecer sumará pobladores de El Salvador, Nicaragua y Guatemala. Llegaría a la frontera con México el 16 o 17 de enero. Y de allí a Estados Unidos.
La caravana del 15 de enero se organiza en redes sociales. Los audios que usted escucha provienen de un par de grupos de Whatsapp. Pero, hasta la primera semana de enero eran al menos siete grupos de Whatsapp los vinculados a esta caravana.
Ya en territorio mexicano, Tapachula, Chiapas es el punto de encuentro de las caravanas. En Tapachula se espera a quienes vienen con retraso. Se descansa. Se hace uso de servicios bancarios, para recargar los bolsillos, porque sin dinero no hay avance posible. Dinero para pagar por un taco y comprar agua. Dinero para sobornar a las policías y se les permita continuar la marcha al Norte.
“Porque los policías siempre detienen los buses y ellos saben que siempre van personas ‘sin papeles’. Y cuando lo miran a uno y piden los papeles, y uno los anda incompletos, les piden 100 quetzales, por cada persona. Cada persona, cada policía que nos iba deteniendo, les iba pagando. Pagué como 500 quetzales”
Y la amenaza, más que la deportación, más que la caída del tren, más que el policía corrupto, es el coyote.
“Hay gente que le ofrecen comida, dónde dormir, que se bañen y que se alisten. Pero después de eso ahí ya entra la cuestión del secuestro. Y que piden 3 mil dólares. Y que si no, matan a la persona si no se entrega ese dinero”
Y el coyote ronda ya esta nueva caravana.
“Que pa’ lo que se llegue a ofrecer…, yo tengo la mejor disposición hacia ustedes, yo soy mexicano. Yo tengo líneas también de allá de Honduras pa’ acá; de Ecuador; Guatemala; El Salvador. De todo traigo pa’ acá, pa’ México. Tengo líneas de allá hasta Monterrey”
Quizá no sabremos si este hombre emocionado por el viaje cumplirá su propósito.
“No sé, compañeros, pero a mí me fascina montarme en el tren«
Él mismo nos ha dicho que apenas fue enviado de vuelta a Honduras, por la policía migratoria estadunidense.
“Ahorita, quince días, vengo deportado de Houston, deportado de Houston. Así que ahorita me quiero ir en la caravana”
La caravana es el tren de vida de los desesperados del mundo. Y ese tren, cada día es más largo.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde Tapachula, Chiapas, México, Francisco Barradas.
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