De la redacción
La contaminación, los altos precios de los alimentos y los problemas de salud que la incursión de la agroindustria ha generado en el campo de México y del hemisferio al sur de la frontera, así como entre los agricultores de este país, al introducir serios problemas de inequidad económica entre los campesinos y un profundo deterioro en la salud de poblaciones enteras de áreas rurales y urbanas. En respuesta a estos desafíos de la “modernidad”, y además de echar a andar las luces de alerta, líderes ecologistas impulsan nuevos métodos para el trabajo agrícola, que tienden a corregir estas calamidades ambientales y sociales. En este programa de Línea Abierta que aquí se reseña, el director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco platica con un líder de talla internacional en la agroecología. Se trata del Dr. Miguel Altieri, profesor en la materia y también entomólogo, de la prestigiada Universidad de California en Berkeley (UC Berkely), quien examina este movimiento social. Próximamente Altieri será uno de los principales oradores de la conferencia internacional “Soil Not Oil”, sobre agricultura regenerativa, que se celebrará del 6 al 8 de septiembre en el Centro de Convenciones de Richmond, California.
Por ejemplo, proponen dar más poder a los campesinos tradicionales para que se desarrolle un sistema de agricultura sustentable que reduzca el uso de pesticidas, ayude a lograr una soberanía alimentaria y contribuya a poner fin al hambre y a la pobreza.
Uno de los importantes temas que comienza analizando el también entomólogo Dr. Altieri es el de los plaguicidas, “que son como las drogas, porque se convierten en una adicción que luego es explotada por las grandes multinacionales que venden los agroquímicos”, cita Samuel Orozco a Altieri, en la charla con Línea Abierta que el mismo Orozco conduce.
Esta dependencia que se genera entre los campesinos con el uso de dichos productos agroquímicos, convertidos en una “auténtica” necesidad, hacen al campesino hundirse en abultadas deudas que son difíciles, si no imposibles, de pagar.
Hoy que el tema de Libre Comercio, presente en las conversaciones entre los países y Norteamérica por el inicio de una nueva ronda de negociaciones que acaba de concluir la semana pasada en Washington, DC, “Altieri dice que los grandes perdedores d este tratado son los campesinos de aquí y de allá”, punta Orozco. Los campesinos de ambos lados de la frontera, abunda, pero sobre todo de México, han quebrado víctimas del ‘dumping’ de Estados Unidos. O sea, de la venta de millones de toneladas de maíz en México, a precios deslealmente bajos gracias a los masivos subsidios de los que gozan los productores de Iowa y otros estados maiceros de Estados Unidos”.
En respuesta a la crisis que sufre el campo particularmente mexicano y el medio ambiente, así como el hambre, y sobre las nuevas nueva tecnologías “que métodos autóctonos o ancestrales han sido usados para enfrentar pero que sobre todo “en círculos académicos son tradicionalmente ignorados”, el Dr. Altieri adelanta aquí algunos conceptos y definiciones.
“Técnicas que han usado os campesinos, y sobre todo agricultores indígenas, son sistemas que han prevalecido a pesar del cambio climático, a pesar delos cambios económicos, estos sistemas han prevalecido. Entonces la agroecología lo que propone, es justamente una serie de principios que emergen de este diálogo de saberes, un diálogo respetuoso entre la ciencia moderna y lo que llamaos la etnociencia o a ciencia campesina”, dice el científico de la Universidad de Berkeley.
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–Ahora bien, con la producción orgánica tiene sus coincidencias, pero también sus diferencias. ¿Qué une a os agroecólogos, como usted, con los productores orgánicos, y qué los separa? –pregunta Orozco.
“Bueno, os agricultores orgánicos en general, son gente que quiere hacer una agricultura sana, ¿no?, en equilibrio con la naturaleza”, responde Altieri. “Lo que ha pasado es que en California, y en otras partes del mundo, se corporativizó. Porque ya las grandes empresas se dieron cuenta que la agricultura orgánica era un gran negocio”.
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De cómo hacer que la agricultura sea sustentable, sustentatable; que se democratice el acceso a los alimentos para que estén al alcance del bolsillo de todos, y que de esta forma se consiga soberanía alimentaria. Para todo ello no hay como regresar a los métodos de producción agrícola de los abuelos. A las formas sanas y saludables de cultivar las frutas y las verduras.
–¿Cómo evitar que las ciudades paguen ese alto precio, que se sigan agravando los problemas de delincuencia y pandillerismo entre otros graves males en nuestras ciudades?
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