Por Valeria Fernandez, Reporting on Health Collaborative
Ruth Carmina Alvarez jamás se imaginó conocer el sonido de las puertas de una cárcel, y menos, pasar los días previos a una operación que podría salvarle la vida, privada de su libertad.
“Lo único que hice fue conseguir un trabajo para traer pan a la mesa, para ayudar a la economía de mi casa…porque tengo hijos», dijo Álvarez, en una entrevista adentro de la cárcel. Vestida con el uniforme gris de la cárcel, se le salían lágrimas en los ojos. El rastro de los seis meses de quimioterapia que recibió para tratar el cáncer de mama se veía en la pérdida total de su cabello.
Era la segunda vez que Álvarez había estado en la cárcel. El año pasado la policía la detuvo en el trabajo, pero fue liberada, en parte por su salud delicada, pues tiene cáncer de mama. Y su caso de inmigración tambien fue cerrado. Paradójicamente, unos días después de que Álvarez recibió esa feliz noticia, siete policias de Phoenix se presentaron en su casa temprano por la mañana. Resulta que la fiscalía había reabierto el caso de robo de identidad.
“Íbamos mi niño y yo a la cocina porque tenía hambre, quería avena, ni siquiera me dejaron hacer nada, solo me dijeron que tenía orden de arresto y que tenía que acompañarlos porque tenía que ver al juez. Mi niño se quedó llorando cuando le dije que no podía hacerle la avena, que mamá tenia que ir a algún lugar, y me dijo: Entonces yo voy contigo”.
El hijo de Álvarez se tuvo que quedar con su papá, porque Ruth Carmina regresó a la carcel. Había estado en medio de un tratamiento para fortalecer su salud para tener una mastectomía a fines de abril. Su caso es emblemático de los riesgos y disparidad que enfrentan las personas indocumentadas en Arizona que sufren problemas de salud cuando son acusadas de un delito. Por una ley estatal, en Arizona son tratadas de forma diferente que las personas que cuentan con documentos, porque se les niega el derecho a una fianza si se les acusa de un delito grave. Incluso a las mujeres embarazadas a punto de dar a luz las han mantenido dentro de la cárcel, sin opción de salir.
En el caso de Álvarez, el médico de la cárcel tardó 7 días ante de verla. Aún después de verlo, Álvarez se quedó con la incertidumbre de qué pasaría con su operación.
“Si me quedaba aquí, ellos me iban a dar la opción de darme la cirugía», dijo Álvarez, «pero tenía que hacerla en otro día, hacerle re-schedule, porque mi familia no podría saber cuándo iba a tener yo la cirugía”.
La idea de tener que sobrellevar una operación así sin el apoyo de su familia era muy dura.
“Es un proceso bastante fuerte, te deteriora bastante, tanto física como emocionalmente, física con eso de levantarte y verte que no tienes cabello, aunque quieras tener un poco más de energía, simplemente levantarte y pasar al baño y verte al espejo que ya no tienes cabello, y te sigues viendo enferma, te baja el ánimo”.
Álvarez lleva más de 15 años viviendo en Estados Unidos. Tiene un hijo estadounidense de 4 años y una hija de 18. Su esposo es ciudadano estadounidense por lo cuál quizás tenga una oportunidad de ajustar su estatus migratorio, según su abogado. Después de casi dos semanas en la cárcel, el fiscal del Condado Maricopa le daba la opción de declararse culpable de robo de identidad, un delito que podría dañar sus posibilidades de legalizarse. Así lo explicó su abogado de inmigración José Peñalosa.
“El fiscal del condado no sólo en este caso, sino en muchos otros, por años le ha puesto cargos más fuertes a las personas, como felonías de tipo 4 y 3, con el propósito exclusivo de que no califiquen para una fianza y así tengan que declararse culpables”, dijo Peñalosa.
El fiscal Bill Montgomery ha negado estas acusaciones en el pasado. Pero en esta ocasión sucedió algo diferente. Después de hacerse público el caso y la presión de grupos religiosos, Montgomery ofreció un convenio para que Álvarez se declarara culpable de un delito menor, sin afectar su futuro en el país. Al final estuvo 17 días detenida. Dijo que fue la fe de su comunidad religiosa que la sostuvo.
“Estoy muy agradecida porque ellos me han dado mucha paz, que si no fuera por esa paz a lo mejor me hubiera vuelto loca», dijo Álvarez.
El jueves por la mañana, Ruth Carmina Álvarez salió en libertad. Aún queda por verse si sus médicos deciden retrasar la fecha original de su operación, tomando en cuenta de qué manera el encarcelamiento pudo haber afectado su salud.
Sobre Vivir en Las Sombras: Este proyecto es el resultado del Reporting On Health Collaborative (Informe en Colaboración sobre la Salud), en el que participan Mundo Hispánico en Atlanta, New America Media en California y Nueva York, Radio Bilingüe en Oakland, WESA Pittsburgh (afiliada de NPR) Univisión Los Ángeles (KMEX 34); Univisión Arizona (KTVW 33) y ReportingonHealth.org. Este proyecto en colaboración es una iniciativa de The California Endowment Health Journalism Fellowships de la Facultad Annenberg de Comunicación y Periodismo de la University of Southern California.
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