De Erika Beras, Reporting on Health Collaborative
En una conferencia que tuvo lugar en Pittsburgh el otoño pasado, varias decenas de individuos de todo Estados Unidos se reunieron para hablar sobre la alarmante tendencia en su comunidad: el alto índice de suicidio y la prevalencia de la depresión en la población de refugiados butaneses-nepaleses.
«Las personas buscan recursos donde puedan encontrarlos a fin de atenuar estos problemas de salud mental», señala Buddha Mani Dhakal, editor de Bhutan News Service.
Los hombres que se congregaron en dicha conferencia son todos periodistas voluntarios. Han observado una gran cantidad de suicidios, desde New Hampshire a Georgia y Arizona a Pennsylvania. Este tema les preocupa tanto que se reunieron para hablar sobre cómo aplicar su trabajo voluntario como periodistas para encontrar soluciones al problema.
La Oficina de Reasentamiento de Refugiados de EE. UU. también ha demostrado inquietud sobre este problema. En el año 2012 la agencia le solicitó al Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y al Centro de Asistencia Técnica para la Salud de los Refugiados del Departamento de Salud Pública de Massachusetts que llevara a cabo un estudio sobre los índices de suicidio entre los butaneses en los tres años previos.
El índice global de suicidio cada 100,000 personas es de 16. El índice en EE. UU. para la población general es de 12,4. El estudio señaló que el índice de los butaneses -de 20,3- es más alto en los refugiados que se reasentaron en EE. UU. y asciende a 20,7 en las personas que pasaron tiempo en campos de refugiados en Nepal.
«La mayoría de los fallecidos por suicidio son por lo general hombres sin trabajo y sin los medios para mantener a sus familias. Algunas de las dificultades más comunes a las que se enfrentan las víctimas luego de la migración son los obstáculos lingüísticos, las preocupaciones sobre los miembros de la familia que permanecen en el país de origen y la dificultad para mantener las tradiciones culturales y religiosas», señalaron los autores en el informe.
Si bien hubo muertes por suicidios en otros grupos de refugiados durante dicho período, las cifras no fueron tan altas.
El índice de depresión en la población butanesa también es alto, situándose en el 21 por ciento, lo que es casi tres veces superior al índice para la población general de EE. UU.
«Uno sólo puede imaginar el estrés y las dificultades de las personas que llegan aquí», dice Ken Thompson, psiquiatra que trabaja en el Squirrel Hill Health Center, una clínica donde muchos de los refugiados en Pittsburgh reciben atención médica. «Obtienen muy poco apoyo durante un período de tiempo breve y luego se los deja solos para que se arreglen como puedan. Deben obtener un empleo y aprender el idioma. Además, las presiones para la familia son intensas, han sido víctimas de graves traumas y han debido hacer frente a todo tipo de situaciones».
Más de 60.000 refugiados butaneses se han reasentado en Estados Unidos desde el año 2008. Algunos miles de esos refugiados se encuentran en Pittsburgh. Los que llegan aquí pertenecen al grupo étnico nepalés. Vivieron en Bután durante varias generaciones.
Hace aproximadamente 20 años, el rey de Bután llevó a cabo una limpieza étnica. Más de 100.000 individuos pertenecientes al grupo étnico nepalés fueron echados de Bután y llevados a campos de refugiados en Nepal.
Kishor Pradhan, que pasó por todo esto antes de buscar asilo en Estados Unidos y establecerse en Pittsburgh, dice que la vida en los campos era difícil para todas las personas en todos los aspectos.
«Había atención médica en los campos, pero las personas sufrían una amplísima gama de problemas, algunas habían sido torturadas, habían sido obligadas a dejar el país», afirma Pradhan. «A los que no estaban dispuestos a irse los arrestaron y torturaron hasta que firmaran un formulario diciendo que estaban dispuestos a retirarse del país. …Sufrieron traumas mentales».
Pradhan es el presidente de la Asociación de la Comunidad Butanesa de Pittsburgh. Afirma que tratar los temas de suicidio y depresión -entre los que existe una fuerte conexión- es una de las inquietudes de la asociación, en especial debido a que en su cultura no es posible expresarse a nivel emocional.
«Realmente no hablamos, no nos expresamos mucho en relación con el trauma», dice Pradhan. «A veces me siento deprimido pero no puedo expresarlo».
Esta actitud ayuda a explicar el motivo por el cual muy pocos butaneses buscan ayuda antes de suicidarse. El estudio del CDC señaló que «sólo el 2 por ciento de los participantes informaron que usarían una línea directa de ayuda para evitar el suicidio en caso de crisis. Si bien esto puede indicar cierta preferencia, también puede señalar la falta de información y de acceso a los servicios ofrecidos en el idioma apropiado».
El informe también realizó algunas recomendaciones importantes:
· Mejores evaluaciones y servicios de salud mental para los refugiados a fin de identificar y tratar la ansiedad, la depresión y el trastorno causado por estrés post-traumático.
· Programas comunitarios más sólidos para los refugiados con el objetivo de atender el aislamiento post-reasentamiento.
· Programas de intervención de salud mental más ampliados que sean relevantes a la cultura butanesa.
Nuevos programas de capacitación y de intervención en la comunidad para evitar el suicidio.
Thompson afirma que no se trata solamente de atender el trauma y la depresión que experimentan estas personas, sino que también se debe encontrar algo para motivarlas a tomar las riendas de sus nuevas vidas en este país.
«Si les damos tratamiento, ¿para qué los estamos tratando?», pregunta. «Si los tratamos para que se sienten en una silla y no hagan nada en todo el día, ¿para qué sirve el tratamiento?»
Sobre Vivir en Las Sombras: Este proyecto es el resultado del Reporting On Health Collaborative (Informe en Colaboración sobre la Salud), en el que participan Mundo Hispánico en Atlanta, New America Media en California y Nueva York, Radio Bilingüe en Oakland, WESA Pittsburgh (afiliada de NPR) Univisión Los Ángeles (KMEX 34); Univisión Arizona (KTVW 33) y ReportingonHealth.org. Este proyecto en colaboración es una iniciativa de The California Endowment Health Journalism Fellowships de la Facultad Annenberg de Comunicación y Periodismo de la University of Southern California.
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