Vivir temiendo la deportación por ser inmigrante y negra, presa por violencia doméstica

Foto: www.ywca.org.

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De la redacción

Miles de inmigrantes sin documentos legales de residencia viven bajo el constante temor a la deportación. Y a ese temor hay que agregarle el miedo de vivir bajo el abuso del cónyuge, como es el caso de Aylaliya Birru, más de cuatro años presa en una cárcel de California por “agredir a su esposo”, quien la acusó de ser “físicamente abusiva”. Birru afirma sin embargo lo contrario, según The Appeal, revista electrónica especializada en el sistema de justicia penal. Situaciones como la de Birru suelen ser más frecuentes de lo que comúnmente se piensa.

Aylaliya Birru es una joven mujer que dejó amigos y familiares en su nativa Etiopía para venir a Estados Unidos a construir una casa y un sueño con su esposo en Roseville, un poblado 20 millas al noreste de Sacramento, California. Su marido, Silas D’Aloisio es “un exmarine con quien se casó en 2012 cuando él trabajaba en la embajada estadunidense en Addis Abeba”.

Birru llegó a este país tres semanas después de conseguir su Green Card y desde muy pronto supo que ese no era el sueño que había imaginado. Y es que las relaciones con su marido “se volvieron verbalmente abusivas entre sí… D’Aloisio se tornó físicamente abusivo”, y poco antes de que comenzara el otoño de 2014, “D’Aloisio compró una pistola y la mantuvo en el armario de su habitación”, arma que sacaba y acariciaba cada vez que las peleas subían de tono, afirmó Birru a The Appeal.

D’Aloisio “se había convertido en una persona muy violenta físicamente”, y Birru tenía miedo constante “de lo que podría hacerme», escribió la mujer. «Incluso él me decía que a veces le preocupaba mucho tener que terminar por lastimarme».

De acuerdo con la fuente en diciembre de 2014 la pareja tuvo una agria discusión porque ella sospechaba que D’Aloisio la engañaba. La discusión se volvió “viciosa”, hasta que él, dice ella, la empujó contra la pared. “La tomó del cabello y la golpeó en la cara y las costillas con los puños”. La llamaba «puta psicópata».

Cuando cesó la paliza Birru recuperó la pistola calibre .45 del marido, e insertó lo que ella pensó que era un cargador vacío. Luego, cuando ella apuntó el arma contra su marido, “Birru lo presionó para que le respondiera sobre su infidelidad; él necesitaba escuchar el clic de una pistola -descargada- para convencerse de que no era una broma”.

D’Aloisio comenzó a alejarse y ella apretó el gatillo. Una bala alcanzó la espalda de su marido, cuenta The Appeal. “D’Aloisio huyó de la casa y los vecinos llamaron al Departamento de Policía de Roseville. Birru también marcó el 911, y la policía la arrestó y la llevó a la cárcel del condado de Placer, bajo cargos de agresión con arma de fuego y lesiones corporales al cónyuge”.

El esposo sobrevivió al disparo pero sufrió un colapso pulmonar y fracturas en las costillas. “Él admitió haber abusado verbalmente de Birru, pero negó haberla agredido físicamente”.

No obstante, un informe policial del incidente, fechado el 14 de diciembre, dice que los oficiales de Roseville observaron hinchazón, moretones y sangre en la cara de Birru, que concordaban con la agresión doméstica denunciada por la mujer.

La fuente señala que la mayoría de las mujeres encarceladas han sufrido violencia física o sexual antes de su encarcelamiento. Y “Birru, como muchas mujeres, fue castigada por defenderse de un abusador”, y condenada a seis años en la prisión estatal de Folsom, «por agresión grave”. Como inmigrante, con una condena «por delito grave», esto terminó por cancelar los derechos restantes  de Birru, y ahora también «enfrenta la deportación».

Birru es vecina del Condado de Placer, cuya población es de casi 400 mil personas, 85 por ciento blancas y 2% negras. Como mujer negra, es “tres veces más propensa a ser deportada por motivos penales”, dice The Appeal, que no pudo contactar a D’Aloisio para obtener su opinión.

«El sistema de justicia en el condado de Placer es muy injusto, especialmente para los sobrevivientes de violencia doméstica», opinó Birru. “Se ignoraron todas las pruebas que muestran que fui sobreviviente de violencia doméstica. Creyeron en un hombre blanco, ciudadano de los Estados Unidos, que prestaba servicios en el Cuerpo de Marines».

Como último recurso y esperanza de quedarse en Estados Unidohora, ahora Birru sueña con un perdón o acto de clemencia del gobernador, Gavin Newsom. Pero la joven oficina de Newsom aún no ha actuado en su caso.

Jeffrey Wilson, el principal fiscal del distrito del Condado de Placer dijo a The Appeal que “el proceso judicial de Birru está basado en la evidencia de que el disparo fue un acto de celos… La única evidencia de que la acusada fue víctima de violencia doméstica fue la declaración de la propia acusada”.

Existe no obstante un informe policial del incidente fechado el 14 de diciembre, en el que los oficiales de Roseville observaron «hinchazón, moretones y sangre en la cara de Birru, en consonancia con la agresión doméstica denunciada por la mujer».

Y Linda Barnard, la terapeuta que atendió a la mujer, concluyó que Birru “ fue víctima de maltrato y abusos físicos, verbales y psicológicos, cometidos por su marido». Ella escribió un informe que dice que «cuando las mujeres golpeadas usan la fuerza, tienen que usar la fuerza suficiente para detener un ataque, lo que en la mayoría de los casos significa usar violencia más severa que la del atacante».

Aun así, el fiscal de distrito adjunto del condado de Placer, Shannon Quigley presentó cargos en  contra de Birru. Y el juez, Eugene Gini “no estuvo de acuerdo con que las acciones de Birru eran necesarias para prevenir un asalto doméstico”, y la condenó a prisión el 25 de septiembre de 2015.

En 2016 Birru apeló su sentencia alegando que Gini no cumplió con una ley estatal que «requiere que los tribunales consideren en la sentencia si un acusado es un sobreviviente de abuso».

La oficina de la entonces fiscal general de California, Kamala Harris, se opuso a la apelación de Birru, dice The Appeal. Argumentó ante el tribunal que “las fotos y la grabación de audio proporcionaron ‘poca evidencia’ de la denuncia de abuso de Birru”, y que Barnard «basó su opinión en una cantidad sustancial de pruebas de rumores que no fueron corroborados”. Por tanto, el tribunal denegó la apelación de Birru en 2017.

Birru no pudo ser elegible para la protección federal contra la deportación de sobrevivientes de abuso, conocida como visa U. En parte, porque el sistema legal criminal local no la etiquetó como víctima, dijo a la fuente Anoop Prasad, un abogado de la Ley Asiática con sede en San Francisco, que también representa a Birru.

«El problema con la visa U es que se necesita que el fiscal, el juez o la policía certifiquen que usted es víctima de violencia doméstica, y parece que todos han tomado la posición exactamente opuesta», dijo Prasad.

En abril, un juez federal de Inmigración “ordenó que se retirara a Birru de Estados Unidos. Pero aunque ella ha apelado la decisión, no podrá evitar la deportación sin el indulto del gobernador.

La fuente señala que los esfuerzos de organizaciones de base “que instan a los gobernadores a usar el indulto para perdonar a las mujeres encarceladas por delitos relacionados con la violencia física y sexual han generado una mayor atención en los últimos meses”. En enero, dicen, “el gobernador de Tennessee conmutó la cadena perpetua de Cyntoia Brown, y el gobernador de Ohio otorgó clemencia a Thomia Hunter; estas dos mujeres negras pasaron 15 años en prisión por matar a sus abusadores”.

Con todo, en una nota manuscrita dirigida a Gini, el juez que la sentenció, Birru ha expresado su remordimiento por las acciones que ella dijo que tomó para defenderse contra su esposo. “Nunca fue mi intención causar daño a nadie, especialmente a mi esposo. Si pudiera recuperar ese día, haría cosas diferentes”.

Valer anotar que durante su encierro, Birru obtuvo un diploma de preparatoria (GED) y una licenciatura en ciencias sociales, según los registros. Birru también le dijo a The Appeal que está “en una misión para inspirar a otros sobrevivientes de violencia doméstica”.

Si tuviera la oportunidad concluyó Birru, “le diría al gobernador Newsom que he logrado un crecimiento personal significativo a pesar de haber sufrido abusos… Mis ojos están abiertos a lo que están pasando tantas sobrevivientes de violencia doméstica. Quiero seguir trabajando por una sociedad donde la violencia doméstica sea impensable y tragedias como la mía no ocurran”. Aunque no se ha dado una fecha, Birru será deportada■

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