De la redacción
A medida que persiste el cierre del gobierno, que entra en su 14vo día, el nuevo Congreso se abre con celebración. Pero ambos bandos parecían mantenerse firmes en sus posiciones, lo que sugiere que no hay un final fácil para un callejón sin aparente salida. Los demócratas exponen su agenda, mientras la lucha para poner fin al cierre se cubre con un manto de incertidumbre.
Como se esperaba, los demócratas asumieron el control de la Cámara de Representantes, elegidos para participar en el Congreso 116°. En una emotiva sesión del Capitolio, la nueva líder de la mayoría en la cámara baja, Nancy Pelosi, de San Francisco, California, se alzó como la portavoz de ese cuerpo legislativo. Y tras tomar el mazo de mando disparó su primer tiro con un voto para reabrir el gobierno, cerrado parcialmente en su 14vo día por la disputa sobre el financiamiento de 5 mil 600 millones de dólares para el muro que pide Trump.
“Sin muro no hay acuerdo”, dijo el vicepresidente, Mike Pence secundando a su jefe. Mientras, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell reafirmaba que no llevará a votación al pleno de esa cámara, “algo que no firmaría el presidente”.
Con todo, la pelota ahora está en la cancha de los republicanos, más precisamente en la de Mithc McConnell. Entre tanto, los demócratas presentaron un ambicioso proyecto de ley, que propone cambios a las leyes de ética, financiamiento de campañas y de la votación, sin ningún tipo de financiamiento para el muro de Trump, excepto los mil 300 millones propuestos con anterioridad para reforzar la seguridad fronteriza con tecnología y más botas sobre la frontera.
Pero la implementación de este plan corre el riesgo de verse eclipsada por el impasse o intransigencia de la demanda del presidente sobre su muro fronterizo. Como se ha dicho hasta el cansancio, se trata sólo de pedazos de carne roja arrojada a las fauces de la fanática bases electoral de Trump, para mantener viva una de las principales promesas de campaña del presidente, que todavía anda en campaña.
Sin embargo, se predice que es una cuestión de tiempo, pues ya dos senadores republicanos se pasaron al bando de los demócratas para intentar reabrir el gobierno. Se trata del senador republicano de Colorado, Cory Gardner, y de Susan Collins, de Maine. Ambos en busca de su reelección en 2020.
Estos dos republicanos dijeron a la prensa la noche de ayer que es hora de poner fin al estancamiento incluso sin fondos para el muro. Y están de acuerdo en separar la votación para reabrir el gobierno, y votar otro día por el muro fronterizo. Al parecer, los senadores a ambos lados del pasillo están cortejando incluso la idea de impulsar una reforma de inmigración, como parte de las negociaciones para poner fin al cierre parcial del gobierno.
Según una nota del Foro Nacional de Inmigración, la cadena de televisión Fox, en sus últimos programas nocturnos dos de sus conductores, Sean Hannity y Tucker Carlson mencionaron anoche el potencial de “algún tipo de acuerdo de reforma para la frontera”.
Pero afirma la nota del foro que “Este ligero deshielo puede congelarse nuevamente si asesor del presidente Trump, el antinmigrante Stephen Miller y sus amigos se incorporan -más activamente- a las negociaciones”. Vale recordar, dice, que “Miller et al. Torpedearon el acuerdo el año pasado al alentar al presidente a que se extendiera demasiado y exigiera recortes a la inmigración legal”.
Y agrega: “Hay una urgencia en todo esto. Entre la eliminación potencial de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y la eliminación actual de muchos programas de Estatus de Protección Temporal (TPS), más de 1 millón de inmigrantes perderán su estatus legal en 2019”.
Como se dijo ayer en Línea Abierta de Radio Bilingüe, por gracia del presidente los jueces de inmigración en la frontera se han convertido en maquiladores de “criminales”, al declarar como tales a los migrantes sólo por cruzar la frontera y entregarse a los agentes fronterizos o ser capturados por éstos.
Sin embargo, estadísticamente la mayor cantidad de migrantes indocumentados no entran por la frontera terrestre del sur estadunidense, sino que son aquellos que entran por avión u otro tipo de transporte, con visa que luego se vence y deciden o no pueden renovarla. De hecho, los flujos migratorios de adultos han tendido a la baja durante la última década. Lo que ha aumentado en los últimos años son los flujos de menores, acompañados y no acompañados. Y las drogas, que satisfacen el enorme apetito de los estadunidenses, entran también por el mar, por el aire o por Canadá.
Con todo, como se anunció ayer en Línea Abierta, la Cámara de Representantes aprobó ya un paquete con dos piezas para reabrir el gobierno. La primera, combina seis proyectos de ley separados que ya han recibido apoyo bipartidista en el Senado controlado por los republicanos; reabrirían casi todas las agencias cerradas y las financiarían hasta el 30 de septiembre, que es el fin del año fiscal.
La segunda es una medida de gasto provisional para financiar al Departamento de Seguridad Nacional hasta el 8 de febrero, una fecha que McConnell propuso a fines del año pasado, en una medida que fue aprobada por el Senado pero que el presidente rechazó, lo que provocó este cierre parcial.
Por último, McConnell está esperando que Trump le dé línea para actuar, mientras que se ha ausentado de las conversaciones insistiendo en que corresponde a los demócratas resolver el impasse. Pero está empezando a enfrentar la presión de los republicanos vulnerables que se muestran preocupados por sus perspectivas de reelección en el 2020■