Urge a la opinión pública presionar a favor de los ovejeros

Pastizal en Colorado. Foto: Cortesía de wallpapersdepo.net

Pastizal en Colorado. Foto: Cortesía de wallpapersdepo.net

De La Redacción

Unos dos mil 500 inmigrantes con visa H-2A, la mayoría de ellos de Suramérica, trabajan como pastores de ovejas en ranchos del oeste de Estados Unidos. Pero las condiciones de trabajo incluyen el maltrato las largas jornadas laborales y los bajos salarios, así como largos periodos de soledad en remotas montañas y pastizales para la cría de ovejas, que con frecuencia conducen a estados tristeza y depresión. Estos trabajadores extranjeros que desconocen el país y la lengua cuando llegan y no cuentan con el apoyo de las autoridades federales del trabajo, describen un cuadro semejante a la explotación laboral, según Ricardo Pérez, Director ejecutivo de la organizaciones de defensa de los inmigrantes, Hispanic Affairs Project, HAP, quien platica con Chelis López en este programa de Línea Abierta que ella misma conduce, sobre las referidas condiciones laborales de los ovejeros, que sin embargo parecen no haber despertado una reacción de protesta por parte de la opinión pública. HAP es parte de una demanda de los trabajadores que cuidan o pastorean las ovejas, en contra del Departamento del Trabajo.



Ricardo Pérez es el Director Ejecutivo del Proyecto de Asuntos Hispanos (Hispanic Affairs Project, HAP), en Montrose, Colorado. Dice que en breve tiempo ha visto muy de cerca el padecimiento de los ovejeros. Y que HAP es una organización pequeña, con algunos de sus miembros ex ovejeros, que comenzó a organizarse en 2006 cuando empezaron a darse cuenta de los abusos que estaban pasando en ese sector laboral desconocido: los pastores de ovejas “que viven cuidando unas mil 200 ovejas cada uno, completamente en la soledad, sin vínculos con la sociedad, y cuyo único vínculo humano es con su propio patrón”.

-¿Qué motivos impulsaron a esta organización a asumir la representación de los ovejeros? –pregunta Chelis López al invitado de Línea Abierta.

“Nosotros estamos muy orgullosos de estar haciendo esta demanda contra el Departamento del Trabajo, para que incremente inmediatamente los salarios a los trabajadores”, responde Pérez.

Afirma que estos trabajadores vinieron de Perú, antes de Bolivia y de Chile, y con una población considerable de mexicanos que también están trabajando en esta industria.

“Nosotros en el 2006 comenzamos a saber de ellos poco a poco, fue un descubrimiento, una conversión para nosotros; porque durante todos estos años hemos estado, vamos a decirlo, literalmente en la clandestinidad, visitándolos”, sostiene el director de HAP.

Su relación como organización ha sido solamente con los trabajadores, continúa, “y por eso nosotros nos sentimos en propiedad de hablar sobre las injustas e inhumanas condiciones de estos seres humanos. Esta ha sido una de las razones por la cual nosotros hemos estado trabajando también contra el tráfico humano, porque las condiciones de vida, como estaban explicando los compañeros ovejeros en las llamadas telefónicas, son condiciones de tráfico humano”.

-¿Por qué se califica a esto de tráfico humano?

“La industria de la oveja, como ellos mismos lo mencionan, tiene una historia aquí de 100 años. Nosotros hemos encontrado por ejemplo algunos volantes informativos, diciendo: ‘Esta es una industria que no ha cambiado casi nada en los últimos 100 años’, desde que nació; ¡y eso es cierto!”. La experiencia de este organizador comunitario lo faculta para decir explicar que las condiciones de vida del trabajador que cuida borregos datan de hace 100 años, y han sido condiciones muy duras.

“Nosotros en nuestra experiencia hemos observado casos de abuso psicológico, y abuso físico, abuso verbal. En muchos casos es una constante. Es como una cultura, una práctica”. Y relata que cuando la industria del borrego trae a un trabajador aquí, estos trabajadores tienen raíces indígenas, especialmente los trabajadores peruanos, bolivianos, chilenos. “Son tal vez trabajadores que han vivido en la montaña, en la sierra, en esos países. Vienen a este país completamente desconocido, no conocen la lengua, y por el tipo de visa, el trabajador queda amarrado al patrón… El trabajador sólo tiene dos palabras en su boca: oveja y patrón”

Se sabe de muchos casos en los que el empleador les ha quitado sus documentos, lo cual es ilegal, como una manera de retenerlos, “y estoy hablando de lo que el trabajador nos cuenta, en privado, cuando están solos. Y muchas veces llorando dicen: ‘Esta es mi experiencia’”. Es usual que cuando llegan y ya están en el aeropuerto su patrón los recoge y el mismo día comienzan a trabajar. “En un país extraño, deben comenzar a trabajar. No tienen un día libe de vacación, a lo largo del año”.

Estos trabajadores usualmente trabajan en propiedades privadas o en terrenos públicos que se hallan completamente lejos, sin transporte, añade Pérez en la descripción de las condiciones laborales de los ovejeros. Un día, dice, “Nosotros encontramos a un trabajador que no le dieron caballo, en el verano, en la montaña, sino que estaba en bicicleta. ¡Imagínese, en una bicicleta en la montaña! Y cosas así”.

Al parecer esta situación es constante. “Incluso tuvimos una conversación con algunos psicólogos, diciéndonos, ‘Miren, esta es la situación de los trabajadores… obviamente estos trabajadores sufren de depresión, y esa es una constante’. Pensando en que el trabajador viene sin su familia a este país. Usualmente todos están casados, tiene sus hijos; vienen a la soledad, no tienen otro contacto humano más que el patrón, con quien el tipo de conversación es alrededor del trabajo”.

Muchas veces se han encontrado casos donde ha habido abuso físico y verbal. “Donde los trabajadores, ellos mismos dicen: ‘No existe un ovejero que no haya llorado’. Y eso es para reflejar la dureza de vida que tienen estas personas aquí”, afirma Pérez.

Narra que hace como tres semanas, un compañero que vive en el lado norte, que está retirado del trabajo pues tiene 70 años de edad y está bastante enfermo, le contó que en 1965 comenzó a tener contacto con trabajadores en la Sierra Nevada. “Y él vino a vivir al norte de Colorado. Durante cerca de diez años él estuvo visitando a los trabajadores en la soledad; sólo él. No sabía que existía HUP, la organización”. Entonces, señala el organizador, el amigo comenzó a contarle, llorando, la historia de esos trabajadores que nadie ha visitado a los largo de diez años aquí en Colorado. “Me llamó y dijo: ‘Ricardo, quiero que sepas que yo en este momento estoy yendo a visitar a un trabajador que me ha estado llamando hace tres días; él ha estado sin comida tres días. Y voy a ir a visitarlo, yo estoy muy enfermo, pero sé que este trabajador necesita tener compañía humana y lo voy a ir a buscar”.

Son casos que suceden a diario, y los miembros de HUP dicen estar cansados de ver este sufrimiento. “Por esa razón, nosotros como organización estamos haciendo una demanda al Departamento de Labor (del Trabajo) para que incremente los salarios. Esperamos que el Departamento de Labor tenga el corazón de aceptar, al menos, aumentar el salario a una condición más humana, lo cual en cualquier otro país del mundo se trataría de robo de salario, o tráfico laboral”.

Además, sostiene Pérez, en este país mantener a trabajadores que no tienen ni un solo día de vacación, que reciben solamente 750 dólares al mes, de los que tienen que pagar el costo de su ropa, sus botas, y tienen que pagar su comida también. “Sabemos de trabajadores que reciben una bolsa de papas, y les dicen: ‘Esta es tu comida para el resto del mes’. Pero si el trabajador comienza a pedir carne, le dicen, ‘Sí, te voy a traer carne, pero te lo voy a cobrar’”.

Se les va descontando… a veces la comida que les dan está casi a punto de echarse a perder, o echada a perder.

Me contabas Ricardo que de manera secreta ustedes se enteran sobre las condiciones de estos trabajadores, intercede López. Porque los patrones, dice, no quieren que los ovejeros reciban visitas, a nadie.

– Háblame un poco de las represalias, de las amenazas. ¿Qué problemas enfrentan los ovejeros, para decidirse a denunciar?
Usualmente los trabajadores, dice Pérez, vienen con una visa que amarra a los trabajadores con un solo empleador o patrón. Si el patrón se siente mal, no quiere seguir con ese trabajador, o si el trabajador se enferma, “ya no ‘sirve’, ironiza el invitado de Línea Abierta. “También le pueden cancelar la visa. Entonces, hay una presión psicológica del trabajador, de tratar de complacer a su patrón; porque tiene miedo, o a veces ha incurrido en deudas para venir a este país”.

Un elemento muy importante que han encontrado en los inmigrantes de procedencia indígena, entre los trabajadores suramericanos, es que “el indígena, es un hombre de palabra; cuando viene a este país, viene con la palabra de que va a hacer un trabajo. Es como una vergüenza para ellos regresar a su país habiendo fracasado en un trabajo. Todo eso ha permitido que también la industria se acomode, y reproduzca la tradición del maltrato que tenían hace 100 años con los trabajadores, cuando no había leyes; y ahora en el 2015, que continúen esos abusos, es algo inaceptable”.

Cuando platicó Línea Abierta con Nina NiSalvo, la abogada de Towards Justice, ella comentaba que parte de lo que los trabajadores están pidiendo es que el Departamento del Trabajo revise la manera en que están calculando el salario para los ovejeros, para esos trabajadores que vienen de otros países.

-Háblanos un poco de esas recomendaciones que se están proponiendo al Departamento del Trabajo. Ya mencionabas una que es la de elevar el salario ¿algunas otras?

“No. Básicamente es esa. Lamentablemente nosotros no tenemos la capacidad, ni podemos controlar o evitar los abusos, el hambre y el frío que muchas veces sufren los trabajadores allá en el campo, en la propiedad privada o en la tierra pública; porque aquí en Colorado hay condados, y eso explica por qué tenemos una industria de la oveja bastante grande… incluso condados que el 80 por ciento son tierra pública”, afirma Pérez.

Esta industria, continúa, no es realmente una industria con mucha tecnología. “Lo único que necesita es tener una tierra abierta, que en este caso es del gobierno, y luego tener un trabajador; y mil 200 ovejas para cuidarlas y luego venderlas”, llegado el momento de vender.

“Nosotros creemos que al menos una compensación salarial es lo mínimo humano que estamos pidiendo. Y por eso el enfoque es que el Departamento de Labor revise, que en nuestra opinión ellos han faltado… el salario de 750 dólares; legalmente son 650 dólares al mes. Y eso viene de 1965, más o menos. Estamos hablando de varias décadas atrás. Al menos hacer un ajuste salarial, e irlo mejorando con los años, como es normal en cualquier industria en este país. Creo que es lo correcto”.

Ricardo Pérez hizo una aclaración: “Dentro de nuestra organización tenemos miembros que son antiguos ovejeros, y también tenemos miembros que actuales ovejeros, que en la clandestinidad se han comprometido a trabajar con nosotros, como apoyarnos, y por supuesto nosotros les apoyamos”.

Agregó que ellos no tienen relación con la industria, no saben cuánto gana la industria en este rubro. “No es nuestro interés. La única preocupación son los seres humanos. El trabajador, con que el nosotros estamos en contacto cada semana; tenemos un equipo en el lado noroeste, y en el sur, en el área de Clorado especialmente, donde compañeros nuestros visitan a los trabajadores”.

Pérez dijo también tener el apoyo de algunas iglesias, y de personas de la comunidad que han aprendido sobre esta comunidad y se han indignado, y están apoyándonos; muchas veces colectamos ropa, comida, medicina, guantes para el frío, botas, y tratamos de distribuirlo a lo largo del año. Esto es algo que impacta a estos trabajadores, a cientos de trabajadores, no sólo en colorado”.

La organización de Pérez también hace visitas por el lado de Wyoming, y Utah, donde muchas veces el trabajador no está en un solo lugar, sino que se están moviendo; durante el verano suben a la montaña, y en el invierno bajan a la tierra baja, un poco más caliente.
– En California y en Oregon los ovejeros ganan un poco más

Aunque esta organización HUP es una organización pequeña forma parte de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes de Colorado, y tienen conexión algunas agencias especialmente legales, y algunas universidades han estado haciendo investigación bastante seria, dice Pérez, publicadas algunas de ellas en órganos nacionales enfocados en los derechos de los inmigrantes y la parte laboral.

“Algo que ha sido un desafío es que no ha habido opinión pública al respecto. Durante décadas y décadas la situación de los ovejeros ha sido algo oculto. Eso explica por qué también el Departamento del Trabajo no ha hecho ninguna actualización a las regulaciones, que son regulaciones obsoletas”.

– Como puede ser parte de estas propuestas el Departamento del Trabajo

“Necesitamos ayuda de la comunidad, iglesias, personas que han aprendido de esta realidad que se comunique con el Departamento del Trabajo y pidan justicia para estos trabajadores los ovejeros”■

El programa completo

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