De la redacción
Como es sabido, la prohibición de viajar que impuso el presidente Trump será presentada mañana miércoles ante La Corte Suprema de la nación. Y lo que poco se sabe es que esta política antinmigrante está golpeando académica y económicamente a las universidades estadunidenses. Por tanto, decenas de grupos de educación superior escribieron en un informe amicus (escrito firme externo al caso legal pero con interés en él), para calificar la prohibición de viajes de Trump como un «mensaje clarificador de exclusión para millones», que daña la capacidad de las universidades de inscribir estudiantes internacionales y reclutar a los mejores profesores”.
Datos recopilados por especialistas muestran que durante la era de Trump, las universidades estadunidenses ya se están quedando atrás, en una proporción de dos a uno respecto a los competidores extranjeros, que se están aprovechando de la retórica antinmigración de Trump, “para reclutar agresivamente los tipos de estudiantes y profesores extranjeros que normalmente vendrían a Estados Unidos para su educación superior”, cita la publicación POLITICO.com.
La inscripción en las entidades de educación superior estadunidenses bajaron un 3 por ciento durante el año escolar 2016-17, “y se proyecta que la disminución se duplicará este año escolar”, dicen los datos citados por la fuente, registrando estos porcentajes por primera vez en 12 años desde que inició este registro.
Agregan que “las universidades en el extranjero ven aumentos tan altos como los dos dígitos”. La disminución de estudiantes extranjeros que se matriculan en universidades estadunidenses es sólo la última evidencia de que las políticas de inmigración de Trump “cierran puertas en Estados Unidos a visitantes o personas de todo el mundo… al otorgar menos visas”.
Phil Honeywood, el CEO de la Asociación para la Educación Internacional de Australia, dijo a POLITICO que su país, uno de los principales competidores de Estados Unidos en recepción de estudiantes universitarios, «ha visto grandes saltos en los números de estudiantes que se inscriben -12% más, el último año-, procedentes de países de mayoría musulmana como Malasia e Indonesia, y del Medio Oriente”.
Y Canadá, China, Nueva Zelandia, Japón y España vieron crecer también su matrícula al doble, en el ciclo escolar 2016-17, según datos del Instituto de Educación Internacional.
Las universidades firmantes del amicus enviado a la Corte Suprema dicen que necesitan seguir atrayendo a los estudiantes más brillantes del mundo para que Estados Unidos mantenga su ventaja científica. Argumentan que “los estudiantes extranjeros a menudo se vuelven importantes impulsores económicos”, ya que además, y muy a menudo, “pagan la matrícula completa, y algunas universidades les cobran más por asistir a sus campos universitarios”.
En su escrito ‘amigable’ al Tribunal Supremo los grupos universitarios sostienen que desde que Trump firmó la prohibición de viajar, “los estudiantes internacionales han expresado su preocupación por venir a estudiar a Estados Unidos, mientras que los profesores han rechazado trabajos y los académicos extranjeros se han retirado de las conferencias académicas estadunidenses”.
Y esperan que en caso de que la Suprema escuche sus argumentos, los jueces «consideren el caso que fue presentado por el estado de Hawai y el líder de un grupo musulmán allí”, y si la orden del presidente violó la prohibición de la Constitución “al establecer la religión como motivo y apuntar a los musulmanes”.
La administración ha sostenido que la prohibición de viajar es un paso necesario de seguridad nacional, y los abogados del gobierno han argumentado que no está relacionado con los votos de Trump en la campaña electoral para instituir una prohibición musulmana, como se ha señalado ampliamente, para quedar bien con su base electoral xenófoba.
Y añaden que no sólo se trata de la prohibición de viajar, sino que la administración Trump está considerando restringir las visas a los ciudadanos chinos, “lo que podría perjudicar a los estudiantes chinos que estudian en universidades estadunidenses”. Los funcionarios de la administración describen las posibles restricciones, así como las abruptas tarifas arancelarias al comercio, dice POLITICO, “como respuesta al supuesto robo de propiedad intelectual”.
En tanto, la universidades estadunidenses están presionado agresivamente para que los legisladores encuentren una forma de preservar DACA (el programa de acción diferida para los llegados en la infancia) de la era Obama, que protegió de la deportación y otorgó permisos de trabajo a personas indocumentadas que fueron traídas al país cuando eran niños, y que Trump canceló arbitrariamente de un plumazo, tras declararle su “amor” a los recipientes de dicho programa.
Algunas universidades han entrado en batallas judiciales. La Universidad de California, por ejemplo, se encuentra entre los demandantes que impugnan la decisión de Trump de eliminar a DACA.
«La clave para nosotros es poder atraer a los mejores y más brillantes estudiantes y académicos de todo el mundo», dijo a la fuente el presidente de la Universidad del Sur de California, C.L. Max Nikias. «Eso ha sido parte de la fuerza de quiénes somos como país»■