La Pastorela, una obra de teatro que combina la fe y la diversión, es una de las tradiciones másarraigadas de los mexicanos en la temporada navideña. La obra teatral tiene sus orígenes en la época colonial, y cuenta los obstáculos que le pone el diablo a un grupo de pastores que se dirige a Belén para adorar al Niño Jesús. Como parte de esta tradición, las pastorelas suelen incorporar la crítica social del momento. En esta temporada, el grupo de teatro Sinergia, de Los Ángeles, adaptó su pastorela a la reciente elección presidencial de Estados Unidos y la amenaza de las deportaciones masivas. ¿Se imaginan quién es el diablo? Nuestro corresponsal en Los Ángeles Rubén Tapia nos lleva al teatro.
Los actores del grupo teatral, Sinergia, transforman el escenario del Teatro Frida Kahlo en un parque de Los Ángeles, hasta con vendedores ambulantes.
Se escuchan los anuncios de los vendedores…
¡Micas! jefes. ¡Compren sus ID’s! ¡Tarjetas de Seguro Social! ¡Mapas para las casas de las estrellas! ¡CD’s y DVD’s piratas! ¡Flores! ¡Flores de Nochebuena!
No podía faltar el borrachito:
“Hay manito ¿compraste otra botella?”
Y el macho del barrio:
“Qué buena esta la nochebuena, ¡mamaciiiiita!..”
“¡Ay, pelado! que no somos iguales…”
A esta escena entra cabizbaja y con un abultado vientre María, que está a punto de dar a luz, acompañada de José. Acaban de ingresar al país sin ‘papeles’.
María:
“Cruzamos por Arizona y hemos caminado tanto. Venimos desde muy lejos y hemos venido dejando en el camino todo lo que teníamos”
José y María le cuentan sus penas a una pobre vendedora de flores, a la que la policía acaba de despojar de su mercancía. Sin embargo, muy conmovida por no poder darles posada, comparte lo poco que le queda.
“¡Espere! tome este billete. Tome esta fruta, la traje para mi lonche”, dice la vendedora.
Contrario a la compasión de la vendedora, el beato de la cuadra, se indigna cuando José y María buscan posada en la iglesia.
Beato:
“Le decía que aquello es un escándalo, sin nombre. Hay unos mendigos allá en la puerta de la iglesia. ¡Están obstruyendo el paso! Y a la mujer se le ha ocurrido parir allí. ¡Hay que sacarlos inmediatamente!”
Todas las pastorelas tienen diablo, que hace lo posible por asegurarse de que los pastores no lleguen a Belén. En esta pastorela, el personaje con cola y cuernos está vestido de civil y es la fuente de disputa y discordia en el vecindario. Después se hace pasar como el representante de la ley y el orden.
Dablo:
“Ahora si te pesqué. Con que cortando flores. A la paya por ladrona. A hervir en aceite…”
Resulta que en esta pastorela, el diablo tiene otro nombre.
Vecino:
“Su nombre más pomposo es Mefistófeles…, pero le dicen el Donald”.
Diablo:
“He estado en el corazón de todos y ahora en la Casa Blanca. Si quieres me voy, pero primero ¡deporto a todos!”
En esta pastorela ‘trumpiana’, participan doce actores y actrices, en su gran mayoría inmigrantes. Todos quedaron muy impactados por la elección de Trump. Con obras como esta esperan sembrar esperanza en la comunidad latina, señala el actor Carlos Iraiz:
“En estos momentos en que se cree tan difícil, siempre hay algo que puede cambiar el rumbo. Y la obra intenta hacer eso”
El director y guionista de la pastorela es Rubén Amavizca. Inició su carrera teatral en México, precisamente actuando en una pastorela. Tiene más de una década produciéndolas en Los Ángeles junto a otras puestas en escena diversas, durante todo el año. Así concibe el papel de sus creaciones:
“En mi caso el teatro siempre es social, siempre es humanista, siempre es político. Vamos a seguir luchando y vamos a presentar cosas que sean interesantes para la comunidad, que hablen de los problemas de la comunidad. Si tenemos problemas ya los enfrentaremos cuando lleguen. Pero no vamos a dejar de hacer nuestro trabajo”
Como en todas las pastorelas el bien acaba triunfando sobre el mal. Al diablo Donald los inmigrantes ‘le echan montón’ y lo derrotan.
Inmigrante:
“Ya me imaginaba quien andaba metido en esto. ¡Vamos a correrlo!”
Sólo falta el detalle culminante. José suplica al borrachito:
“En el nombre del cielo, dinos dónde guarecernos. Mi esposa ya no puede andar”
Borracho:
“¿Y yo por qué? Aquí no es mesón. Sigan adelante”
José:
“Venimos desde muy lejos… No sea inhumano”
Borracho:
“Pero yo ni siquiera los conozco. Ni siquiera sé quiénes son ustedes”
José:
“Mi esposa es María y yo soy José, soy carpintero pero me he quedado sin trabajo”
Finalmente le ceden el cuarto de herramientas, donde nace el niño Jesús. Pero todavía falta la última impertinencia de los seguidores de Trump:
«¡Qué escándalo de gentuza! ¡Usan la nochebuena como pretexto para sus excesos! Mira, que ñiño tan feo está allí. Parece un ilegal, hay que hablarle al Donald Trump”
Los inmigrantes responden en coro:
“¡Déjenlo dormir!”
Entre santos peregrinos… Música y aplausos…
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Los Ángeles, California, Rubén Tapia.
Fotos son Cortesía de Manuel Santiago.
La Edición Semanaria de Noticiero Latino:
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