De la Redacción
“La idea es movilizar a las mujeres, incluidas las mujeres trans, y a todos los que las apoyan en una jornada internacional de lucha: un día de huelga, marcha, bloqueo de caminos, puentes y plazas, abstención de trabajo doméstico, cuidado y sexo, boicot. Hacer visibles las necesidades y aspiraciones de quienes se inclinan en el feminismo: las mujeres en el mercado de trabajo formal, las mujeres que trabajan en la esfera de la reproducción y la atención social y las mujeres desempleadas y precarias”.
La cita es el próximo 18 de marzo y las expectativas enormes. Podría ser otra sacudida, dice un grupo de mujeres que se autodenomina, Mujeres de América. Su presencia en las calles de este país -y del mundo- el 21 de enero pasado lo constata: paralizaron las arterias que alimentan el corazón político de Washington, DC, con su monumental marcha de las mujeres además por todo el país, contra la misoginia y el racismo, y las políticas antinmigrantes del presidente entrante, Donald Trump, justo al día siguiente de su inauguración. Una movilización que no se había registrado por lo menos en el último medio siglo. Dicen expertos.
Es un hecho que las mujeres emergen con fuerza en distintos frentes en torno a la defensa de causas diversas, propias de su género y ajenas. Como la inequidad salarial ante los hombres que realizan el mismo trabajo, la defensa de los derechos laborales de la mujer trabajadora y por ende de la clase trabajadora en general, que incluye a los hombres; la defensa de su derecho a la salud reproductiva y de la mujer; o la defensa de los derechos de las mujeres lesbianas y transexuales, así como de la comunidad LGTB, etcétera.
Es un hecho también que hay suficiente evidencia para pensar que podrán echarse al hombro, como lo han venido haciendo, otras luchas que tienen que ver también con el rechazo al racismo y la explotación que se expresa frente a las mujeres de color e inmigrantes, dice el periódico inglés, The Guardian..
Mientras que la flagrante misoginia de Donald Trump fue el detonante que desencadenó en lo inmediato la enorme movilización del 21 de enero en respuesta al ataque sistémico contra las mujeres, “las deplorables condiciones de vida de millones de mujeres, especialmente de las mujeres de color y trabajadoras, desempleadas y migrantes, es la razón que prevalece en la realidad, donde su condición se han ido deteriorando en los últimos 30 años gracias a la ‘financiarización’ del mundo y a la globalización empresarial”.
El feminismo ínfimo que se ha expresado en algunas mujeres y otras variantes como el feminismo corporativo no ha favorecido a la mujer. De hecho, dice la fuente, “ha fracasado con la mayoría de nosotras”.
Porque la mujer en general carece de “acceso a la autopromoción individual y al progreso y cuyas condiciones de vida sólo pueden ser mejoradas a través de políticas que defienden la reproducción social”. Y que garanticen los derechos laborales. “Tal como lo vemos, la nueva ola de movilización de las mujeres debe abordar todas estas preocupaciones de manera frontal. Debe ser un feminismo para el 99%”.
Las marchas masivas de mujeres del 21 de enero pueden haber marcado el comienzo de una nueva ola de lucha militante feminista. Pero ¿cuál será exactamente su enfoque?, se pregunta Mujeres de América. “En nuestra opinión, no basta con oponerse a Trump y a sus políticas agresivamente misóginas, homofóbicas, transfóbicas y racistas. También tenemos que enfocar el ataque al neoliberalismo en curso, sobre la provisión social y los derechos laborales”.
Y no están solas en Estados Unidos, donde demográficamente son mayoría, se gradúan más de las universidades y votan en mayor cantidad que los hombres, sino que se nutren de un movimiento feminista nacional e internacional que comparte los mismos principios y luchas contra la globalización de la misoginia y el racismo, o contra las políticas y personas antinmigrantes, la defensa al medio ambiente, a la educación de sus hijos y a la salud.
Mujeres que también han marchado al parejo recientemente en las calles de otros países hablan de un nuevo tipo de feminismo que ya está surgiendo internacionalmente en las luchas en todo el mundo.
“Desde la huelga de mujeres en Polonia contra la prohibición del aborto hasta las huelgas y marchas de mujeres en América Latina contra la violencia masculina. Como la de las mujeres indígenas zapatistas del sureste mexicano, o la de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina y tantas otras. Desde la gran manifestación de mujeres de noviembre pasado en Italia, a las protestas y la huelga de mujeres en defensa de los derechos reproductivos en Corea del Sur e Irlanda, todas con una agenda similar: antirracista y antimperialista, contra el sexismo y antineoliberal. Causas que contribuyen, dicen estas mujeres, a la expansión del feminismo.
Como primer paso Mujeres de América propone ayudar a construir una “huelga internacional contra la violencia masculina y en defensa de los derechos reproductivos el 8 de marzo”. La convocatoria anuncia la presencia en las calles de grupos feministas de alrededor de 30 países «que han pedido una huelga de este tipo”. Un día sin mujeres este próximo 8 de Marzo o Día de la Mujer, en solidaridad con las mujeres trabajadoras, sus familias y aliados en todo el mundo.
“Estas acciones tienen como objetivo hacer visibles las necesidades y aspiraciones de quienes se inclinan en el feminismo: las mujeres en el mercado de trabajo formal, las mujeres que trabajan en la esfera de la reproducción y la atención social y las mujeres desempleadas y precarias”, cita la fuente..
Es importante no perder impulso, no dejar pasar el ‘momentum’. .
“Vamos a unirnos el 8 de marzo para atacar, salir, marchar y demostrar”, dice la convocatoria de Mujeres de América, que recomienda utilizar esta “jornada internacional de acción contra un feminismo delineado y construir en su lugar un feminismo para el 99%”.
Un feminismo de base y anticapitalista, un feminismo en solidaridad con las mujeres trabajadoras, sus familias y sus aliados en todo el mundo, concluyen■