Este lunes el presidente Trump intensificó drásticamente la campaña de los republicanos, en un mitin de apoyo a la candidatura por el Senado del senador titular, Ted Cruz en Houston, Texas, dándole un tinte de batalla contra la inmigración y por la pureza de la raza en estas elecciones de medio término. Esta nota forma parte de nuestra serie “Hacia el Voto 2018”.
Como ha sido costumbre al declarar públicamente sobre cualquier cosa, Trump emitió una advertencia bastante oscura y sin fundamentos ante su audiencia enardecida en el Toyota Center de Houston, donde hacía campaña por Ted Cruz, acerca de que «desconocidos del Medio Oriente» (léase: terroristas árabes) habían infiltrado la caravana de migrantes hondureños y centroamericanos que vienen cruzando la frontera sur de México, con la aviesa intensión de venir a destruir a Estados Unidos.
La idea es avivar los temores, arrojar carne roja a su enfurecida base electoral, a cerca de “el otro”; los extranjeros que no son caucásicos ni ricos, caldeando los ánimos con la amenaza del crimen que vienen a cometer, antes de la votación del 6 de noviembre. Tal es la táctica que utilizó para alcanzar la Casa Blanca.
En este contexto el presidente trata de vincular a los demócratas con la caravana de migrantes, con ataques a los candidatos de las minorías utilizando epítetos raciales. Al apuntar a la caravana, el presidente parece decidido a terminar la temporada de elecciones con una lucha cultural por la identidad nacional en lugar de los problemas que los líderes del Partido Republicano inicialmente querían enfrentar. Como los recortes de impuestos o la economía. Por cierto que también Trump ha hecho cundir el falso rumor de que va a ordenar un nuevo recorte de impuestos para la clase media, a fin de ganar más votos para sus candidatos.
El contrincante del senador Cruz, el congresista Beto O’Rourke, quien representa el Distrito 16 de Texas, que abarca el Condado de El Paso, mantiene 9 puntos de distancia pero continúa ganando la simpatía de los jóvenes ‘milenium’, las mujeres y las comunidades inmigrantes fronterizas, así como dinero para sus arcas proveniente de pequeñas contribuciones. No acepta dinero de los PAC’s o comités para el financiamiento de campañas. Una encuesta basada en 800 llamadas telefónicas de The New York Times ubica a O’Rourke, elegido por primera vez en 2012, con el 41 por ciento de las preferencias del votante texano, un 44% que le es desfavorable, y un 15% qu dice estar indeciso.
Hasta el propio Cruz manifiesta un ligero nerviosismo al pensar que Beto O’Rourke podría prevalecer realmente en noviembre si la ola azul llega a su fin, dice la fuente. Por cierto que los que ya se han adelantado con el voto temprano, en el Condado de Harris rompieron record desde el primer día de la votación anticipada en una elección de medio término, con 63 mil 188 votantes que enviaron ya su voto por correo para evitar las tácticas de supresión del voto que los republicanos han venido implementando desde hace por lo menos una década.
Tales como el gerrymandering o la manipulación de las líneas distritales; la desaparición de casillas en los condados; la reducción de días para la votación anticipada; los ‘cotejos exactos’ de la información vertida en la boleta, donde un guion, una letra, un número distinto y hasta un espacio en blanco de más pueden anular el voto, etcétera.
O’Rourke, un congresista de 45 años de edad de El Paso, resolvió ignorar básicamente todo esto. Él dice relativamente poco acerca de Cruz, en la lógica de que todos ya lo conocen pues ha visitado cada uno de los 254 condados del estado. sostiene que “tampoco él votaría por un partido que nunca se presentó en su ciudad”. Como ocurre con muchos demócratas, que según una nueva encuesta realizada por Latino Decisions para NALEO, el 60% de todos los votantes latinos no habían sido contactados para registrarse para votar. Y al igual que en ciclos electorales anteriores, los votantes latinos corren el riesgo de ser ignorados nuevamente. Aún así, han roto récord en el número de registros en el padrón electoral.
En tanto, a 15 días de la elección, la más importante de los últimos tiempos, tras viajar por carretera durante 34 días O’Rourke se aproxima a otra multitud “desarmadora”, en un condado típicamente rojo, preparado para animar sus bases con “un progresivo progresismo, en el corazón del país de Trump”, dice el Times.
El contraste entre los candidatos no podría ser más claro: Ted Cruz es “la personificación del activismo republicano del Tea Party”, mientras que O’Rourke se presenta como “un progresista descarado”. Él es ahora una figura nacional debido a su presencia carismática en la campaña, “encarnando los sueños de muchos demócratas más allá de Texas, algunos de los cuales lo ven como un potencial candidato presidencial”.
Y es que las propuestas de O’Rourke se refieren a nuevas restricciones en la venta de las armas; salario mínimo de quince dólares la hora; disminución del castigo a delitos por posesión y consumo de pequeñas cantidades de marihuana, eliminar al usuario de los registros de los arrestos; acceso a los estudios medios y superiores; un No contundente a la construcción del muro y a la militarización de la frontera; una clara y fuerte condena a la separación de los niños migrantes de sus padres, y el reclamo para su pronta reunificación; la defensa del Medicaid y Medicare, y la propuesta para ampliar los servicios de salud a toda la población son algunos de los temas de su agenda.
Por su parte Cruz, quien durante los debates de 2016 en los que terminó en segundo lugar frente a Trump por la nominación presidencial republicana, llamándolo «completamente amoral» en los últimos días de la campaña, recibió el lunes con manifiesto beneplácito la visita del presidente a su mitin de campaña en Houston.
Actualmente Cruz es el titular del escaño en el Senado, y fue elegido por primera vez en 2012. Cuenta con el 51% de las simpatías del electorado texano, y 42% le es desfavorable; 7% no sabe por quién votar.
Cruz es conocido por sus formidables habilidades en debates y sus ataques verbales severos contra los oponentes. Es definitivamente un cabildero de los intereses de las grandes corporaciones; condena la situación de los Dreamers y se opne a la refoma migratoria y al Dream Act. Apoya demandas contra la cláusula de las condiciones preexistentes de salud y apoya la derogación de la Ley de Salud Costeable.
“No ha sido particularmente querido en el Senado ni siquiera entre sus colegas republicanos”, señala la fuente. El ex portavoz de John Boehner lo llamó «Lucifer encarnado». Y ha dicho de O’Rourke que es demasiado liberal para Texas. Sobre todo en cuanto al control de armas y la inmigración. Creuz se hace eco de la retórica de Trump que criticó a los demócratas de El Paso por decir que los miembros de pandillas inmigrantes son «personas», y no «animales»■
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