Hace diez años, varios centenares de trabajadores de una fábrica empacadora de carne en el pequeño pueblo de Postville, estado de Iowa, fueron detenidos y deportados. Hasta la fecha era la redada laboral más grande en la historia del país. Más de la mitad eran originarios de San José Calderas, una comunidad rural de Guatemala. Nuestra corresponsal María Martin visitó el pueblo, habló con varias familias y nos reporta cómo la repatriación masiva devastó a esta comunidad, que dependía en gran medida de las remesas.
Se escucha ambiente exterior de un pueblo…
En las faldas del volcán Acatenango, localizado en el Departamento de Chimaltenango viven comunidades indígenas como San José Calderas. El panorama es hermoso. (Aunque) sus pequeñas aldeas son empobrecidas y olvidadas.
“Hace 10 años, me duele recordar, porque es un día muy especial y muy triste, porque vivimos una tragedia muy grande…”
Mercedes Gómez Salazar es una madre soltera con dos hijos, y además cuida a sus ancianos padres. Tenía un año de trabajar en una empacadora de carne cuando ocurrió ahí la redada.
“A mí me dieron 5 meses de cárcel y bueno, nos deportaron a los cinco meses pero fue lo más triste para mí, porque nos encadenaron de los pies y las manos como si fuéramos animales…”, deploró la mujer.
“Hace diez años que nos encontramos en EU trabajando en la procesadora de carne de pavos y de pollos cuando Inmigración llegó…”
Para Florencio Hernández, de 56 años, también es duro recordar ese día:
“Todas las personas corrían de un lugar al otro, no hallábamos de que hacer… es un dolor recordarse uno… ¿Por qué el gobierno americano hizo esto o autorizo esto contra la humanidad? Realmente nosotros estábamos trabajando, no estábamos cometiendo ningún otro acto, porque tenemos derecho a nuestra vida”
A diez años de distancia, en San José Calderas muchas casas siguen medio construidas… y gran parte de los repatriados todavía no pueden encontrar trabajo, señala Florencio.
“Impactó tanto en lo que es la economía familiar…, porque las construcciones ya no se llevaron a cabo… niños que estaban estudiando ya no podían seguir porque se les acabó la oportunidad… familias que tenían familiares enfermos ya no pudieron…, porque… la economía se vino abajo”
La antropóloga Lizbeth Gramajo es una experta en la migración guatemalteca:
“Uno se da cuenta que… diez años después siguen en las mismas condiciones, no han logrado alcanzar alternativas económicas…, a pesar que traían una gran experiencia laboral… Estas personas deportadas de Postville, la mayoría sabia manejar carne de res, de pollos, porque trabajaban en esta gran empresa de carne… pero a pesar de… no encontraron un empleo similar”
Florecio relata:
“Fue algo muy duro para nosotros, y fue por esa razón que nosotros como deportados que fuimos de Postville, de Estados Unidos, nos hicimos una organización, APRDE, asociación pro deportados”
Con esta organización, señala Florencio, unos cincuenta empezaron un proyecto de guía de turistas al volcán Acatengango. Pero sólo es trabajo para medio año y se tienen que turnar. Se ayudan cultivando sus pequeñas parcelas, pero no es suficiente. Algunos ya se regresaron a Estados Unidos, mediante la visa de trabajo temporal, o como indocumentados. Pero otros han quedado en el camino, como el sobrino de Mercedes, lo mataron Los Zetas en México.
“Entre todos los deportados los que más me preocupa son los deportados de redadas…”, señala la antropóloga.
Y esta preocupación de la investigadora Lizbeth Gramajo se debe a que ha podido constatar, cómo después de la redada de Postville, San José Calderas se vino abajo y no se ha podido recuperar.
“Lo que pasa es que muchos, al llegar a Estados Unidos se emplean en un mismo trabajo, y si en ese trabajo llega la redada van a retornar muchas personas de la misma comunidad”
Gramajo sostiene que si las redadas masivas en Estados Unidos se intensifican, entonces el impacto se sentirá en comunidades enteras… especialmente en pueblos rurales como San José Calderas.