By Anna Gorman
Fanny Ortiz, una mamá de cinco quien vive en un barrio al este del centro de Los Ángeles, California, pasó casi una década casada con un hombre que la controlaba y la amenazaba con frecuencia. Con el tiempo, el abuso comenzó a escalar. “Me golpeaba en la cara, me tiraba contra la pared”, recordó.
Ortiz, de 43 años, finalmente abandonó el matrimonio y se llevó a sus hijos con ella. Unos años más tarde, se enteró que el Centro para Mujeres del Este de Los Ángeles ofrecía servicios de violencia doméstica en el centro médico del condado de Los Ángeles-USC, cerca de su casa. Ahora va al campus del hospital para sesiones de terapia semanales que, según dijo, la ayudaron a dejar de tener pensamientos suicidas.
“Tenía miedo de hablar”, dijo Ortiz. “Ahora estoy más abierta a hablar sobre las cosas que estaba reteniendo”.
Casi 1 de cada 4 mujeres ha sufrido violencia física grave a manos de una pareja. Generalmente terminan en la sala de emergencias o en el consultorio médico. Pero no suelen decir voluntariamente la causa de sus lesiones, y los médicos no siempre preguntan sobre el abuso en el hogar. Ese quiebre en la comunicación significa que los pacientes pueden perder la ayuda que necesitan.
Sin embargo, un número creciente de proveedores de servicios de salud y agencias contra el abuso en California, y en todo el país, están colaborando para identificar a las víctimas y obtener ayuda.
En la actualidad, más médicos examinan a sus pacientes en busca de señales de abuso, y más agencias colocan a los defensores de las víctimas dentro de los mismos hospitales. La educación y el asesoramiento para las personas que sufren de violencia también están disponibles más ampliamente en clínicas y centros de salud.
Hace aproximadamente cuatro años, el Centro para Mujeres del Este de Los Ángeles abrió oficinas en el campus de Los Ángeles-USC, un concurrido hospital público. Desde entonces, los miembros del personal del centro han capacitado a más de 2 mil 500 médicos, enfermeras, trabajadores sociales y otros para identificar a víctimas de violencia doméstica. También responden rápidamente a las llamadas desde la sala de emergencias del centro médico, el hospital y las instalaciones para pacientes ambulatorios, para ayudar a pacientes en crisis.
Ahora, el centro de mujeres se ha embarcado en un enfoque innovador: en febrero, planea abrir un refugio de corto plazo en terreno del centro médico. El refugio de 10 camas cubre una necesidad grave, dijo Deirdre Anglin, médica de la sala de emergencia en L.A. County-USC.
“A veces tenemos pacientes en la sala emergencias que no tienen un lugar adónde ir, y en las tardes y noches se llenan todos los refugios en Los Angeles”, dijo Anglin.
Las víctimas de abuso pueden sufrir problemas de salud a largo plazo, que incluyen dolor crónico, dolores de cabeza frecuentes, depresión, diabetes y asma. Y tienen costos de salud más altos que las personas que no han experimentado abuso. Por lo tanto, “tiene todo el sentido que los proveedores de atención médica actúen como aliados y socios en el tratamiento de la violencia doméstica”, dijo Peter Long, director ejecutivo de la Fundación Blue Shield of California. (La fundación brinda apoyo para la cobertura de Kaiser Health News en California).
La fundación ha financiado a 19 asociaciones, entre centros de salud y agencias de violencia doméstica en todo el estado, incluida la oficina de L.A. County-USC en el Centro para Mujeres del Este de Los Ángeles. Existen alianzas similares en Illinois, Maryland y otros estados.
El año pasado, el Centro para Mujeres del Este de Los Ángeles atendió a 600 víctimas de violencia doméstica en el campus del hospital de Los Ángeles-USC. Casi un tercio no tenían hogar o no podían regresar a sus casas por razones de seguridad.
Defensores dicen que los hospitales y las clínicas son entornos ideales para responder a las necesidades de las mujeres maltratadas.
En el Valle de San Gabriel, la YWCA patrocina grupos de apoyo para víctimas de violencia doméstica en una clínica comunitaria, y, a su vez, la clínica ofrece educación de salud para sobrevivientes de abuso en la YWCA. En Sacramento, un centro de salud de nativos americanos trabaja en colaboración estrecha con un grupo de violencia doméstica a pocas cuadras de distancia.
Los médicos tienen una “oportunidad sin precedentes para promover la prevención y responder, porque están viendo pacientes que quizás nunca lleguen a pedir ayuda a una agencia de violencia doméstica o a la policía”, dijo Lisa James, directora de salud de Futures Without Violence, que administra un centro nacional de recursos dedicado a mejorar la respuesta de los profesionales médicos a la violencia doméstica. “Pueden proporcionar esta intervención vital que salva vidas”.
La proximidad del Centro de Mujeres del Este de Los Ángeles con los edificios del hospital y la clínica en el campus de Los Ángeles-USC facilita que los médicos pregunten a sus pacientes sobre la violencia, dijo Rebeca Meléndez, directora de programas de la oficina del centro en el hospital. Los proveedores médicos saben a dónde acudir en busca de orientación, y también saben que la ayuda está cerca.
“No necesitan tener todas las respuestas”, dijo. “Simplemente necesitan llamarnos”.
Esta creciente colaboración entre la profesión médica y las agencias contra el abuso es impulsada en parte por la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), que requiere que los planes de salud cubran el asesoramiento y la detección de la violencia doméstica.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos recomienda que los médicos hagan preguntas de rutina a las mujeres sobre la violencia en el hogar, y las remitan a los servicios si es necesario. En 2013, el grupo de trabajo concluyó que la intervención podría reducir la violencia y el abuso, y también los problemas de salud mental y física.
Organizaciones como el American Congress of Obstetricians and Gynecologists y la American Medical Association también recomiendan evaluaciones de rutina y asesoramiento para la violencia doméstica.
En el pasado, los pacientes llegaban a los centros de salud con estos problemas, pero los proveedores no se sentían cómodos haciendo preguntas sobre abuso en el hogar, dijo Long, de la Fundación Blue Shield of California.
“No sentían que tenían el tiempo y los recursos para hacer algo al respecto”, dijo. Tampoco tenían siempre un lugar para enviar a pacientes víctimas de abuso.
El tratamiento de pacientes que están en relaciones abusivas es “muy desafiante”, dijo Anglin, el médico de emergencias. “No hay una píldora para recetar”. Pero preguntar acerca de la violencia tiene que ser parte del trabajo de un médico, agregó.
“Parte de lo que tenemos que hacer es tratar de identificar a los pacientes que pueden estar en una situación peligrosa… para que estos pacientes no vuelvan a la misma situación, solo para regresar en peores condiciones”.