Transmiten cultura a través de recetas

Foto 4En San Diego, un grupo de mujeres refugiadas del Este de África se dio cuenta que sus hijas nacidas en Estados Unidos estaban consumiendo mucha comida chatarra y ya no las delicias tradicionales de sus países de origen, Somalia y Eritrea, entre otros. Entonces se unieron para empezar una clase de cocina, en la que les enseñan a sus hijas a cocinar las recetas que aprendieron de sus madres y sus abuelas, tanto para cuidar la salud como para cuidar la cultura. Manuel Ocaño visitó una de estas clases comunitarias de cocina y nos entrega este reportaje. Este reportaje es parte de la serie Raíces: Historias sobre los artistas del pueblo.


Dentro de un amplio salón del Centro de Bienestar Comunitario en el barrio de familias trabajadoras City Heights, en San Diego, California, se reúnen decenas de mujeres del este de África y sus hijas para preparar alimentos.

A simple oído parecieran percusiones, pero es el sonido del cuchillo que rebana vegetales. Las mujeres se reúnen ocasionalmente para cocinar juntas e intercambiar recetas, pero hay un trasfondo más importante:

Foto 5Estamos tratando de invertir los valores culturales en nuestras hijas. Aunque nacieron estadunidenses, queremos que tengan su cultura, para que aprendan el vestido y la cocina y todas esas cosas»

Sahra Abdi es refugiada somalí y la directora del grupo Mujeres del Este de África Unidas, una organización social y cultural en San Diego que comenzó estas clases de cocina.

Sahra Abdi:

Foto1«Lo interesante de la clase es que la madre e hija cocinan juntas. La madre se siente orgullosa de presentar su cultura a su hija. Y la hija se siente orgullosa de ser parte de la comunidad»

Abdi calcula que en City Heights debe haber unos 30 mil residentes inmigrantes africanos y sus descendientes. Las niñas platican y se divierten, pero contribuyen. Una pone condimentos a la comida, y otra limpia algunos vegetales. Madres e hijas son miembras del grupo y visten por igual la ropa tradicional musulmana de África. Llevan cubierto el cabello y básicamente todo su cuerpo, excepto el rostro y las manos.

Esta tarde se han reunido 32 participantes. Muchas son niñas y adolescentes nacidas en Estados Unidos que efectivamente continúan la cultura de sus madres.

Foto 2Samsam Hukunn tiene 16 años, y es nativa de San Diego:

Aprendemos a cocinar como en el este de África, y es bueno porque mantenemos nuestra cultura pero al mismo tiempo aprendemos a hacer cosas de mujeres, como cocinar y esa clase de cosas»

Una de las mujeres adultas, Amina Sheik Mohamed es de Senegal y tiene unos 35 años de edad. Es promotora de salud comunitaria de la Universidad de California en San Diego.

Amina decidió unirse al grupo de mujeres africanas cuando se enteró hace un par de años que madres e hijas cocinaban juntas para conservar su cultura, pero también para prevenir que las menores consumieran comidas chatarra.

El grupo inició en el 2011 con diez madres inmigrantes de Kenya, Somalia, Etiopía y Senegal, preocupadas porque sus hijas ya no comían la comida que ellas preparaban. Decidieron que si las niñas crecían con la costumbre de cocinar saludablemente, eso influiría en la comunidad.

Mohamed:

«Las madres les enseñan a las hijas cómo cocinar, y eso es algo tradicional para nosotros. Siempre hacíamos eso, pero aquí en este país casi no lo hacemos, porque estamos ocupadas»

Foto 3De acuerdo con Amina, la clase de cocina africana no sólo ayuda a comer mejor a las participantes y a sus familias, sino que también forma lazos comunitarios y amistosos entre sus miembros.

Mohmed:

«Esta clase es un lugar donde podemos reunirnos y divertirnos. No es una cocina individual, sino que venimos a cocinar juntas en un espacio abierto como este. Hacemos amigas. Nos ayudamos unas a otras y hablamos de diferentes asuntos”

También practican la democracia. Aquí el voto de una niña vale lo mismo que el de una madre. Días antes de cada clase, eligen por mayoría lo que van a cocinar, y se toma en cuenta cada opinión, independientemente de la edad.

Aicha Soule también es inmigrante de Somalia y es la encargada de dirigir la clase esta tarde:

«Cocinamos pescado con vegetales, un plato del oeste de África, y tenemos vegetales para decorarlo»

Los vegetales incluyen calabazas, zanahorias y cebolla.

A veces, a petición de las hijas el grupo también cocina platillos que se acostumbran en Estados Unidos, como las pastas, la lasagna o las pizas e incluso hamburguesas, pero con un giro hacia la buena nutrición.

Al final, el pescado realmente se ve apetecible. Las verduras sirven de adorno, y es hora de comerlo. Algunas mujeres y niñas llevan a casa la porción que les corresponde.

Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, reportó desde San Diego, California, Manuel Ocaño.

Fotos: Manuel Ocaño

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