Un grupo de ex trabajadores de la fundidora ASARCO, en el Paso Texas, poco a poco se han ido muriendo de cáncer, leucemia y otras enfermedades graves. Los sobrevivientes aseguran que sus males tienen que ver con la contaminación causada por la megaempresa metalúrgica para la que trabajaron. A seis años de que la empresa fue liquidada, después de 120 años en operación, no ha sido fácil encontrar ayuda. Con los detalles Kent Paterson en la voz de Rubén Tapia. Este reporte es patrocinado en parte por el Fondo para el Periodismo de Investigación.
Efrén Martínez recuerda lo que sucedía cuando aún trabajaba en la fundidora ASARCO:
“De repente estábamos trabajando allí, de repente fallaba uno y se le metía al hospital por alguna razón. Fue cuando empezamos a decir, ¿por qué?, si hace unos cuantos días estaba bien y ya está para morirse”
El mismo Martínez ha sufrido de cáncer pero se ha recuperado. No corrieron la misma suerte dos de sus hermanos ya fallecidos. ASARCO cerró operaciones hace más de 15 años, pero los problemas de salud siguen afectándolos.
Carlos Rodríguez trabajaba de electricista.
“Me salen muchas ronchas, ya he tenido como cuatro veces que me han salido feas ronchas y los doctores no saben de qué son”, dice.
Según la Agencia de Protección Ambiental, ASARCO incineraba ilegalmente desechos peligrosos enviados por el Departamento de Defensa, así como de varias compañías privadas. Rodríguez y otros empleados fueron testigos.
“ASARCO tenía permisos para hacer cobre, no para quemar tóxicos químicos del gobierno o de Shell, Exxon o de Monsanto”, afirma Rodríguez.
Varias agencias gubernamentales niegan que los desechos que incineraba ASARCO contuvieran sustancias nocivas para la salud de los obreros. Sin embargo, las dudas persisten.
“En verdad, nadie quiso tomar estas quejas con seriedad”, sostiene Verónica Carbajal.
Carbajal es abogada del Texas Río Grande Legal Aid. Durante casi diez años esta agencia buscó ayuda para los trabajadores, pero no logró resultados.
“Me decían es que los trabajadores ya no están trabajando. Entonces las agencias no tenían una razón para preocuparse, porque el lugar de los hechos ya se había cerrado; entonces ya no había el peligro de que fueran a seguir siendo expuestos a la contaminación. Sin embargo, estaban ya enfermos”
Más aun, estos trabajadores fueron excluidos de compensación cuando hace seis años la fundidora resolvió un juicio de bancarrota. Ahora que se quejan de problemas de salud, y demandan estudios médicos especializados, afirma Efrén Martínez:
“Que sepan ellos qué tenemos nosotros y nos curen, porque según esos estudios de metálicas enfermedades, son muy caras y no hay recursos aquí para que los hagan”
Verónica Carbajal recomienda a otros trabajadores de industrias contaminantes que tengan presente esta penosa historia de los ex trabajadores de ASARCO.
“Ellos decían que les gustaba trabajar ahí porque querían un trabajo que pagaba muy bien y con eso podían alimentar a sus familias y vivir una vida mejor. Sin embargo, ahora ellos están sufriendo en carne propia enfermedades muy pesadas y muy dolorosas”, sostiene la abogada.
Una encuesta realizada a 75 ex trabajadores de ASARCO por el Sindicato Unido de los Trabajadores del Acero, encontró que tenían porcentajes más altos de niveles indicadores de cáncer, problemas de la piel y otros males que el promedio de la gente. Por eso el sindicato, así como el congresista texano, Beto O’Rourke, insisten en buscar apoyo en agencias federales, para estos latinos ex empleados olvidados de la fundidora ASARCO.