Aida Jiménez fue reclutada en Tabasco, México, de donde es originaria, para trabajar en 1999 en una empacadora de mariscos llamada Garland Fulcher, en Oriental, Carolina del Norte.
“Solamente sabíamos que íbamos a despulpar jaiba, porque a nosotras nunca nos dieron copia de contrato… Había descabezada de camarón, que ahí nos pagaban 3 dólares la cubeta de cabezas…”
Despulpaba jaiba y descabezaba camarón, una actividad que hacen las trabajadoras con las manos, sin guantes, mandiles o equipo adecuado, que algunas veces tenían que rentar y se les descuenta de su cheque, y terminan ganando menos del salario mínimo, lo que viola la ley federal.
“No, nos dan guantes, ahí se nos ‘heridaban’ las manos, nos clavábamos la cabeza del camarón; igual lo que es la despulpada de la jaiba… nos sangraban las manos pero, pues teníamos la necesidad de ganar, y solamente en las tardes íbamos y calentábamos agua, y poníamos sal en el agua caliente, hasta donde lo aguantáramos. Y ya llevábamos una pomadita de acá, y nos la poníamos en la noche, para que ya al día siguiente amaneciéramos más o menos… y eso era, de todos los días”
La directora y coordinadora del proyecto Mujeres Migrantes, del Centro de Derechos del Migrante, o CDM, es Brenda Andazola Acosta. Dice que las trabajadoras huéspedes que vienen a Estados Unidos con la visa H2B, están expuestas a todo tipo de violaciones y de explotación laboral.
“Primero que nada sabemos que existe discriminación para la contratación de las mujeres en Estados Unidos. Tenemos conocimiento en el CDM de que aproximadamente alrededor del 14 por ciento de las visas H2B son destinadas a la mujeres y el resto pues son para los varones”
El CDM publicó un reporte específico sobre las mujeres jaiberas -”Picked Apart”- que por las altas cuotas que pagan en el reclutamiento, cuando viajan a Estados Unidos quedan en una situación muy vulnerable en la que muchas veces acaban siendo víctimas de trata, dice Acosta:
“¿Por qué? Pues porque al momento que tienen esta deuda, ellas tienen que pagarla. Dos, quieren también mandar dinero a México porque la mayor parte de las mujeres manda su dinero a la familia. Y tres, no tienen trabajo, ya están en Estados Unidos y deciden mejor no hacer ninguna denuncia ni regresar a México porque con una visa H2B no pueden cambiar de empleador y deciden quedarse allá”
Acosta agrega que estas mujeres también son víctimas de fraude, porque les prometieron un trabajo que luego no existe, pero terminan pagando la cuota de reclutamiento, o terminan haciendo un trabajo completamente diferente. Además, como les pagan por libra, cuando no reúnen las libras suficientes no les alcanza ni para pagar la renta de su vivienda. Y sufren muchos accidentes.
Aida:
“A veces mejor no hablamos, porque tenemos temor a represalias, a que no te vuelvan a llevar… si ahí pasaba hasta con el patrón, le gustaba una muchacha, y la llevaba por otro lado, pues…”
Acosta:
“Hemos visto que muchas mujeres en nuestro reporte aparecía que tenían cortadas y los empleadores no les hacían caso y las ponían así a trabajar, se les infectaban las manos…”
El CDM recomienda a las trabajadoras huéspedes conocer las condiciones bajo las que son contratadas, y a las autoridades mexicanas vigilar el reclutamiento y el cumplimiento del contrato, los horarios de trabajo, el pago de salarios y el gasto de vivienda para que queden en menor vulnerabilidad. Y también que reciban el reembolso de sus gastos, porque estos corresponden al empleador de acuerdo con la ley, evitar que los trabajadores sólo trabajen para un empleador; porque estas son unas de las principales causas del endeudamiento, que muchas veces deriva en la trata de personas.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, yo soy Marco Vinicio González