Las celebraciones del aniversario 60 de la película, “La sal de la tierra” se iniciaron la semana pasada en la Universidad Estatal de Nuevo México, y culminan este fin de semana, el 14 de marzo, justo el día en La sal de la tierra cumple 60 años de su estreno. Siguiendo en el espíritu de conmemoración, el Director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco (SO) presenta una entrevista con una mujer que de muy joven participó en los históricos hechos reales que se retratan en la película. Ella es la actual maestra escolar Rachel Valencia (RV), quien siendo apenas una adolescente, se sumó en 1951 a los piquetes de huelga contra la compañía minera, Empire Zinc Mine, en apoyo a sus parientes huelguistas, en Silver City, Nuevo México. Solo por el hecho de manifestarse, doña Rachel Valencia sufrió de un deliberado atropellamiento por un carro patrulla, fue encarcelada, y hasta la fecha vive las traumáticas memorias de ese trágico incidente. Con todo y todo, dice seguir siendo una sindicalista de hueso colorado.
Entrevista ampliada con Rachel Valencia
La Entrevista
SO: Doña Rachel Valencia, bienvenida.
RV: Muchas gracias.
SO: Doña Rachel, cuando estalló la huelga contra la compañía Empire Sync Mine, en 1951, usted pues era una joven adolescente de 14 años. En un momento dado, usted se sumó a las filas de piquete de huelga que marchaban en protesta a las puertas de la compañía. Háblenos del momento en que decidió sumarse usted a la protesta.
RV: Fue decisión de mi padre, porque una de mis hermanas estaba embarazada y quería que yo la substituyera. Y así es que yo fui a tomar su lugar, porque les habían prohibido a los hombres estar en la línea, por una orden de la Fiscalía, porque no podían estar los hombres protestando, y las mujeres fueron a la Junta de los unionistas, y les dijeron que si era que ellas podían tomar su lugar. Y al principio los hombres no estaban de acuerdo, pero las mujeres insistieron que era eso, o iban a perder la huelga, y al fin de cuentas los hombres decidieron que las mujeres tenían razón, porque ellas también tenían mucho que perder si ellos perdían su trabajo. Igualmente los hijos, porque ellos tenían que ir a la escuela, y necesitaban recursos para mandarlos a la escuela, necesitaban el modo de vivir… y no tuvieron otro recurso más que dejar a las mujeres hacer lo que ellas pensaban que era lo necesario.
SO: Ahora, su hermana Aurora, que estaba en un avanzado estado de embarazo, andaba en pie de lucha, no. Ella no dejaba de asistir a las filas en el piquete de huelga, siempre estaba de guardia. Háblenos de su hermana.
RV: Ella venía y la veía yo seguido, pero ella nos ayudaba ahí en diferentes cosas, a cocinar, a atender otras cosas… pero yo en su lugar, dando vuelta en la línea, para que no se cansara, para que no estuviera en peligro, para que no fuera a hacer algo que le hiciera daño al niño… pero sí ponía ella su tiempo ahí.
SO: Su hermana Aurora fue quien reemplazó en la línea de guardia a su esposo Agustín, quien era miembro de la Unión de Mineros, y por lo tanto fue uno de los importantes de la huelga. Por ley a los mineros se les prohibió hacer huelga y manifestarse a las puertas de la compañía. Esa es quizás la historia más interesante de los acontecimientos de esa época. Nos cuenta usted que las mujeres decidieron hacerse cargo… ¿Puede contarnos un poco más a cerca de esa historia, de cuando las mujeres se comenzaron a hacer cargo?
RV: Después de la junta que tuvieron los hombres para discutir que les habían impuesto la taft hartley injunction (un mandato o interdicto), pienso yo que esa era la ley que les prohibía estar ahí después de que pasó esa regla contra ellos. Y la noche que tuvieron esa junta, así como sale en la película, y las mujeres sabían que para eso era la junta, y decidieron las mujeres formar una ladies auxialary, que es una extensión de la Unión de los hombre, basada en las mujeres para que tuvieran parte en la Unión; y las mujeres formaron esa organización, y de ahí fue donde discutieron que ellas podían tomar el lugar de sus esposos, sus hermanos, sus padres, de los que fueron parte del piket line y que no pudieron continuar. De modo que eran hermanas, o esposas de los mineros, y así fue.
SO: Usted decidió sumarse, acudir al llamado de las mujeres familiares de los huelguistas a una edad temprana, a los 14 años. ¿Sabía usted a esa edad ya la causa de la huelga, las demandas de los huelguistas?
RV: Muy poco, porque yo estaba más involucrada en mi escuela. Mi papá trabajaba en otra mina y yo oía que era unionista, sabía que trabajaba para la otra compañía cercana, pero muy poco sabía yo lo que era ser una unionista, en ese tiempo había muy pocas mujeres trabajando en las minas.
SO: De eso poco que sabía de las quejas contra la compañía, ¿qué era lo que sabía?
RV: En la compañía donde mi papá trabajaba no había muchas quejas todavía, porque esa compañía para la que él trabajó era la compañía Keneth… y era muy buena compañía, eran muy buenos para negociar, y los trabajadores negociaban bien con esa compañía. Al contrario, la compañía Empire Zinc, donde fue esta otra huelga, muy diferente a las demandas que los trabajadores pedían, que venían siendo más cosas de seguridad, tener recursos para que no se golpearan, y también aumento de dinero, porque no les estaban pagando bien. Yo no sabía bien hasta que mi papá explicó que no quería la compañía negociar, y quería que continuaran trabajando bajo las condiciones que ya tenían, siendo buenas o malas. Mi papá decía que justamente los trabajadores tenían razón de salir en huelga; eso es lo que oía yo en ese tiempo.
SO: En algún momento hubo incidentes de violencia contra ustedes las mujeres que estaban de guardia. Usted misma fue víctima de unos de esos incidentes de violencia. Un agente del sheriffe le echó su carro encima y usted sufrió lesiones. ¿Cómo pasó todo, doña Rachel?
RV: Muy inesperado, porque estaba muy pacífica la cosa. Las mujeres habían comenzado a recorrer la línea, dando sus vueltas ahí como hacían los hombres anteriormente. Ellas continuaron en su lugar, y muy pacíficos los hombres visitaban ahí pues para tener cuidado de las mujeres. No se esperaba ninguna violencia, pero siempre había ahí hombres con sus familias. Ese día no había cantos porque ya habían encerrado a los líderes de la Unión, y la mayoría de los hombres andaban de protesta acá en Silver City y protestando el encierro de sus líderes. De modo que ese día no había tantos hombres ahí…, algunos cuantos pero más bien puras mujeres. Y yo estaba en la línea al momento que una señora que se llamaba Enriqueta Williams gritó que habían llegado unos diputados del sheriffe (ayudantes del alguacil), de la ley de acá de Silver City, que no tenían nada que ver allá porque allá era más bien otro distrito. Los vio que llegaron y anunció que no nos quitáramos de la línea, que siguiéramos dando vuelta y yo seguí dando vuelta, no la oí muy bien lo que estaba gritando, diciendo, pero al dar vuelta para el lado sur, noté que estaban ya tres carros de policías ahí en el lado de nosotros, y seguimos dando vuelta. Entonces, estaban estacionados y no noté yo que iban caminando, pero al acabar de dar yo la vuelta habían comenzado a moverse los carros, yo no me había dado cuenta, y entonces me atrapó el carro, a modo de que no tuve recurso, nomás de que agarrarme del carro y detenerme lo mejor que pude, y me arrastró 50 pies de donde estaba en la línea anteriormente. Entonces como yo en ese tiempo era muchacha joven y muy atlética, en ese tiempo, yo traté de moverme para el lado derecho, donde pudiera brincar del carro; porque pues me llevaba de frente, yo temía que si mis pies pegan a la tierra iba a caer abajo del carro e iba a ser atropellada. Entonces me escurrí pa un lado y al fin de los 50 pies pude tirarme al lado del camino. Y pasó el carro, pero entonces paró el carro otra vez y el diputado se bajo y, yo estaba golpeada pero me levantó, me echó en el carro y fue y dio vuelta y me trajo para Silver City para la clínica, y ahí me atendieron y me arreglaron mi pie; no sabían si estaba quebrado o dislocado, y el brazo igual. De modo que determinaron que el pie quedó dislocado, y el brazo dislocado, y me arreglaron, y ahí se quedó el diputado esperándome y cuando terminaron de atenderme las enfermeras, y el doctor, me llevó el señor a la cárcel. Y a otras señoras que no habían sido tan golpeadas. Pero fue una señora después de mi que fue atropellada, llamándose Consuelo Martínez. A esa señora también la sorprendió el carro y ella sí fue atropellada completamente; le quebró el cuadril, me acuerdo yo que decían que el brazo también, su brazo estaba quebrado. Pero esa señora era ya más anciana que yo. Yo pude detenerme, no resbalarme del carro, pero ella por su edad no fue tan suertuda; ella sí cayó bajo del carro y la atropello el otro carro que seguía, el que me había pegado a mi. Esa señora sí duró como seis meses en el hospital, recobrándose.
SO: ¿Nadie fue enjuiciado por esas lesiones…?
RV: Fuimos a corte, la Unión impuso cargos, la mayor causa que peleó la Unión fue el atropello de la señora, y lo que me pasó a mi, fueron las dos causas que… las demás fueron por la encerrada a la cárcel, pero yo no recuerdo qué fueron los cargos, de los que encerraron. No pienso yo que hubo sentencia alguna contra las mujeres porque no habían quebrado ninguna ley; el injunction, el taft hartley, the law they had to impose era contra los hombres, no contra las mujeres. De modo que no tuvieron recursos para proceder con cargos criminales.
SO: Y aun así, ustedes fueron encerradas en la cárcel y tengo entendido que estuvieron días encerradas. Y según cuenta la película Salt of the earth, en la cárcel las mujeres arrestadas no se amedrentaron, no se quedaron quietas, siguieron protestando… Cuéntenos.
RV: Ese día, no fueron días, fue un día, en julio, estaba haciendo mucho, mucho calor. Y no nos daban agua, éramos muchas. Eran muchas mujeres las que estaban en cada celda, porque eran mujeres de todo el condado, no nomás de ahí del Empire Zinc; sino mujeres que fueron a ayudar a las otras mujeres, con la causa…
Esta fue la maestra Rachel Valencia, quien a los 14 años de edad le tocó vivir momentos importantes de la huelga de mineros de Silver City de 1951, épicos acontecimientos que quedaron contados para la posteridad en la legendaria película, película La sal de la tierra. Hoy, algunas cosas han cambiado mucho en la región. El Departamento de Policía que tanto hostigó a los mexicanos en aquel tiempo es hoy en su mayoría un departamento de mexicanos. El ambiente de hostilidad anti sindical en la nación, en cambio parece regresar estos días, sobre todo en algunos recintos de la Cámara de Representantes.
Transcripción: Marco Vinicio González