«Tendríamos que reorientar nuestro enfoque, y pasar mucho más tiempo y esfuerzo, lo que sería muy costoso, en las escuelas que tienen un alto porcentaje de estudiantes de las minorías; y no sólo en la contratación, sino en la ayuda a prepararse para el trabajo de nivel universitario y la manera de comenzar desde la escuela media»: Tom Sullivan.
La más reciente decisión de la Corte Suprema de la nación, de reconsiderar un desafío a la acción afirmativa de la Universidad de Texas en Austin, mantiene a las universidades de todo el país con el temor de que podrían verse obligados a abandonar lo que queda de las preferencias de admisión basadas en la raza, y recurrir a métodos más difíciles y caros para lograr la diversidad del alumnado universitario, reporta The New York Times.
La Corte Suprema corona una racha de fallos de alguna manera sorprendentemente positivos, como el que define constitucional los subsidios en la Ley de Salud Asequible, demandada en tribunales (Rey v. Burwell y Obergefell v. Decisiones Hodges) y cuyo fracaso habría significado -de entrada- la pérdida del seguro médico para unos 6.4 millones de nuevos usuarios del sistema estadunidense de salud; o el falló en favor de los derechos civiles del matrimonio para parejas del mismo sexo, que obliga ‘ora sí a todos los estados de la nación a levantar sus prohibiciones, aunque hay algunas entidades que se resisten a obedecer este mandato de la ley; o la aprobación de la Ley de Vivienda Justa, entre otros.
El presidente de la Universidad de Vermont, Tom Sullivan dijo al Times que este fallo sobre la acción afirmativa introduce «Una amplia declaración general de la Corte Suprema que afirma la inconstitucionalidad de considerar la raza en absoluto –como parte del criterio de admisión-, lo que tendrá efecto dominó a través de todo el país y barrerá con estas provisiones a través de las universidades privadas así como las públicas».
Dicha decisión reaviva el debate sobre el combate al uso de la raza como criterio de admisión de la Universidad de Texas. Al revisar el caso de una mujer blanca –Abigail Fisher-, a quien se le negó el ingreso en 2008 al campus más conocido de dicha universidad, en Austin, dice Prensa Asociada, «la decisión atenta contra las preferencias raciales en la educación superior. Porque Fisher no estuvo entre el 10% de los alumnos con mejores calificaciones de su preparatoria, “criterio que sigue la universidad para definir el 75 por ciento de sus nuevos ingresos. Y la universidad también la ignoró para el cupo del 25% restante, que está reservado para becas especiales y personas que cumplen una fórmula de logros personales, que considera un factor a la raza”, sostiene el también académico..
Sullivan predice que las universidades tendrán que volver su atención hacia métodos sostenibles e intensivos de reclutamiento para mantener la diversidad étnica y racial del cuerpo universitario estudiantil.
«Tendríamos que reorientar nuestro enfoque, y pasar mucho más tiempo y esfuerzo, lo que sería muy costoso, en las escuelas que tienen un alto porcentaje de estudiantes de las minorías; y no sólo en la contratación, sino en la ayuda a prepararse para el trabajo de nivel universitario y la manera de comenzar desde la escuela media», agregó el experto.
Es claro que el fallo de la Suprema manda una señal preocupante, pues la cuarta parte del alumnado es admitido a clases a través de un mecanismo conocido como proceso holístico. Sin éste, dicen, se reduciría drásticamente el número de estudiantes negros y latinos en las universidades, y aumentaría el de por sí predominio de estudiantes asiáticos y blancos en el país; además de probablemente desatar el deseo en algunos, de imponer “límites más estrictos a las acciones afirmativas en la educación superior”, dice la fuente.
El caso fue presentado ante la Corte Suprema en junio de 2013, “pero en vez de que se tomara una decisión que marcara un hito en los programas gubernamentales que garantizan igualdad de oportunidades a todos sin distinción de raza, sexo, edad, religión u orientación sexual, se votó 7 contra 1 para instruir a las cortes inferiores que revisaran la demanda de Fisher”. Eso significó que la política de admisiones de la universidad permaneció sin cambios.
Por su parte la corte federal de apelaciones, que según expertos suele inclinarse hacia posiciones conservadoras, ha respaldado en dos ocasiones el proceso de admisión de la universidad, incluido el fallo emitido el año pasado luego de que la Suprema ordenara reconsiderar el caso de Abigail Fisher.
Los detractores de la acción afirmativa especulaban, dice la prensa, con que la mayoría de los miembros conservadores de la corte habían emitido los cuatro votos necesarios para conceder la revisión del caso, “con la esperanza de que el juez Anthony M. Kennedy -quien nunca ha votado en favor de la acción afirmativa-, suministrara el quinto voto para impactar el plan de admisiones de Texas.
Ambas partes en el debate sobre la acción afirmativa vieron una señal en esto de que los miembros conservadores de la Corte Suprema podrían acabar con la acción afirmativa en una segunda revisión.
Actualmente ocho estados prohíben la admisión basada en criterios de raza, y otras universidades prominentes mantienen distintos métodos para asegurar la diversidad racial y económica del campus universitario.
Algunas universidades de la nación dan preferencia a estudiantes de la clase trabajadora, o a quienes batallaron para aprender en la preparatoria, o a los que simplemente no atendieron a la universidad; mientras que otras instituciones han incrementado la ayuda financiera a los estudiantes. El Sistema de Universidades de California, por ejemplo, en sus políticas de admisión amplió sustantivamente el número de estudiantes transferidos de colegios comunitarios.
Hay quienes preguntan si el futuro fallo de la Corte Suprema sobre el caso Fisher será lo suficientemente amplio como para aplicar no sólo a las universidades públicas, que han sido el campo de batalla de los litigios contra la acción afirmativa, sino a las universidades privadas también, en caso de que la noción de raza sea considera inconstitucional, afirma el Times.
Prensa Asociada señala por su parte que el año pasado la corte de apelaciones del quinto circuito de Estados Unidos volvió a respaldar la política de la universidad. Y que el caso Fisher contra la universidad de Texas será desahogado a finales de año■