De la redacción
La organización Mundial de la Salud afirma que el Covid-19 podría no desaparecer nunca y quedarse a vivir de forma endémica, como lo hizo el VIH. Otros sostienen que la próxima temporada de gripa en el otoño podría combinarse con un rebrote o nueva oleada de coronavirus, y presagian “el peor invierno de la historia” de Estados Unidos, donde las muertes por esta pandemia se aproximan a los 90 mil decesos, con más de 1.3 millones de casos confirmados.
La Suprema Corte de Wisconsin derogó la orden estatal del confinamiento, lo que ha provocado un caos en los esfuerzos del estado por frenar la propagación del COVID-19, que podría causar una nueva oleada de muertes.
Como se sabe, ante la falta de suministros para hacer pruebas de coronavirus y rastrear contactos de los infectados, y menos aún de una vacuna, el gobernador demócrata de Wisconsin, Tony Evers había ordenado a los residentes de ese estado guardar confinamiento en casa como único recurso casi para intentar frenar los embates de la pandemia, que al día de hoy ascienden a 11 mil 275 casos confirmados y 434 muertes.
Para algunos este número de decesos en Wisconsin podría parecer menor, sobre todo si se le compara con los más de 22 mil muertos de Nueva York al día de hoy. Pero la gráfica pandémica de Wisconsin sigue al alza, sin saber cuándo va a parar y aplanar la curva, y los recursos para combatirla son a todas luces insuficientes. De ahí que el gobernador Evers haya tomado las medidas de seguridad que tenía al alcance de la mano. Es como el “Salvaje Oeste”, dijo Evers, y lamentó que su equipo «no tenga autoridad» para obligar a las personas a desafiar el fallo de la corte.
Cabe subrayar que la Corte Suprema de Wisconsin es de corte conservador. Y que en una decisión de 4 a 3 dictaminó que la orden del gobernador Evers, llamada “Más seguros en casa”, es “ilegal”, lo que quiere decir, “inválida e inaplicable”.
Apenas unas horas más tarde, la televisión nacional comenzó a mostrar a algunos bares llenos de personas celebrando amontonados, codo con codo. Es cierto que desde el 25 de marzo los negocios no esenciales habían cerrado sus puertas al cliente, y que tal vez la ansiedad o el aburrimiento los impulsó a arriesgarse a contraer el contagio en medio de una insana celebración.
En respuesta a dicha actitud de los residentes de Wisconsin el vicegobernador, Mandela Barnes tuiteó: “[Estoy] decepcionado pero no sorprendido. Pusieron vidas en peligro al forzar las elecciones [el pasado abril], y por supuesto que iban a redoblar la apuesta. Es como si ninguna vida importara. Esto no está nada bien”, reprodujo Democracy Now.
Cientos de personas con carteles y armas de alto poder, además de banderas segregacionistas y símbolos nazis invitaban a desafiar la orden de confinamiento frente al Capitolio del Estado en Madison, el pasado 24 de abril.
No obstante, tanto Milwaukee como el condado de Dane, que son las áreas más densamente pobladas de Wisconsin declararon que seguirán imponiendo el confinamiento en el nivel local.
En tanto, Liga de Tabernas de Wisconsin (The Tavern League of Wisconsin), una asociación comercial dedicada a “satisfacer las necesidades del segmento minorista de bebidas alcohólicas de la industria hotelera” (así dice su publicidad), instó inmediatamente a los bares de Wisconsin a reabrir sus puertas.
La revista Newswek publicó una serie de fotos y videos mostrando que “los bares parecían llenos, con clientes sentados uno al lado del otro, sin máscaras cubre boca con sus amigos tomando una copa”.
Luego del fallo de la Suprema, el gobernador Evers instó a las personas a seguir las medidas de confinamiento a pesar de que no se apliquen legalmente y dijo: «No podemos permitir que el fallo de hoy deshaga todo el trabajo que hemos hecho y todos los sacrificios que han hecho los habitantes de Wisconsin en los últimos meses».
Por su parte, inmediatamente después del fallo el presidente Trump fue uno de los que le dio la bienvenida, y en un tuit escribio: «Victoria»■