Maribel Hastings
America’s Voice, Filadelfia, Pensilvania.
El cónclave demócrata ha estado enmarcado en promesas de todo tipo, incluidas de reforma migratoria. La más reciente la formuló el senador de Nueva York, Chuck Schumer, quien aseguró que si los demócratas recuperan la mayoría en el Senado, someterían a votación un plan de reforma migratoria en los primeros tres meses de 2017.
Y la nominada presidencial demócrata, Hillary Clinton, prometió presentar un plan de reforma en los primeros 100 días de su gestión.
La pregunta obligada es qué tan viables son esas promesas si ambas cámaras del Congreso permanecen bajo control republicano, e incluso si el Senado pasa a manos demócratas, pero la cámara baja sigue siendo republicana, pues es allí donde la oposición ha sido más férrea.
En 2013 el Senado, entonces de mayoría demócrata, aprobó un plan de reforma migratoria amplia, el S. 744, que murió en la cámara baja, republicana.
En 2008, Barack Obama prometió una reforma migratoria amplia, se alzó con la mayoría del voto latino, pero esa reforma no avanzó; a pesar de que los demócratas controlaron ambas cámaras del Congreso por los primeros dos años del primer periodo presidencial.
Para Eliseo Medina, presidente de la junta de Mi Familia Vota, la presión tiene que redoblarse: «El cambio no se logra con promesas. Se logra con el poder, pero no el que emana de los políticos, sino del pueblo».
Agrega: «No podemos poner la confianza y nuestra fe en un político por muy buen amigo y o buena amiga que sea. La elección no es el final para ganar una reforma migratoria. Es el principio. Una vez pasada la elección hay que redoblar nuestros esfuerzos para presionar a los políticos de ambos partidos».
Por eso, dijo, es importante que la comunidad vote:
«Para nuestra comunidad esta elección tiene consecuencias. Si gana -el candidato presidencial republicano Donald Trump-, nuestra comunidad indocumentada va a sufrir. No podemos darnos el lujo de no votar», dijo Medina.
Para el congresista demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, otro de los líderes del movimiento pro reforma migratoria, también es importante que la alta participación electoral envíe un mensaje contundente al Congreso.
«Si Trump pierde abrumadoramente y se lleva con él a otros republicanos del Congreso, los republicanos que permanezcan tendrán que hacer algo para abordar el tema migratorio porque ésta sería la tercera elección consecutiva en la cual este tema mata sus posibilidades de ganar la Casa Blanca», indicó el congresista.
Muchos afirman que los demócratas tienen buenas posibilidades de recuperar el Senado, y hay quienes creen que también podrían retomar la cámara baja.
«Pero incluso si los republicanos retienen la mayoría de los escaños en la referida cámara baja, hay apoyo a una reforma. La pregunta es si el presidente (cameral Paul) Ryan permitirá un voto, si sigue a cargo, y me parece que la presión (para que lo haga) será tremenda. Docenas de sus copartidarios quieren sacar este tema de la mesa antes de la próxima elección porque el ala antinmigrante está destruyendo al Partido Republicano», añadió Gutiérrez.
Lorella Praelli, directora de enlace con la comunidad latina por la campaña de Hillary Clinton se abstuvo de reaccionar a la promesa de Schumer, pero dijo: «Quiero creer que tenemos la oportunidad de que el Senado pase a manos demócratas y que en la cámara baja al menos recuperemos más escaños».
«Nadie puede lograr esto (la reforma) por su cuenta», afirmó Praelli. Es una combinación de factores, agregó: que Clinton gane, que se fortalezca el control demócrata en el Congreso, que los votantes latinos demuestren su poder en las urnas y que todo el movimiento pro reforma migratoria siga presionando por las prioridades.
Y a partir de enero de 2017, a arrancar de cero.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice