Esta semana se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. En el marco de esta conmemoración presentamos la historia de una mujer que pasó de ser una víctima de violencia dentro de su hogar a una notable líder de mujeres e inmigrantes. Después de sufrir en silencio maltratos y miedo por años, un día decidió romper con esa vida y liberarse del abuso. Ahora asesora a mujeres en problemas y ha ido hasta el capitolio nacional a pelear por la reforma migratoria. Farida Jhabvala Romero reporta desde San Francisco,California.
María Hernández abre la puerta de su casa y entra. Su hija Nashali, de 9 años, corre y se cuelga del cuello de su madre.
Se escucha: ¡Ay, mi hija! ¡Cuanto tiempo sin verte!..
María no ha estado en casa desde antier porque viajó a la oficina en Bakersfield del congresista Republicano Kevin McCarthy para presionarlo a apoyar la reforma migratoria. María es indocumentada pero va a estas protestas dispuesta a ser arrestada.
“Hay muchas mujeres que no tienen lo que yo tengo, ¿verdad? Porque no las dejan sus esposos, porque todavía están en el círculo de violencia, entonces yo me considero su portavoz”, dice María.
María también estaba antes atrapada en un círculo de violencia con el padre de sus hijas. Lo conoció a los 17 años de edad, el primer día que llegó a Estados Unidos. Dice que aunque ella siempre trabajó limpiando casas o vendiendo comida para mantener a sus hijas, él le hacía creer que era una carga. Como muchas mujeres inmigrantes, se sentía aislada y sin apoyo.
“Realmente estaba súper con las alas arrastrando, mi autoestima hasta el suelo, sin ninguna ilusión, como si ya no quiero saber de la vida. Como si ya ni quiero existir”
Durante 15 años María aguantó empujones, jalones de pelo y maltratos. Una vez, su pareja la intentó ahorcar. Lo que más la lastimó fue que le gritaba frente a sus hijas que era fea, que no valía. Un día, cuando su hija mayor tenía 8 años, pasó algo que María nunca olvidará:
“Le dio una paliza a mi hija que me hizo odiarlo. Me hizo ya no respetarlo. Ya no, ya estaba asqueada de él. Esa fue una de mis primeras razones por quererme separar de él”
Una amiga le contó a María sobre el grupo Mujeres Unidas y Activas. Al principio, asistió porque ofrecían cuidado de niños y eso le daba un respiro. Pero en una reunión en particular escuchó un testimonio que la impactó.
María:
“Yo me dije: No. Estoy llorando por nada. Creo que la señora perdió toda su familia y vio cómo la asesinaron, la violaron. Y ella se tuvo que enterrar en la tierra para sobrevivir”
Lo impresionante de la historia de esta mujer Salvadoreña es que no sólo sobrevivió, sino que ahora lucha por otras personas en San Francisco.
“Me despertó, como, ¿cómo que estás pensando que no quieres ya ni vivir? Si esta mujer que no tiene a nadie, ¿no? Yo tengo a mis hijas. Tengo mucho por qué vivir. Y su historia me sacudió el cerebro”, explico María.
María empezó a buscar ayuda y terapia. Se separó definitivamente de su pareja violenta. Ahora es la coordinadora del programa de violencia doméstica de Mujeres Unidas y Activas. Está orgullosa de poder ayudar a otras mujeres a sentirse inteligentes, creativas y capaces de salir adelante.
María:
“Y que no necesitas quedarte con las palabras de tus agresores, que no sirves para nada, y que no eres nadie. No necesitamos eso. Realmente no vale la pena tampoco mantenerte en un hogar violento donde arruines la vida de tus hijos”
Las hijas de María fueron su mayor inspiración para cambiar su vida. Ahora, su hija mayor está entregando solicitudes para entrar a la universidad y cumpliendo uno de los sueños de su mamá. María planea seguir luchando por los derechos de las mujeres y los niños.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, reportó desde Oakland, California Farida Jhabvala Romero.