Por Julie Rovner
Kaiser Health News
¿Cómo se vería Estados Unidos sin Roe vs. Wade, el caso de 1973 que legalizó el aborto en todo el país? Esa es la pregunta ahora que el presidente Donald Trump eligió al juez conservador, Brett Kavanaugh como candidato para reemplazar al juez retirado de la Corte Suprema, Anthony Kennedy.
Revertir el caso histórico no convertiría automáticamente el aborto en ilegal en todo el país. Pero devolvería la decisión sobre su legalidad a los estados, en donde ya existe un mosaico de leyes que hace que este procedimiento esté más o menos disponible, dependiendo en gran medida de las inclinaciones políticas del liderazgo de cada estado.
«Creemos que hay 22 estados que probablemente prohibirán el aborto sin Roe», debido a una combinación de factores que incluyen las leyes actuales, las regulaciones y las posiciones del gobernador y la legislatura estatal, explicó Amy Myrick, abogada del Center for Reproductive Rights (Centro de Derechos Reproductivos) que representa a los defensores del derecho al aborto en los tribunales.
«Ahora el nivel de amenaza es muy alto», dijo Myrick.
Kavanaugh nunca opinó directamente sobre Roe vs. Wade durante su ejercicio en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Washington, DC. Sin embargo, en su audiencia de confirmación de 2006 para ese puesto, dijo que aceptaría Roe vs. Wade como un «precedente vinculante» del Tribunal Supremo: algo que los jueces de tribunales inferiores deben hacer.
Los opositores al aborto se sienten esperanzados por la elección de Trump.
«El juez Kavanaugh es un jurista de experiencia y principios con un historial sólido en la protección de la vida y los derechos constitucionales», expresó en un comunicado de prensa Marjorie Dannenfelser, presidenta de la organización, Susan B. Anthony List. Esta entidad encabezó el apoyo a Trump en su campaña presidencial después que prometiera nombrar a la Corte Suprema sólo jueces que revocarían Roe vs. Wade.
Por su parte, John Kennedy fue siempre un voto decisivo en el tema del aborto. A menudo se situaba del lado de los conservadores para mantener las restricciones. Sin embargo, en casos clave como los de 1992 y 2016, se puso del lado de los liberales para defender el hallazgo central de Roe: que el derecho al aborto es parte de un derecho a la privacidad que está incorporado en la Constitución de Estados Unidos.
Pero incluso ahora, con las protecciones de Roe vs. Wade, la capacidad de una mujer para acceder al aborto depende en gran medida de en dónde viva.
Según un análisis del Instituto Guttmacher, una institución que estudia el tema reproductivo, 19 estados adoptaron 63 nuevas restricciones sobre los derechos y el acceso al aborto.
Al mismo tiempo, el año pasado 21 estados promulgaron 58 medidas destinadas a ampliar el acceso a la salud reproductiva de las mujeres.
Desde 2011, los estados han promulgado cerca de mil 200 restricciones por separado sobre el aborto, según el Guttmacher; lo que hace que este tipo de leyes sean mucho más comunes.
En estos momentos, cuatro estados -Louisiana, Mississippi, North Dakota y South Dakota- tienen lo que se conoce como “trigger laws” («leyes de activación») del aborto. Esas leyes, que fueron votadas mucho tiempo después que Roe se promulgara, convertirían al aborto en ilegal en caso que la Corte Suprema decidiera que Roe ya no existe.
«Están diseñadas para que el aborto sea ilegal de inmediato», apuntó Myrick.
Alrededor de una docena de estados aún cuentan con prohibiciones del aborto promulgadas antes de Roe.
Algunas han sido formalmente bloqueadas por los tribunales, pero no revocadas. Esas prohibiciones podrían, al menos en teoría, restablecerse, aunque «alguien tendría que ir a la corte y pedir que se revoque esa orden», explicó Myrick.
Los estados podrían simplemente comenzar a aplicar otras prohibiciones que nunca fueron formalmente bloqueadas, como una en Alabama que somete a los proveedores de abortos a multas y hasta a un año de cárcel.
Al mismo tiempo, dijo Myrick, «hay 20 estados donde el aborto probablemente sería seguro y legal».
El camino al Tribunal Supremo
Ya hay varios retos importantes para las leyes estatales sobre el aborto en la vía judicial. Uno de ellos tendría que llegar a la Corte Suprema para permitir que una mayoría revoque Roe vs. Wade.
«No se trata de si; se trata de qué o cuándo», dijo Sarah Lipton-Lubet, vicepresidenta de salud reproductiva y derechos, de la National Partnership for Women and Families (Alianza Nacional para Mujeres y Familias).
Los casos se dividen en tres categorías principales:
La primera —y probablemente la que haría que la corte examine de manera amplia Roe vs. Wade— tiene que ver con las prohibiciones «gestacionales» que buscan restringir el aborto en un cierto momento del embarazo, explicó Lipton-Lubet.
Mississippi tiene una prohibición de 15 semanas que en estos momentos está siendo impugnada en una corte federal. Louisiana promulgó una prohibición similar, pero entraría en vigor sólo si se mantiene la ley de Mississippi. Iowa, a principios de esta primavera aprobó una prohibición de seis semanas, aunque está siendo impugnada en un tribunal estatal, no federal, según la Constitución de Iowa.
La segunda categoría implica regulaciones sobre los proveedores de abortos.
Por ejemplo, un caso pendiente es una ley de Arkansas que prohibiría los abortos con medicamentos. Finalmente, existen prohibiciones para procedimientos específicos, incluyendo varios en Texas, Arkansas y Alabama, que prohibirían los abortos por «dilatación y evacuación», los más comunes en el segundo trimestre del embarazo.
Myrick y Lipton-Lubet están de acuerdo en que no hay forma de predecir qué caso llegue primero al tribunal superior.
El caso que está más cerca de la Corte Suprema, señaló Myrick, es un desafío a una ley de Indiana que prohibiría el aborto si la mujer lo busca por la selección del sexo, o porque el feto podría estar discapacitado. Un tribunal federal de apelaciones determinó, en abril, que esa ley era inconstitucional.
Muchos analistas también están de acuerdo en que, incluso con el probable cambio filosófico de la corte, Roe vs. Wade podría no ser anulado en absoluto.
En cambio, dijo Lipton-Lubet, una corte más conservadora podría “volverlo poroso», permitiendo que las leyes estatales restrictivas se mantengan en pie.
«A la corte le preocupa su propia legitimidad», indicó Myrick, «y con qué frecuencia se ha mantenido un precedente en el pasado». Dado que el hallazgo central de Roe -la decisión de abortar que se enmarca bajo el derecho constitucional a la privacidad-, ha sido confirmado en tres ocasiones, incluso un tribunal antiaborto puede ser reacio a anularlo en su totalidad.
La cobertura de KHN de los problemas de salud de las mujeres es apoyada en parte por The David and Lucile Packard Foundation.