De la redacción
El presidente Trump acaba de admitir en Fox News estar bloqueando deliberadamente los fondos para la Oficina Postal de Estados Unidos, a fin de detener la votación universal por correo. Para ello, decidió matar al servicio postal, y en mayo nombró al nuevo Director General del Correo de Estados Unidos (USPS), el expresidente del Comité Nacional Republicano y mega donante de Trump, Louis DeJoy. En una suerte de sabotaje a las elecciones de noviembre, por lo pronto DeJoy destituyó ya a 23 ejecutivos postales de sus puestos, y a medida que se acercan las elecciones centralizó el poder alrededor de él, o de Trump.
El nuevo Director General de la Oficina Postal de Estados Unidos (USPS), Louis DeJoy envió cartas a las oficinas postales de 41 estados advirtiendo a esos empleados que la agencia no sobreviviría a menos que hiciera cambios «difíciles» para reducir costos de operación. Pero los importantes cambios operativos podrían hacer más lenta la entrega del correo, y esto anticipa que las boletas para el voto temprano, o por correo, podrían no llegar a tiempo y por lo tanto no ser contadas.
Esto levantó la crítica de quienes piensan que un cambio como este, a 79 días de las elecciones de noviembre sacrificaría la eficiencia operativa para el voto por correo, y cedería su ventaja competitiva a UPS, FedEx y otros rivales del sector privado.
Además, como publicamos recién en estas páginas, esto ocurre en medio de una de las peores pandemias, si no es que la peor en un siglo en Estados Unidos, y el sistema de correos no sólo sirve para distribuir la boletas del voto por correo, sino que para el reparto de los medicamentos de millones de personas que por la pandemia prefieren evitar ir hasta la oficina de correos. La gente también recibe los cheques del Seguro Social, y hasta hace una par de semanas la ayuda por desempleo, hace pagos y compras diversas y produce otra correspondencia vital para los negocios y las familias, que toda la vida ha circulado por el correo.
Entre tanto, DeJoy prohibió a los trabajadores postales hacer viajes adicionales para garantizar la entrega del correo a tiempo, y tomó enérgicas medidas contra las horas extra. Antes, había ordenado retirar o desmantelar unas 671 complicadas y enormes maquinarias de clasificación de altos volúmenes de correo a alta velocidad, a través de lectores de los códigos de barra en los sobres y paquetes, para organizarlos y posteriormente distribuirlos través el país.
Y el viernes circuló un profuso río de imágenes en la televisión y en redes sociales de camiones recogiendo las cajas metálicas o buzones de las esquinas y aceras de las calles para depositar la correspondencia, en California, New York, Pennsylvania, Oregon y Montana.
El argumento de recortar al presupuesto para la sobrevivencia de la USPS por escasez financiera del gobierno es por lo menos contradictorio, si no es que falso. Pues el presidente reveló de propia boca su nuevo quid pro cuo, sobre el pedido a los demócratas para que aceptaran el paquete de ayuda de desempleo por el coronavirus propuesto por el mandatario, en momentos en que los miembros del Congreso se hallan de vacaciones mientras decenas de millones de estadunidenses con autorización de trabajo entran en su segunda semana sin recibir la ayuda del desempleo, a cambio de los 25 mil millones de dólares y otros 3 mil 500 millones de dólares en fondos suplementarios para asistencia electoral, contenidos en la CARES.
Y es que el desmantelamiento de la referida maquinaria que organiza los inmensos volúmenes de correspondencia y el retiro de los buzones metálicos de las esquinas ha requerido de un elevado costo de nómina, con miles de horas extras para enormes brigadas de trabajadores que están desmantelando literalmente el sistema de correos en todo el país este mes, un proceso que eliminará 21.4 millones de artículos por hora, en la capacidad de procesamiento del inventario de la agencia de correos. Así mismo, se desconoce el destino de toda esta maquinaria y buzones metálicos, por cierto propiedad del pueblo estadunidense, es decir del contribuyente.
Por lo pronto los líderes demócratas de ambas cámaras en el Congreso, Nancy Pelosi y Charles Schumer citaron a comparecer el 24 de agosto al flamante director de correos, para que explique ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes las razones que justifican su estrategia de desmantelar el sistema de correos. De acuerdo con la líder demócrata, DeJoy “está tomando medidas que están causando disfunción en el sistema de correo y podrían causar estragos en las elecciones presidenciales”, reporta The Washington Post.
Pelosi agrega que «El director general de correos y los principales líderes del Servicio Postal deben responder al Congreso y al pueblo estadunidense por qué están impulsando estas nuevas y peligrosas políticas que amenazan con silenciar las voces de millones, sólo unos meses antes de las elecciones». Y eso la llevó el sábado “a flotar un llamando a la Cámara para que volviera a la sesión y asumir la legislación postal. La Cámara no regresará hasta después del 7 de septiembre o Día del Trabajo, pero el comité cameral puede llevar a cabo la audiencia sin que Pelosi llame a los miembros para que vuelvan a trabajar, horita que andan de vacaciones.
Por su parte los senadores Elizabeth Warren, Gary Peters, Tom Carper, Ron Wyden, Tina Smith y la representante, Carolyn Maloney se negaron a permitir que los intentos de socavar el Servicio Postal y que las elecciones quedaran sin oposición. Enviaron una carta al inspector general solicitando investigar cambios recientes y decisiones administrativas en el USPS. El viernes, se supo que el inspector general respondió a esa llamada y que comenzó una investigación.
El candidato demócrata a la presidencia, Joe Bden y su compañera de fórmula también criticaron la maniobra de Trump como otra preocupante forma de supresión del voto.
Y el reconocido jurista estadunidense en derecho constitucional, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, Laurence Tribe dijo en un tuit que el Título 18 del Código 1703 de Estados Unidos sobre Crimen y Comportamiento Criminal, establece que “Quien, siendo funcionario o empleado del Servicio Postal detenga o retrase cualquier correspondencia que se le encomiende, será multado o encarcelado no más de cinco años”. Además, advierte el jurista, el infractor de esta ley “deberá tener en cuenta la ausencia de cualquier requisito de acusación o prueba de intencionalidad”.
Entre tanto, se están llevando todo el correo.