De la redacción
La Cámara de Representantes aprobó con un voto bipartidista este martes, y con una abrumadora mayoría (335-78) el proyecto de masivos gastos para el Departamento de la Defensa, desafiando el veto presidencial aunque con suficientes votos republicanos como para frustrarlo. La medida asigna 741 mil millones de dólares al sector militar, lo que generó la posibilidad de enfrentamiento con Trump, aún ahora que vive las últimas semanas de su mandato.
Tras aropbarse por abrumadora mayoría en la Cámara de Representantes el proyecto de ley para financiar el gasto del Departamento de Defensa, de cerca de un billón (trillón para EE UU) de dólares, en los últimos días trascendió que líderes republicanos del Congreso suplicaron a sus propios correligionarios ignorar la petición del presidente a los legisladores de su partido para votar en contra del proyecto de ley, que ha sido ley por 59 años consecutivos, porque no responde a los deseos del presidente.
La legislación propuesta, que autoriza aumentos salariales para las tropas estadunidenses, superó la mayoría de los dos tercios (335-78) que tanto la Cámara de Representantes como el Senado necesitan para pasar una legislación, y abrió una visible fisura en el bloque republicano que apoya a Trump, negándose a ceder ante el “capricho” del presidente, de descarrilar el importante proyecto de ley cuando el mandato en la Casa Blanca se acerca a su fin.
La referida legislación no sólo incluye dinero para los principales programas militares y sistemas de armas, sino que también financia los aumentos salariales anuales de los miembros del servicio y otorga otras compensaciones destinadas a recompensar el trabajo altamente especializado o potencialmente peligroso.
Además, el proyecto de ley tomaría medidas para desacelerar o bloquear la retirada de tropas estadunidenses de Alemania y Afganistán planificadas por Trump, y haría más difícil para el presidente desplegar personal militar en la frontera sur.
También aborda directamente las protestas por la justicia racial impulsadas durante el verano por el asesinato de personas negras y de color, incluido el asesinato a sangre fría de George Floyd a manos -o bajo la rodilla en el cuello- de un policía blanco. Y requeriría que todos los oficiales federales que hacen cumplir el control de multitudes en protestas y manifestaciones callejeras se identifiquen a sí mismos y a sus agencias.
Así mimso, dicha legislación bipartidista ordena a El Pentágono comenzar el proceso de cambiar el nombre de las bases militares que llevan nombres de líderes confederados, y está programada para ser considerada esta semana en el Senado, donde se espera que se apruebe abrumadoramente antes de ser enviada al escritorio del presidente.
Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes dijo ayer martes que apoyaría la medida, pero que no votaría para anular un eventual veto, “sugiriendo a los miembros de su propio partido que no deberían unirse a tal esfuerzo”.
Pero, “Si Trump cumpliera su amenaza de veto, la cámara baja sería la primera en intentar una anulación”, sostiene The New York Times■