Marco Vinicio González
De los siete millones de votantes registrados en Georgia, hasta este sábado, que fue el último día de la votación por adelantado para la segunda vuelta de mañana martes, 1 millón 868 mil 127 electores sufragaron por adelantado para elegir entre el demócrata Raphael Warnock, quien busca reelegirse y el republicano Rafael Walker, para ocupar un escaño en el Senado por los próximos seis años.
Es decir, el 26.7 por ciento del total de electorado en Georgia sufragó por adelantado, rompiendo récord de nuevo, y “superando por mucho lo registrado en la segunda vuelta de las elecciones de 2020, incluyendo el total registrado en la fecha de la elección, cuando participó menos de un millón y medio de votantes». De hecho, en aquella ocasión fue el 22% del electorado el que voto, dijo Gerardo Guzmán, Director del Servicio de Noticias Hispanas (HNS) en Atlanta, Georgia y colaborador de Radio Bilingüe.
Pero para el Proyecto de Elecciones estadunidenses, de la Universidad de La Florida, alrededor de 3.1 millones de personas habían votado anticipadamente hasta hoy miércoles, o casi el 40 por ciento de todos los votantes registrados en el estado.
En un mitin el sábado en Atlanta, Warnock dijo estar buscando movilizar a los votantes negros, asiáticos, latinos y blancos de clase trabajadora, que dieron el triunfo a los demócratas y en Georgia en 2020. Y Walker argumentó que su rival sería otro voto para la agenda del presidente Biden.
Por su parte Guzmán afirma que los latinos volvieron a hacer historia al emitir 32 mil 619 votos por adelantado. “Casi un 2% del electorado y cerca del 10% de todos los latinos que están registrados para votar en Georgia… En esta ocasión los que más votaron en este periodo adelantado fueron las personas de la tercera edad: de 60 a 77 años. Pero las mujeres de todas las edades -para votar- y todos los grupos étnicos son las que más acudieron a las urnas especiales, representado el 56% de los votantes”.
Todo esto, a pesar de las cada vez más restrictivas leyes de supresión del voto de las minorías, que no sólo ocurren en Georgia sin en todo el país donde gobiernan los republicanos. Pero en Georgia éstos controlan la Legislatura estatal y la oficina del gobernador, desde donde se aprobó una ley electoral el año pasado que redujo el periodo de votación para la segunda vuelta de cuatro a una semana.
Como resultado, el número de días para esta votación anticipada se redujo también aproximadamente a la mitad, en comparación con las segundas vueltas del año pasado al Senado de Georgia.
Y para esta elección al Senado federal, la referida ley de los republicanos de 2021 limitó drásticamente la votación por correo y los funcionarios electorales tampoco pueden enviar ya solicitudes de boletas en ausencia a los votantes, que ahora tienen mucho menos tiempo para solicitarla. Además, debido a dicha ley hay muchos menos buzones disponibles para devolver las boletas por correo que en las elecciones de 2020 y su segunda vuelta.
Y por si fuera poco, durante la votación anticipada las filas se extendieron durante horas en los lugares de votación en el área metropolitana de Atlanta, una zona densamente poblada donde existe una fuerte participación electoral, la mayor quizás en todo el estado.
Por otro lado, el dinero gastado en las campañas ha sido otro factor en esta segunda vuelta. Es decir, “también es un punto de interés”, sostiene Guzmán. “El candidato demócrata y las organizaciones que lo respaldan llevaban más de 92 millones de dólares gastados en la campaña de segunda vuelta, mientras que el republicano apenas 45 millones de dólares”.
De acuerdo con la última encuesta de este fin de semana el 50% de las preferencias es para el demócrata frente a un 46% para el republicano. Aunque aún hay un 4% de indecisos, a los que apelaron ambos candidatos•