Miles de familias latinas fueron separadas cuando el ex presidente Trump decidió endurecer la política de ‘carga publica’. Dicha medida permitía negar la residencia permanente a inmigrantes que recibieran algún tipo de ayuda social del gobierno. A pesar de que dicha política fue revocada por la administración Biden, sus devastadores efectos aún persisten. Zaidee Stavely nos cuenta la historia de un padre de familia en California que, después de viajar a México hace dos años para cumplir con el último paso del trámite de su ‘tarjeta verde’ fue considerado un presunto caso de «carga pública»; y fue obligado a quedarse allá, dejando a su familia separada y con el mundo vuelto al revés.
Elena, Nathan e Ignacio Gutiérrez Ramírez viven con su mamá y su hermanita Priscila en Los Baños, California. Pero se siente un gran vacío en su casa -la ausencia del papá – dice Nathan de 19 años.
“There’s like this space where he used to be, but he’s not there anymore”
(Él ya no está más en este espacio que solíamos compartir).
El ausente es José Luis Ruiz Arévalos. Desde hace 12 años, José ha sido padrastro de los tres hermanos mayores y lo quieren como si fuera su papá, dice Nathan.
“We all love him as an actual father”
(Todos lo amamos como un padre de verdad)
Ahora sólo pueden hablar con él por videollamada.
Suena el teléfono… !!!Papi!!!
José tenía casi 30 años viviendo sin documentos en Estados Unidos. Tenía 17 cuando sus padres se lo trajeron. Para pedir la residencia permanente, él y su esposa Armanda Ruiz tuvieron que pedir un perdón por el tiempo que vivió aquí indocumentado. Y el gobierno se lo concedió, dice Armanda.
“Yo no tenía ingresos por tener dos hijas deshabilitadas, una con problemas de salud mental y la otra por su nacimiento prematuro. Nos dieron el perdón por esa situación, porque yo pasaría sufrimientos y mi familia”
Con el perdón aprobado, José salió del país en 2019 para terminar sus trámites en el Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez. Pero lo que él no sabía es que la administración Trump había hecho cambios para hacer más difícil que los inmigrantes de bajos ingresos pudieran regularizar su estatus migratorio.
Cambiaron la política llamada “carga pública» y de repente los oficiales en los consulados hacían preguntas que nunca habían hecho antes, dice Erin Quinn, abogada del Centro de Recursos Legales para los Inmigrantes.
“I want you to prove up that you actually know the person that signed your sponsorship.I want to know what benefits your family members are using in the United States”
Empezaban a cuestionar más sobre los patrocinadores y a preguntar si los familiares en Estados Unidos recibían beneficios del gobierno. José nunca había recibido beneficios. Pero sus hijos estadounidenses sí. Priscila recibía ayuda por sus discapacidades y sus otros hijos habían recibido estampillas de comida y Medi-Cal. Antes de los cambios que hizo Trump, nada de eso hubiera importado. Pero ahora, los oficiales del consulado le dijeron a José que no podía entrar, y le cancelaron su perdón. José sintió que su mundo se rompía en mil pedazos.
“Nunca he estado en la cárcel, pero me imagino que es así. Que le quitan a uno todo. Desde familia. Desde… tu personalidad. Todo se lo quitan a uno”
Antes de los cambios que hizo Trump le negaban la residencia al considerar carga pública a unas 3 mil personas al año. En el 2019 se dispararon a más de 20 mil, incluido José. Los cambios ya fueron revocados por el presidente Biden. Pero para José y toda su familia la separación ha tenido efectos gravísimos. José se perdió de graduaciones y fiestas de cumpleaños. Su hija mayor, Elena, que estudiaba el primer año en la Universidad de California en Merced, se salió para trabajar y sostener a su familia.
“Counselors usually advised me to, like, try to stay in school, but they didn’t really understand that I was the only one that was able to work”.
Elena dice que los consejeros le decían que intentara seguir estudiando, pero no entendían que tenía que trabajar. Después de dos años sin encontrar trabajo estable, ingresó este año a la reserva del Ejército. Piensa que así, sus hermanos no tendrán la presión de apoyar a la familia y podrán seguir sus sueños.
“I don’t want them to like, get pressured too, I’d rather just like take off some of the pressure«
Pero los sueños de los hermanos de Elena también están en pausa. Nathan está trabajando mientras toma clases en un colegio comunitario medio tiempo. Ignacio, el otro hermano, está comenzando su último año de preparatoria. Ha ganado puras A en todas sus clases. Hace poco recibió una carta de la universidad de Harvard, invitándolo a solicitar.
“Yeah I don’t want to go out of state so I can have close proximity to my family”
Aunque le atrae la idea, siente que debe quedarse cerca de la familia.
En México, José se lamenta por lo que están pasando sus hijos.
“Y lo más feo que siento es que le echan ganas a los estudios, y siento que les estoy cortando las alas”
Pero ahora José tiene un poco de esperanza. En junio el consulado le informó que ya puede solicitar nuevamente el perdón. Está por comenzar el proceso, que podría durar meses.
En junio, Armanda y sus hijos se reunieron con José en México por unos días nomás. Se pasearon por la playa – para algunos de los hijos era su primera vez- y entraron caminando al mar. Desde la arena, Armanda les tomó un video a su esposo y sus hijos, juntos por ese momento. Cada ola que se acerca, la saltan, una y otra vez.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, Zaidee Stavely.
Este reportaje fue producido en colaboración con EdSource y con la ayuda de Jennifer Molina.
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