Tras la victoria parcial, o temporal que se apuntaron los legisladores texanos al evitar una votación del Senado estatal ausentándose oportunamente en la madrugada del domingo para evitar que se aprobara una perniciosa ley de supresión del voto S7 que los republicanos esperaban enviar ese mismo día para su promulgación al gobernador, Greg Abbott, éste ha declarado que convocará una sesión especial para aprobar dicha legislación, junto con la redistribución de distritos, o la manipulación de las líneas distritales mejor conocida como gerrymanderin.
De la redacción
Los legisladores demócratas de Texas se preparan para dentro de unos meses tener que redoblar esfuerzos en la lucha contra la manipulación y supresión de votantes de una vez por todas, dice un comunicado del representante federal demócrata, Joaquín Castro.
Como publicamos recientemente en este mismo espacio informativo, este domingo Texas se convirtió en el último estado liderado por republicanos que presentó un proyecto de ley para dificultar la votación particularmente de las minorías; léase negros y latinos.
Por ejemplo, entre otras draconianas medidas el proyecto de marras prohibiría los buzones para las boletas electorales por correo; limitaría las horas para la votación anticipada y otorgaría más poder a los observadores electorales partidistas, que la experiencia ha mostrado muchas veces se trata de intimidadores, algunos incluso armados en lugares donde las leyes estatales lo permiten; reduciría las casillas de votación y también prohibiría la votación de los afroestadunidenses los domingos después de su servicio religioso, una tradición negra conocida como “Soul to the Polls”.
Por su parte, el gobernador republicano, Greg Abbott ha prometido llamar a la Legislatura para una sesión especial. Y es que los esfuerzos republicanos por cambiar las reglas de votación siguen siendo estimulados por las falsas y persistentes afirmaciones del ex presidente Trump, de haber sido el legítimo ganador de las elecciones de noviembre.
A pesar de la falta de pruebas, la afirmación del presunto fraude generalizado, según una encuesta nacional de mediados de mayo hace que casi 6 de cada 10 republicanos crea que en efecto Trump ganó la elección.
Durante un discurso en Tulsa, Oklahoma, que conmemoraba el centenario de lo que el presidente Biden llamó una masacre contra la población negra, que durante 18 horas continuas el 31 de mayo de 1921 fue arrasada por una turba blanca apoyada y armada por las autoridades de esa ciudad, con bombardeos aéreos que dejaron en escombros más de 30 cuadras de ese próspero poblado formado por ex esclavos negros y conocido también en la época como el Wall Street Negro, el mandatario procedió entonces a otorgar un nuevo rol a la vicepresidenta Kamala Harris para tratar de frenar las casi 400 leyes estatales y locales de los republicanos para suprimir el voto.
El presidente dijo por television que los derechos de voto «son un desafío clave para rectificar la injusticia racial en la actualidad», y que su administración impulsaría el proyecto de ley que establece los estándares nacionales para las elecciones federales.
Se trata de la pieza legislativa aprobada en la cámara baja, HR1, que se halla secuestrada por el liderazgo republicano encabezado por Mitch McConnell en el Senado, bajo las órdenes de Trump.
Con tod, algunos demócratas esperan ver si junto con el rechazo a la propuesta legislativa para formar una comisión que investigue el ataque al Capitolio, o a la democracia el 6 de enero, esto pudiera convencer a los senadores demócratas de Virginia, Joe Manchin, y de Arizona, Kyrsten Simena para sumarse a su bancada y acabar de una vez por todas con el filibusterismo.
En tanto, Kamala Harris sostuvo en esta oportunidad que trabajaría con los derechos de voto y grupos comunitarios junto con el sector privado, «para ayudar a fortalecer y elevar los esfuerzos sobre los derechos de voto en todo el país». Y agregó que trabajaría con el Congreso para impulsar los proyectos de ley HR1 y la ley de Derecho al voto del ex congresista fallecido, John Lewis.
Esta asignación de Biden a Harris ocurre justo cuando la vicepresidenta se prepara para su primer viaje al extranjero, en el que visitará Guatemala y México a partir del domingo para abordar lo que la administración llama «las causas fundamentales» de la migración a la frontera sur de Estados Unidos.
Las asignaciones comienzan a acumularse para la vicepresidente, e incluyen entre otros esfuerzos el de ayudar a expandir la mano de obra organizada, aumentar el acceso de banda ancha, ayudar a las mujeres más afectadas por el costo económico de la pandemia y persuadir a las personas indecisas para que se vacunen contra el COVID-19■