De la redacción
Las políticas de la Casa Blanca han despertado la pasión ‘adormecida’ de la protesta, en aquellos que a través de los últimos tiempos se han mostrado indolentes ante los males sociales. Pero hoy, asuntos como la cobertura médica, que por cierto amenaza con desaparecer incluso para aquellos que votaron por Trump, está calando hondo de cara a las próximas elecciones de medio término, en las que se disputa el control del Congreso; y un vuelco en la correlación de fuerzas podría venir de California, dice hoy The New York Times.
El ejemplo nuclear que escoge el rotativo neoyorquino para predecir un posible cambio en la fisonomía de la Cámara de Representantes es la suerte que podría correr el representante Darrel Issa, republicano que ha ocupado su escaño en la Cámara de Representantes desde 2001 y que hoy afirma preservarlo por su apoyo al presidente Trump.
Y también por su apoyo al proyecto de ley de salud de los republicanos, que entre varias otras calamidades dejaría sin seguro médico a unos 23 millones de estadunidenses; incrementa el costo de las primas y en la práctica deja fuera a los usuarios con condiciones de salud preexistentes; además de amenazar con desaparecer el Medicaid, de acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Es por eso que desde hace tiempo Issa viene sintiendo el fuego llegarle a los aparejos, con persistentes protestas todos los martes afuera de su oficina, mismas que no parecen menguar, afirma el Times.
Pero estas y otras penurias sociales que amenazan, como la derogación y remplazo de la actual Ley de Cuidados Médicos Costeable (ACA) podrían evitarse, “si los demócratas tienen la oportunidad de capturar los 24 escaños republicanos -que se reelegirán el año entrante y- que necesitan para retomar el control de la cámara baja; entonces el camino hacia la victoria comienza en California, y particularmente en el Condado de Orange”, dice la fuente. “Un antiguo bastión conservador que favoreció a Hillary Clinton en 2016… la primera vez que ese condado votó por un candidato presidencial demócrata desde Franklin D. Roosevelt en 1936”.
California cuenta con una delegación del Congreso compuesta por 14 miembros republicanos que votaron contra ACA. Esto incluye a siete republicanos que al igual que Issa “representan distritos que votaron por Hillary Clinton. Y cuatro de estos provienen de distritos que incluyen el Condado de Orange”.
Además, la cambiante demografía de California, por su amplia diversidad étnica, y un Partido Republicano en declive, ubican a ese estado “dorado” cada vez más en el centro de cualquier batalla nacional por el control de la Cámara de Representantes, dice el Times. “El fervor -¿o terror?- de Trump este año ofrece una oportunidad para que los demócratas hagan el tipo de ganancias, en el referido distrito congresional, que los ha eludido incluso cuando han llegado a dominar la política estatal durante la última década”.
No obstante, algunos republicanos de California se han mantenido cerca de Trump afirmando que los demócratas estaban malinterpretando las cosas. El representante Dana Rohrabacher –del distrito 48, cita la fuente-, un republicano considerado como “uno de los más vulnerables” de los titulares en dicha delegación californiana, dijo que los duros ataques de “los demócratas de izquierdas lo ayudaron con sus partidarios”. Y predijo que su voto en favor del proyecto de salud de los republicanos “no importará en el 2018”.
Por su parte la congresista republicana por el distrito 45, Mimi Walters, que ha representado al condado de Orange desde 2015, declaró al Times que no se arrepintió de votar por la ley de salud republicana. «Yo estaba muy orgullosa de estar con el presidente, porque esa ley va a proporcionar alivio a millones de estadunidenses».
En tanto, otro desafío para los demócratas es la disminución de su participación electoral en contiendas que no son presidenciales, como la que se avecina, cuyo electorado “tiende a ser más viejo, más blanco y más conservador”, sostuvo a la fuente David Gilliard, asesor republicano basado en encuestas hechas en California. “La participación en estos años de elecciones intermedias suele ser 20 o 30 puntos porcentuales más baja que en las presidenciales”, además de que Trump no aparecerá en la boleta en las próximas elecciones de medio término.
Con todo, la gran pregunta que eleva este rotativo neoyorquino a los demócratas es “si la indignación que se exhibirá todos los martes por la mañana frente a la oficina de Darrel Issa seguirá ardiendo hasta el año que entra”. Robert Spencer, de 64 años y profesor jubilado autodenominado independiente, que vive en la zona y estuvo allí en una de las protestas contra Issa el otro día, dijo que no tenía ninguna duda en persistirá el fuego de la indignación.
«Nadie va a olvidar lo que pasó», aseguró. «He vivido aquí desde 1979. Nunca he visto esta cantidad de energía política», concluyó la fuente■