Respuesta rápida y solidaria de la comunidad cuando ICE toca a la puerta del vecino

Familia González. Foto: Rubén Tapia.

Familia González. Foto: Rubén Tapia.

Este reporte especial que aquí reseñamos trata sobre la detención de un jardinero mexicano por agentes de Inmigración, pero más aún, sobre la rápida y extraordinaria muestra de solidaridad que dieron espontáneamente los vecinos al darse cuenta que David González Orduño estaba en peligro. Sin mucho pensarlo y sin habérselo propuesto pusieron manos a la obra y asumieron la responsabilidad orgánica de una comunidad ejemplar. Esta historia, escrita y narrada por el director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco, es un programa más de nuestra serie, ‘Hablando de la Raza’, una conversación pública sobre lo que nos une y lo que nos separa, y de lo que no se habla en asuntos de justicia racial. Esta serie es apoyada en parte por la fundación W.K. Kellogg.


Una mañana fría de marzo, poco antes de las seis, la familia González Orduño despertó sobresaltada por los intempestivos toques a la puerta de su departamento. El jefe de la familia, David, se dirigió a la puerta y se dio cuenta que quienes tocaban eran agentes fuertemente armados, con chaquetas oficiales en las que se leía: «Policía». David la pensó dos veces antes de acceder a los gritos de los agentes. Su esposa Beatriz le pedía: No abras la puerta.

Que se supiera, nadie en la casa tenia cuentas pendientes con la policía. No obstante, en el pasado cercano David había tenido un problema de violencia doméstica. Había ocurrido hacía más de seis años, y esa cuenta la había saldado ya. Cumplió con todo lo que se le impuso como pena o correctivo.

Sin embargo, un serio problema que mantenía siempre a la familia en vilo era que ni David ni su esposa Beatriz tenían su documentación migratoria en regla. ¡Eso sí era un problema! Pero los agentes que tocaban a la puerta no parecían ser de Inmigración. Decían que eran de la policía. Y David pensó entonces que la policía no tenía nada que ver con los asuntos de inmigración.

Así que, con esas cavilaciones en mente, David se dispuso a abrir la puerta para responder a las preguntas de los agentes. Éstos le preguntaron por un tal «Barragán”, otra persona de quien David dice que no tenía la menor idea y, para demostrar que no era quien los oficiales decían buscar, mostró su identificación.

Agentes de ICE con las manos en las armas, frente a una mujer no identificada en la puerta de un hogar de familia inmigrante. Foto: www.lexisnexis.com

Agentes de ICE con las manos en las armas, frente a una mujer no identificada en la puerta de un hogar de familia inmigrante. Foto: www.lexisnexis.com

Para entonces, el vecino y buen amigo de David, Venancio, habiéndose percatado de la presencia de los agentes en el departamento de su vecino, comenzó a dar la voz de alarma. Llamó a un pastor conocido también como defensor de la comunidad, y dejó un recado en el buzón de voz de la activista comunitaria, Amanda Escobar Romero:

“Amanda –, dijo Venancio en voz muy bajita para que no oyeran los agentes- a ver si regresas la llamada… Migración está aquí donde vivo…”.

Con esas llamadas, Venancio activó de pronto y sin planearlo una red de contactos ciudadanos que se abocaron, al vapor, o sea a responder de manera rápida a la emergencia que sufría la familia González.

Mientras, los agentes se fueron del departamento, pero minutos más tarde, cuando David, confiado, salió a dejar a su hija Lindsay a la escuela primaria, lo siguieron y en algún momento lo interceptaron; y, para sorpresa de David, entonces se identificaron como agentes federales de Inmigración.

Después de un breve interrogatorio, los agentes detuvieron a David, y aunque no procedieron a sujetarlo y esposarlo delante de su hija Lindsay, la niña, de nueve años de edad, quedó presa de la angustia y conmocionada al ver a su padre rodeado de patrullas con las luces rojas puestas y de hombres armados, tratado a su papá como a un criminal. Al estar detenido dentro de su carro, David se comunicó por teléfono con su esposa Beatriz. Ese momento fue oportunamente capturado en una grabación, gracias a la rápida reacción de David hijo:

De estos sucesos nos hablan aquí los protagonistas mismos de los dramáticos acontecimientos, ocurridos el día 16 de marzo, en la ciudad de North Hills, en la zona metropolitana de Los Ángeles. En la siguiente grabación, realizada por nuestro corresponsal, Rubén Tapia, David y su esposa Beatriz nos cuentan cómo fueron esos primeros minutos de intercambio con los agentes. También oiremos la voz de su vecino Venancio, quien describe cómo se dio cuenta que David estaba en problemas y cuándo decidió llamar al pastor metodista, Fred Morris, quien a su vez nos da su versión en esta narración, de la forma en que se abocó de inmediato a intervenir en apoyo de la familia.

El siguiente es una edición de las voces del vecindario y del pastor, que se movilizaron oportunamente para socorrer a David y recoger a su hija que permanecía en el carro, llorando y aterrada con el operativo de los agentes de Inmigración y Aduanas, ICE, que arrestaban a su papá para llevárselo detenido:

Deteniendo a una inmigrante por una infracción menor en Carolina del Sur. Foto: www.guernicamag.com

Deteniendo a una inmigrante por una infracción menor en Carolina del Sur. Foto: www.guernicamag.com

Al quedar detenido y recluido David, el sustento de la familia quedó en el aire. Para sacar adelante a la familia, David, de 35 años de edad, trabaja duro la semana entera. Durante el día trabaja tiempo completo en su negocio de mantenimiento de jardines y, al concluir el día, va a su segundo trabajo, lavando platos en un restaurant de la localidad. Ahora que David estaba en reclusión, privado de su libertad, ¿cómo se sostendría la familia?, Beatriz la esposa, David hijo, estudiante de 14 años, y Lindsay, de nueve años de edad. ¿Y qué pasaría con el negocio de la jardinería? ¿Qué pasaría con los clientes de David, las casas a las que había que dar mantenimiento?

Beatriz su esposa nos cuenta cómo a toda costa se hizo cargo, asumió la responsabilidad del negocio de David y de los compromisos con sus clientes… Y aquí ocurrió otro noble acto de apoyo social: el joven Ismael, hijo de su vecino Venancio, se ofreció de manera voluntaria a ayudar a Beatriz en las labores que dejaba vacante David al estar encarcelado. Contándonos sobre la forma en que trataron de superar el problema de la pérdida del sostén familiar, en ausencia de David González, al ser detenido de repente por agentes federales de Inmigración en las inmediaciones de su hogar en North Hills, condado de Los Ángeles.
De esto nos cuentan Venancio e Ismael, Fred, Amanda, David padre, su esposa e hijo, y su hermanita:

Protesta ante agentes de Inmigración. Fot: ccrjustice.org

Protesta ante agentes de Inmigración. Fot: ccrjustice.org

Ahora bien, recordarán que al momento de presentarse los agentes federales a las puertas del departamento de los González, un vecino se puso de inmediato a hacer llamadas, pidiendo auxilio a samaritanos o defensores comunitarios de la localidad. Pues bien, una de esas llamadas que realizaron los vecinos, al momento de darse cuenta de la emergencia por la que travesaba la familia de David González, fue para Amanda Escobar Romero, representante de la organización ‘No Están Solos, de Welcome Center for Refugee Children’, que es parte de la Iglesia Metodista Unida de la localidad de North Hills.

¿Amanda, qué fue lo que primero que se te vino a la mete al recibir la llamada, y qué procediste a hacer? –pregunta Samuel Orozco.

Amanda:

Para seguir escuchando esta plática con Amanda Escobar y conocer el desenlace de esta historia, así como para escuchar las opiniones de primera mano sobre este tipo de sucesos con las autoridades de Inmigración, vertidas por nuestros radioescuchas, escuche el último segmento a continuación:

El programa de Línea Abierta completo:

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