Marco Vinicio González
Desde el fallo de la Suprema Corte contra el aborto y los derechos reproductivos de la mujer, la legislatura estatal de Virginia Occidental, controlada por los republicanos, convirtió a ese estado en el segundo en hacer del aborto una ley que lo prohíbe casi en su totalidad. Las únicas excepciones que contempla se limitan a los casos de incesto y violación, o si la vida de la persona embarazada está en peligro, lo que envía ominosas señales contra los republicanos pues en cada vez más estados muchos votantes estadunidenses no apoyan el fallo de la Corte Suprema.
En este escenario, en el que los republicanos tropiezan con distintos mensajes sobre el tema, convertido casi en referendo para las elecciones del 8 de noviembre, el senador republicano, Lindsey Graham adelantó una propuesta para prohibir el aborto a nivel nacional, luego de las 15 semanas de embarazo.
Con la “fallida” intención de unir a su partido, pero con un resultado que sólo provocó más división en las filas republicanas, la respuesta a Graham no se hizo esperar y vino propio del líder de la minoría republicana en el Senado. Mitch McConnell se apresuró a declarar desde los pasillos del Congreso que su conferencia prefiere que el asunto se resuelva a nivel estatal, confiriendo este poder a los estados.
La propuesta de McConnel resultaría más peligrosa, pues unos 42 estados han considerado medidas antiaborto o en contra de as comunidades LGBT o trans. De enero a la fecha, por ejemlo, nueve estados (Alabama, Arizona, Florida, Iowa, Kentucky, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee y Utah) han aprobado 18 leyes que prohíben la atención médica a las personas transgénero y no binarias, y 26 estados probablemente prohibirán el aborto.
Además, en los primeros cuatro meses de 2022 se presentaron al menos 156 proyectos de ley que limitarían los derechos de las personas transgénero y no binarias, proyectos que se trasladaron desde 2021 a 36 legislaturas estatales republicanas en 2022.
Y en medio de este panorama Virginia Occidental y el senador Graham anuncian dichas medidas, como un regalo a los demócratas que los analistas políticos suponen utilizarán como anuncios de campaña en esta recta final de las elecciones en que disputa el control del Congreso.
Entre tanto, los aliados de Graham en el Senado se distanciaron rápidamente del plan, exponiendo la falta de consenso que reina en su partido, mientas dan muestras de una profunda resistencia a participar en cualquier debate público sobre el aborto, siendo los temas económicos los que tienen más influencia entre los votantes indecisos, según encuestas.
“El rápido rechazo a la táctica de Graham fue el último fracaso en la lucha de su partido por unirse detrás de una estrategia clara sobre un tema que ha reformado las campañas en todo el país”, sin una estrategia nacional unificada en torno al aborto que pudiera estar lista para su implementación apenas pasadas las elecciones, dice The Vice■