Marco Vinicio González
Madres y familiares indignados y dolidos por la masacre que el 24 de mayo que cobró la vida de 19 menores y dos maestras en la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, reclamaban la opacidad en la información sobre la investigación de los fatídicos hechos. Y sin que se haya producido una explicación que esclarezca las causas de esos sucesos, este viernes el exjefe de la policía del Distrito Independiente Consolidado de Uvalde, que estuvo al mando de la fallida operación de rescate, Pete Arredondo renunció como concejal de la ciudad.
«Tras mucho meditarlo, lamento informar a quienes votaron por mí que he decidido dimitir como concejal del Distrito 3», publicó la prensa local y nacional. “… Siento que es la mejor decisión para Uvalde… El alcalde, el Ayuntamiento y el personal municipal deben seguir adelante sin distracciones… para unir a nuestra comunidad, una vez más”, dijo tras más de un mes de silencio.
Arredondo llevaba casi 30 años trabajando como policía y desde marzo de 2020 como jefe policial del Distrito 3. Había sido elegido concejal el pasado 7 de mayo, pero tomó posesión de su nuevo cargo una semana después del ataque a esa escuela, sin haber explicado públicamente los detalles de su actuación en la masacre.
Estuvo al mando de la fallida respuesta policial en la escena cuando los agentes tardaron por lo menos 77 minutos desde que llegaron al lugar hasta que entraron a la escuela y ultimaron al atacante, según la cronología oficial; violando incluso los protocolos para incidentes con tiradores activos que instan a las fuerzas del orden a «neutralizar de inmediato cualquier amenaza incluso si hay menores en el lugar».
De hecho, como se recordará, fueron los propios menores quienes asediados por las balas y el frío asesinato de sus compañeros y maestras en el sitio, llamaron al teléfono de emergencias desde dentro de la escuela pidiendo auxilio, pero sin éxito, hasta pasada una hora y consumada la tragedia que algunos piensan pudo evitarse o ser menos grave.
Pero en una entrevista con el periódico Texas Tribune Arredondo afirmó sin embargo que «no considera haber sido él, el oficial al mando en el lugar de los hechos».
Leonard Sandoval, cuyo nieto Xavier López murió en la referida masacre, dijo a The New York Times que Arredondo “debería haber renunciado mucho antes”. Y Hugo Cervantes, uno de los residentes que corrió a la escuela primaria Robb después de escuchar los disparos, declaró que la decisión de Arredondo parecía no ser más que «otro acontecimiento que retrasó la justicia para las familias».
Y recordó a la fuente haber suplicado a los oficiales armados que entraran a la escuela y que le dijeran que “todo estaba bien”, a pesar de que la gente todavía podía escuchar los disparos. “La verdad es que podrían haber salvado a muchos niños y no lo hicieron”, dijo Cervantes. “Todo esto es demasiado poco, demasiado tarde”■