El Internet se ha constituido en una herramienta indispensable no sólo de trabajo sino para el esparcimiento cotidiano y también para la creación artística y cultural, la investigación científica y los negocios, etcétera, por su carácter libre, a pesar de que exige un costo que todavía no todos pueden pagar. Sin embargo, esto podría cambiar si la decisión de una corte se mantiene para invalidar el reglamento de neutralidad de la red, o para que ésta siga abierta. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) había emitido una medida con le fin de regular esta industria. Las corporaciones proveedoras de banda ancha, como AT&T, Verizon y Comcast se quejaron de que la medida es muy estricta, y quieren cobrar además una cantidad especial y adicional a quienes proveen contenidos. Por su parte, defensores de los usuarios afirman que la permanencia del Internet abierto o para todos corre serios peligros. En un reciente programa de Línea Abierta se discutió este tema, y a pesar de que la lucha contra las grandes corporaciones se mira cuesta arriba, dos invitados advirtieron a Chelis López, conductora de este programa estelar de noticias de Radio Bilingüe, que la batalla no está perdida aun; que la opinión pública todavía cuenta con una ventana de tres meses para expresar sus opiniones e impulsar un recurso legal, e hicieron un llamado a la movilización popular para defender el carácter democrático de la red electrónica.
Aunque el acceso al Internet es libre y abierto, el usuario tiene que pagar para acceder a éste, y depende de cuánta amplitud de banda compre será la rapidez con que pueda navegar en la red. Pero luego de que una Corte echara abajo el Reglamento de Neutralidad de la Red, de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), ésta última está proponiendo una nueva serie de reglas para lograr la neutralidad del Internet, o para mantenerlo abierto a todos.
El dilema consiste en que grupos defensores de los derechos de los consumidores consideran que las nuevas reglas son muy endebles, y por su parte las grandes compañías de telecomunicación (AT&T, Verizon y Comcast) afirman que las reglas son sólidas. Pero nadie está muy contento con ellas.
Gracias a la presión pública la FCC había emitido dicho reglamento para intentar regular a esta industria, como se regulan en general a las telecomunicaciones, por ejemplo, un reglamento que habría prohibido a los proveedores de este servicio bloquear o reducir la velocidad de acceso a las páginas electrónicas; o cobrar una cuota adicional a las empresas de contenidos, que son los sitios web que consulta cotidianamente el usuario, para tener un acceso más rápido. La FCC presentó entonces tres reglas para mantener el Internet como una plataforma abierta: Se permitiría al consumidor la elección, la libertad de expresión o el control final del usuario, la competencia y la libertad de innovar sin permiso de las grandes corporaciones. Pero como se ha dicho, ni los defensores del Internet abierto ni las grandes corporaciones quedaron complacidos con la medida de la FCC.
Veamos, ¿cómo le habrían afectado directamente estas reglas en su vida diaria al usuario o usuaria, al estudiante, al bloguero o twitero, al artista o al pequeño comerciante? Y ¿Cuál es el pliego de peticiones que se proponen dar a conocer en el periodo que se abre para la consulta pública antes de definir la disputa?, pregunta López.
En esta entrega que reseñamos aquí se advierte a la opinión pública que cuenta con tres meses para poder expresarse respecto al futuro del Internet, en audiencias públicas que se llevarán a cabo el 10 de septiembre. Además, se aborda el mensaje de una carta que está circulando en el Congreso, que pide al presidente de la FCC (Tom Wheeler) mantener las reglas de neutralidad de la red, desestimadas por una corte.
Uno de los dos invitados a este programa es Alex Nogales, presidente de la Coalición Nacional de Medios Hispanos, Los Ángeles, CA (www.nhmc.org), quien ha venido impulsando desde la sociedad civil organizada, la lucha contra las intensiones privatizadoras y antidemocráticas sobre el uso de la red. Para él, el uso del Internet se planteó desde un principio como una plataforma neutral, “donde todo mundo pudiera opinar, trabajar, estudiar, hacer negocio por el Internet, y nos ha servido a todos de una forma magnífica”.
Nogales afirma que esta plataforma permite la libre comunicación con la sociedad para debatir los asuntos sociales de interés, como comunidad. Y todas estas ventajas que brinda la red electrónica están a punto de perderse, dice el especialista, quien se refiere a un suceso ocurrido en enero de este año, en el que jueces federales opinaron a cerca de la propuesta del FCC, que señalan que “el uso del Internet se tiene que hacer en una forma muy diferente a como lo tenemos, abierto en estos momentos… Porque las reglas que se han propuesto, actualmente vigentes, no son legalmente correctas”. La propuesta fue devuelta entonces al FCC, quien tras cavilar sobre esto, ahora el nuevo presiente, Tom Wheeler “salió con una cosa que no nos ha gustado a muchos de nosotros, incluyendo a artistas, negociantes, y a muchas de las compañías étnicas del ramo del Internet”, deplora Nogales.
Este experto afirma que lo que Wheeler ha dicho es que, bueno, hay algunas compañías grandes que realmente podrían pagar más para que su contenido tenga prioridad’, en el Internet”.
Pero, ¿cómo puede ser que a unos les den prioridad y a otros no?, pregunta Nogales. Esto abre las puertas a las grandes compañías que tienen el control para bloquear contenidos, señala el referido presidente de la Coalición Nacional de Medios Hispanos. “De manera que no nos conviene a nadie, que primeramente haya prioridad para ciertas compañías o individuos, y luego además de eso, que también la manera como nos comunicamos sea más lenta, o que sea eliminada por completo”. Porque si no se tiene tanto dinero para pagar por servicios más rápidos en la banda ancha, serán las grandes compañías las puedan disfrutar de la velocidad para navegar en la red, reitera Nogales. “En estos momento estamos en un periodo donde ya se reunieron cinco comisionados del FCC, el 15 de mayo, y hubo oposición a lo que estaba proponiendo Wheeler, que era para darle prioridad a ciertas compañías”. AT&T, Verizon y Comcast.
Tras dicha reunión, Wheeler no obtuvo el resultado que él quería, afirma nuestro especialista. “Los dos demócratas del FCC dijeron ‘¡no!, debemos tener algunos meses para ver qué es de lo que estamos hablando, y cómo cambiaría el Internet si no hacemos lo correcto’”.
Para la sociedad civil es conveniente que en el Internet ocurriera lo que ocurrió con el teléfono, la electricidad, el gas… dice Nogales. “En términos de que el Internet se someta bajo el Título II de las reglas nacionales del FCC”. Es decir, cambiar, o reclasificar al Internet, como un servicio público. Actualmente es conocido como un ‘servicio de información’, categoría que adquirió cuando Michaell Powell -hijo del General retirado-, presidía la FCC, y que actualmente presidente la Asociación Nacional de Cable y Telecomunicaciones. “De manera que eso es lo que nosotros queremos; porque entonces habría reglas sobre cómo queremos que se comporten todas las organizaciones, y aquellas principalmente que quieren tener prioridad sobre todos nosotros”. Es decir los que con el poder de su dinero quieren que sus contenidos circulen con mayor rapidez en la red.
Las grandes compañía proveedoras del servicio (ojo, no las proveedoras de contenidos, como pueden ser publicaciones electrónicas, plataformas o redes sociales, negocios de diversos rubros, portales de organizaciones no lucrativas o de individuos, como artistas, diseñadores, etcétera), pueden cobrar lo que quieran a dichos proveedores de contenido para garantizarles mayor rapidez en la red. Google sería un ejemplo de un proveedor de contenidos sólo que con mucho dinero. “Y esos proveedores del servicio harían mucho, pero mucho más dinero del que están haciendo en la actualidad, que son miles de millones de dólares al año”, apunta Nogales. Desde luego estas grandes corporaciones se enriquecerían a costa del sacrificio económico del público, pues los proveedores de contenidos se verían obligados a transferir sin duda este costo adicional al usuario, que ya paga por el servicio de Internet.
“Primeramente la banda ancha no es infinita”, continúa Nogales. “No es que hay tanta, que hay campo para todo mundo. Pero si hay compañías que quieren poner en el Internet algún contenido, y se van a llevar la mayor parte de la banda ancha, ¿qué va a quedar para el resto de nosotros?”.
Nogales afirma que esto daría paso entonces a la necesidad de establecer niveles de cuotas. “Porque si de repente le están dando la banda ancha a estas grandes compañías, entonces quiere decir que va a haber menos para el resto del mundo. Entonces, muchos de nuestros negociantes latinos y otras personas de color no tendrían la misma oportunidad que tienen ahora de poner sus negocios en la banda ancha”, para hacer dinero como lo están haciendo en estos momentos, sostiene Nogales. “Ahora, nuestros artistas, que muchas veces no pueden estar en lo que se diría el mainstream (canales o circuitos principales de la cultura oficial o popular) de Estados Unidos, en términos de su talento, se han ido al Internet donde ponen su música, sus actuaciones, sus películas, sus programas de televisión y están haciendo dinero”. Del mismo modo que como pasa con los individuos u organizaciones no lucrativas, “que podemos poner nuestros mensajes, sobre lo que es importante para nuestras comunidades”. Así que todo esto se perdería con los referidos niveles económicos que existirían para acceder al servicio. “Y los que no tienen con qué pagar, entonces se quedaría afuera. Y mucha de nuestra gente no tienen los centavos para estar conectados diariamente”. Esto daría paso a la pérdida de un servicio libre y democrático, benéfico para todo el mundo. “Eso no puede ser, nos tenemos que defender de esas acciones”, exhorta Nogales.
Pero esto no es todo. En un momento determinado del programa de Línea, como es habitual, entra la llamada de Javier, desde Fresno, California: “Quiero añadir que los políticos se han dado cuenta del poder que tiene el Internet. Y creo que también tratan de controlarlo de esa forma. Porque simplemente dificultarían la comunicación de las personas ordinarias como nosotros, para que no pudiéramos comunicarnos. Entonces hay ahí también otra implicación: no es nada más servir al capital, sino también es el comienzo de empezar a controlar el Internet”.
“Estoy totalmente de acuerdo”, interviene Nogales, “si no hay los mensajes de nuestros políticos, o del pueblo contra nuestros políticos, entonces tenemos muy poca democracia. Y eso no puede existir, de tal forma de que nos callen las voces que tenemos sobre cualquier cosa que está bajo discusión pública”.
Alex Nogales exhorta al público interesado a enviar sus opiniones y divergencias con la medida de la FCC, para lo cual explica que para comenzar se puede consultar el websitede la Coalición Nacional de Medios Hispanos, www.nhmc.org, y ahí va a haber instrucciones de cómo nos podemos defender. “Y esto sería poniendo su nombre en las peticiones que tenemos al FCC, o también llamar o mandar e-mails a nuestros sirvientes públicos, nuestros políticos, nuestros congresistas, diciéndoles cómo estamos pensando nosotros y cuáles son las decisiones que ustedes quisieran que tomara el FCC. Todo esto es presión, para que se haga lo correcto, lo democrático, para que salgamos de todo esto… Tenemos la capacidad de cambiar el mundo como lo conocemos, pero tenemos que tomar las acciones necesarias”.
Existe por cierto un grupo de congresistas, encabezado por Raúl Grijalva, de Arizona, que tiene una petición firmada ya por más de 30 políticos, principalmente de color, asiáticos, afroaestadunidenses y latinos, señala Nogales, “pidiéndole al FCC que se vayan al Titulo II del que hablábamos, para que sometan al Internet como se ha hecho con la cuestión de los teléfonos, del gas y la electricidad; que esté regulado, que tenga reglas, que no puedan cobrar más de ‘X’ cantidad, para que todo mundo esté en igualdad, en términos de los servicios”.
El experto añade que de salirse con la suya, las grandes compañías que ofrecen el servicio, nada les podrá impedir que manipulen y suban los preciso a su antojo, “¿y quién se va a quejar?, si las reglas estarían a su favor”. Y además, remata Nogales, no sólo es la cuestión del dinero, sino la facilidad que se va a perder para entrar al Internet como negociantes, “como personas que tenemos empresas vendiendo productos, como artistas que estamos haciendo negocio, como aquellas personas que tienen sus websites también, donde hablan de las diferentes cosas culturales, sociales, económicas y políticas de la nación. De manera que iríamos a sufrir un gran desastre en términos de la democracia que tenemos en estos momentos, donde estamos en un nivel todos igual cuando se trata del Internet”.
En conjunción con los esfuerzos de organizaciones como la Coalición Nacional de Medios Hispanos, de Alex Nogales, existen esfuerzos legislativos para abordar este importante tema en Washington. El congresista demócrata por Arizona, Raúl Grijalva, también invitado al programa de Línea encabeza dicho esfuerzo. Grijalva envió una carta al presidente de la FCC, Tom Wheeler, para que preserve la neutralidad de la red.
“Somos ya 41 congresistas que hemos firmado la carta, 37 al inicio cuando la mandamos, pero todavía estamos juntando firmas”, dijo. El motivo de la carta, sostiene el congresista, “es esencialmente decirle a Wheeler que hay un punto de vista aquí, cando están promoviéndose esas regulaciones en respuesta a la decisión de la Corte Suprema, que puede afectar a muchas comunidades en el acceso rápido al Internet y el acceso en general, que es algo que ha promovido un nivel cívico, y la democracia”. Y da un ejemplo doméstico: “En los últimos cuatro o cinco años, donde los jóvenes dreamers han sido tan efectivos en promover su causa y la causa de la reforma migratoria, el proceso y el instrumento más crítico de cómo se organizaron, como se comunicaron entre la comunidad, y específicamente entre la juventud, la agenda, el horario, las tragedias, fue por el uso de la media social, específicamente el Internet. Eso para mi, avanzó una agenda en general y en beneficio de todos, y fue porque ellos tuvieron sin discriminación el uso para promover esa forma de organizar sobre el Internet. Faltando eso se hace más difícil, por cuestiones de discriminación, y empresas que están buscando un proceso más cerrado del uso del Internet, es porque esa es una ventaja no solamente en la ganancia económica para la compañía, sino también es discriminación: ¿Quién va a tener el acceso a la carretera más rápida?”.
La FCC tiene que promover y proteger el Internet y cómo se ha desarrollado en un mundo cultural y de la comunicación para el mundo en general, “pero aquí en Estados Unidos enfrentamos unas reglas, que tienen que evitar que el desarrollo del Internet sea de una manera cerrada, donde esos que pueden pagar pueden aumentar tanto el tiempo de acceso y puede perder este acceso la opinión pública”, puntualizó Grijalva, quien afirma que “la plataforma tiene que ser protegida para todos, y eso es el punto de la neutralidad, que es no darle una ventaja a alguien y discriminar la oportunidad de expresión a otros grupos”.
La referida carta establece que más de un millón de personas apoyan la reclasificación. O sea darle a la industria de la banda ancha un carácter de prestadores de servicio público, y no como actualmente aparece, como un servicio de información.
Este asunto se ha desarrollado de manera comunitaria, “muy cívica”, señala el congresista de Arizona, veterano defensor de causas sociales, “donde el acceso ha sido promovido para todos, al igual que la libertad de expresión, de un modo accesible y módico para que la gente pueda seguir siendo parte de ese proceso… y que no sólo protejan a esos que están haciendo unas ganancias tremendas”.
Vale notar que los 41 congresistas que firmaron la carta son todos de filiación política demócrata. La invitación a firmarla comenzó en el caucus progresista, afirma Grijalva, “pero la invitación se les extendió a todos, sean republicanos o demócratas… porque hay colegas republicanos que tienen el mismo punto de vista -que ven el Internet- como un derecho, como una libertad de expresión a la que todos los ciudadanos debían tener acceso”. Pero este esfuerzo es para atraer a algunos republicanos a que también se unan a la carta, “que no fue tan fuerte como para ser rechazada… y en este punto vamos a renovar el esfuerzo”.
Luís llama desde Oxnard, California: “… Pues ya ve que la vida aquí, ahora, estamos viviéndola muy acelerados y todo está cambiando; y esas compañías que quieren hacer el Internet más caro es porque se niegan a cerrar sus negocios. Por ejemplo el cable de televisión es obsoleto, así como va a ser obsoleto el teléfono de casa, pues ya todos traen celulares, y al hacer eso no solamente nos recriminan, nos marginan, nos quitan de la información; nos sacan del camino, hacen clases sociales más diferenciadas de como ya estamos. Si ellos son los que nos representan a nosotros, tienen que ponerles un alto. Porque por ejemplo el cable, sin uno saberlo, nomás pagando mes a mes ellos van aumentando los costos; y un mes viene más caro, el otro más caro, el otro mes más caro…, y eso no es lógico. Aunque digan que nos avisan… Uno se la pasa trabajando nada más para pagar los gastos de la casa, pero no estamos de acuerdo en esos aumentos. Es más, si tienen que cerrar sus negocios, como todos hemos cerrado negocios a veces, pues tienen que cambiar a otro negocio. Si van a vendernos el Internet que sea parejo pa todos”.
Por eso hay que recordar que usted tiene hasta el 10 de septiembre para presentar comentarios a la FCC, recuerda la conductora de Línea, Chelis López.
José habla de Firebaugh, California: “MI pregunta va directa hacia el congresista demócrata de Arizona. Simplemente, todo el tiempo nosotros la clase trabajadora y la clase media tiene que andar peleando por cosas accesibles a nosotros y el Partido Republicano en contra de nosotros. Así como lograron juntar a los 41 demócratas, para que sea accesible nuestra Internet a bajo precio, ¿por qué no se juntan unos 52 demócratas que están horita en el Congreso, para ver si podemos abolir el Partido Republicano; ya que se opone a todo lo que va a favor de nosotros, desde el minimum wages hasta las cosas más indispensables como el Internet y otras cosas que necesitamos”.
Grijalva responde:
“Pues mira, José, la belleza y muchas veces lo difícil de la democracia, que vivimos y que es parte del sistema político de nosotros, es que desafortunadamente en este punto de la historia de nuestro país la concentración del poder está con los republicanos, y se está deshaciendo; y eso va a ocurrir sin duda. Pero también, en respuesta a la primera llamada, es que la concentración de poder y de servicios, como las telecomunicaciones, que vemos horita compañías juntándose y siendo cada vez más y más grandes, al final del día eso también es una amenaza contra la habilidad de la gente trabajadora, que aspira a hacer más de sus vidas, para tener el acceso a la información que necesitan para mejorar la calidad de vida para ellos y, como todos reconocemos, el poder que tiene la persona”. Si se niega esa información, abunda Grijalva, “entonces obviamente el efecto más negativo es en comunidades como la nuestra, que constantemente está luchando para llegar a ese punto donde hay un tratamiento de igualdad en todos los asuntos”. Esa concentración es posiblemente la amenaza más grande, dice, y puede verse en muchos niveles. “En el Congreso, el interés no es el interés público. Muchas veces es el interés de esas corporaciones que tienen la palanca en el Congreso, con los que ayudan en términos financieros para las campañas. Para los miembros del Congreso, la urgencia no es el número de gente, o lo que es bueno para el público en general, sino ‘¿a quién le debo por estar aquí?’, y mientras que tenemos ese efecto, que el dinero para las campañas controla la opinión de este Congreso, esa lucha va a estar ahí enfrente de nosotros”.
Grijalva agrega que la presión que los demócratas están ejerciendo es hacia la administración también, “para que ellos se unan a la opinión, tocante al Internet y las reglas, en el tiempo que tenemos hasta el 10 de septiembre para hacer comentarios; porque es también tener ese respaldo fuerte. Yo pienso que si la opinión del público norteamericano va a tener acceso en esta cuestión, este es el momneto y hay que dar ese comentario antes del 10 de septiembre”.