De la redacción
Durante la última década el Partido Republicano ha venido capturando escaños en juntas escolares y ayuntamientos, asambleas legislativas y congresos estatales. También ha venido manipulando líneas distritales para confeccionar a modo distritos que le aseguren -y le han asegurado- una ventaja en las elecciones para enviar representantes a Washington. Y ha usado tácticas de miedo para ganar votantes, aunque las cosas pudieran cambiar.
Los demócratas al parecer han desdeñado observar y responder a ejercicios deshonestos en las elecciones seguidos por su contraparte, y el resultado ha sido desastroso. Ambas cámaras del Congreso federal están en manos de los republicanos, lo mismo la Casa Blanca, y hasta la Suprema Corte de Justicia tienen mayoría republicana. Una ‘casa llena’, pues, que empuja una carrera a cada batazo, por usar un símil deportivo.
Y a medida que Virginia se acerca al día de las elecciones en noviembre, para decidir al próximo gobernador y el futuro de los representantes al Congreso, el gerrymander o la manipulación de las líneas distritales para favorecer a un partido o candidato, sobre el otro, juega un papel muy importante. El destino de las elecciones de Virginia será impactado más de lo que la mayoría de los votantes pueden darse cuenta, dice un comunicado de America’s Voice.
El veto del gobernador de Virginia, Ralph Northan sobre el proyecto de ley HB 1257 es una victoria para los votantes de ese estado, que rechazó las tácticas de campaña, xenófobas y racistas, del estratega político y cabildero republicano Ed Gillespie; y muestra por qué las elecciones son importantes. Dicho proyecto de ley “es un proyecto con motivaciones políticas que busca criminalizar a las comunidades que se niegan a colaborar con la agenda política antinmigrante de la administración Trump”, dice en el referido comunicado Matt Hildreth, Director Político de America’s Voice Virginia.
Hay que saber que las elecciones de Virginia de 2017 y este último impulso legislativo “se basan en la política del miedo y la división, no en los problemas reales que enfrentan los esos residentes. Pero como la campaña de Ed Gillespie reveló en noviembre pasado, los votantes de Virginia no se distraen con la política del miedo y el chivo expiatorio; de hecho, los ataques fracasaron en noviembre pasado, revitalizando a los progresistas y votantes de color y alejando a los votantes blancos de la intolerancia de la campaña republicana”.
Hildreth sostiene también que una encuesta electoral de America’s Voice a mil 600 votantes de Virginia demostró que “la dependencia excesiva de Gillespie en el hostigamiento racial antinmigrante fracasó”. Y afirma que los votantes de todos los grupos demográficos eran muy conscientes de que la campaña se había carago fuertemente en el tema racial “y esto los alejó de Gillespie y los impulsó hacia Northam”.
Pero advierte que desafortunadamente, “los continuos intentos de los republicanos de Virginia por expulsar a los inmigrantes son un adelanto de lo que esperamos de muchos republicanos en 2018, ya que siguen el ejemplo del presidente Trump, el fiscal general Jeff Sessions y Stephen Miller”, asesor del presidente en inmigracion.
Si se considera además que la obsesión antinmigrante de la Casa Blanca es una señal importante, lo que debe esperarse entonces es “un aluvión de anuncios antisemitas y desagradables en las campañas en todo el país. Pero en lugar de morder el anzuelo, distraerse o reaccionar exageradamente, los demócratas deberían seguir el ejemplo del gobernador Northam al rechazar estos impulsos legislativos transparentes, políticos y divisivos”.
Hildreth propone en cambio que los demócratas deben permanecer enfocados en los problemas reales que enfrentan los votantes. “Enfatizar el apoyo a medidas reales para mantener a las comunidades seguras, y defender con confianza nuestros valores como E pluribus Unum” (Fuera de muchos uno).
Y movilizarse en el terreno mismo dnde habitan los electores. Pues durante el ciclo electoral de 2017, sostiene el Director Político de America’s Voice Virginia, grupos como CASA en Acción, en sociedad con aliados como Next Gen America, tocaron más de 58 mil puertas y realizaron más de 74 mil llamadas telefónicas y mensajes de texto “diciéndoles a sus amigos y vecinos que votaran en contra de candidatos como Ed Gillespie, que recurrieron a el hostigamiento racial y el miedo”, dice el referido comunicado■